El instinto maternal atraviesa todo tipo de distancias. Es por eso que cuando Estela, la mamá de Maxi Guidici, se dio cuenta enseguida que algo no estaba bien en Buenos Aires.
“Yo estaba en Misiones con mi hija, él me llamó y lo noté rarísimo. Entonces le dije a su hermana ‘me parece que Maxi no está bien’. Él me contó en la llamada que chocó el auto, que estaba boleado. Pero había otra cosa que yo sentía muy fea", contó, conmocionada aún por la situación en la que encontró a su hijo.
“En un momento, él me manda la clave de la cuenta del banco y cuando vi eso sentí que me moría. Lo llamo a él, me atiende y le digo ‘¿Qué me estás mandando?’. Y me dice que tenía planeado hacerlo antes, pero su tono de voz no era de eso. Él quería demostrar otra cosa, pero no era así”, señaló.
“Yo no tenía el número de nadie más que de Juli, pero estaba tan nerviosa que no quería molestarla porque como mujer no me parecía que se encuentre en una situación así o que lo vea mal, más que ellos no estaban juntos. Yo quería hablar con el Cone”, indicó sobre los exparticipantes de Gran Hermano que acompañaban a Maxi en sus días en Buenos Aires.
Al llegar, la mañana siguiente, sus planes eran ir a hospital a buscarlo, pero Juliana le avisó que estaban volviendo. Maxi señaló que no recuerda nada de esos momentos. "Dios me dio una nueva oportunidad y quiero aprovecharla, no me reconozco en ese Maxi", aseguró, justo antes de profundizar en su sentir.
Qué contó Maxi sobre su presente: "Al salir de la casa me encontré con otra realidad"
“Si bien la pase genial en la casa, al salir me encontré con otra realidad", fue lo primero que dijo Maxi sobre su presente emocional.
"Noté la diferencia con los otros chicos, porque creo que la mayoría de ellos como que entraron más preparados a lo que podía pasar de entrada, por ejemplo, desde que alguien los represente y los maneje, hasta que les sepan decir dónde ir a pedir laburo”, aseguró.
“Yo salí y se me acercó un montón de gente. Muchos entonces me decían ‘ojo’, porque todo el que se te arrime son todos tránsfugas. Todo era miedo y encima la primera experiencia que tuve con un representante ya no había sido buena, entonces como que no tenía nadie que me guíe. Y bueno, se me complicó desde un principio y ya me empecé a desesperar un poco y esa desesperación se transformó en una frustración enorme”, cerró Maxi, pensando en todo lo que detonó en esta situación particular.