LOVE STORY. Ella era de las que pensaban que en un boliche no se podía conocer al “hombre de tu vida”. Pero aquella noche, sin embargo, se dejó convencer. El, en cambio, venía de atravesar una separación y estaba con pocas ganas de apostar al amor. Un amigo lo invitó a salir. “Para despejarte”, le dijo. Y lo convenció. Así, coincidieron en la misma pista de baile Jimena Cyrulnik (34) y Lucas Kirby (38), fotógrafo de profesión. Y fue amor a primera vista. Hubo coup de foudre. Recuerda Lucas: “Yo la vi primero y me presenté. Teníamos un amigo en común que, casualmente, nos había hablado a cada uno sobre el otro”. Sigue Jimena: “Yo lo escaneé con la mirada... ¡y me encantó!”.
Aquella noche salieron de la disco juntos, para no separarse más. ¿Cómo siguió todo? Durante cuatro años y medio compartieron sus vidas en México, donde Lucas tiene un reconocido estudio fotográfico desde hace una década. Allá recibieron la noticia más importante de sus vidas: la llegada de Calder, su primer hijo, que hoy tiene un año. En definitiva, a los dos les sobraban motivos para animarse a dar el único paso que les faltaba como pareja: casarse. Sueño que cumplieron, justamente, el último jueves 15.
MARIDO Y MUJER. Cerca del mediodía comenzaron a llegar los familiares y amigos de los novios al Registro Civil de la calle Uriburu, en Recoleta. La jueza Liliana Gurevich presidió el acto, que contó con seis testigos. “Para no quedar mal con nadie”, explicaron los novios. Lucas eligió un equipo de Salvatore Ferragamo, con sobretodo y sombrero, muy años 40’. Jime optó por un vestido corto en tono marfil, de la diseñadora mexicana Mariana Luna, que acompañó con zapatos de Ricky Sarkany. La peinaron Javier Luna y Anetka de la Lastra, que usaron un tocado especialmente confeccionado en bambú y plata. Su make up estuvo a cargo de Guillermo Zelisñak, el mejor amigo de Cyrulnik.
La ceremonia comenzó con el pequeño Calder a upa de su mamá. Además de firmar el libro de actas que los consagra como marido y mujer, Jimena y Lukas intercambiaron alianzas elegidas por el novio en la prestigiosa joyería Tiffany. La salida fue caótica. La puerta del edificio estaba plagada de fotógrafos y cronistas de televisión. Los novios posaron para todas las cámaras y recibieron la providencial lluvia de arroz. Como no estaba prevista una celebración religiosa (“no todavía”, aclaran los novios), sólo quedaba un destino: ¡fiesta!
BIG PARTY. Inmediatamente después del Civil, los 140 invitados fueron al restó y cocktail bar Godoy –propiedad de Simón Brochard– para festejar el casamiento. Very cool, claro. La organización integral fue responsabilidad de Antonella Di Pietro Eventos. El salón fue ambientado con livings vestidos únicamente en tonos blanco y negro. Los novios ingresaron junto al resto de los invitados, y de inmediato se dio curso a un menú finger súper variado e informal, que contó con exquisiteces frías (como una gran mesa de sushi, todo tipo de pinchos, nachos y bruschettas) y calientes (variedad de cazuelas, mini empanadas, spring rolls en salsa agridulce, langostinos...). Todo fue acompañado con una barra de tragos. ¿Lo más pedido? Vodka Absolut y Fernet 1882.
El dancing explotó con todo: hubo música disco, con los clásicos en inglés de todas las épocas y los infaltables hits en castellano. Además hubo un show especial de Los Bandidos –banda que tributa a Los Fabulosos Cadillacs– que coparon el escenario a todo ritmo. Cerca de las cinco de la tarde, con los pies cansados de bailar, se dio paso al brindis de los novios. Jime y Lucas subieron al escenario y, frente a sus invitados, se dedicaron palabras de amor. Fue súper emocionante.
Después brindaron e imitaron el ritual judío: el novio pisó su copa envuelta en una servilleta. Enseguida llegó la torta, de tres pisos, decorada con un topper de muñecos donde la novia tironeaba al novio, que jugaba a la PlayStation, mientras un baby gateaba entre ellos. Sobre el final llegó el Carnaval carioca, con cotillón y mucho brillo. La fiesta terminó a las siete de la tarde. El pequeño Calder, agotado, partió al cuidado de su abuela paterna, Patricia Goodlife. Y los novios se despidieron para vivir su noche de bodas en la suite City View Studio del hotel Panamericano. Allí, obvio, ya sin la compañía de GENTE.
LUNA DE MIEL. Al día siguiente, horas después de su noche de bodas, Jimena Cyrulnik y Lucas Kirby desayunaron en su habitación y encontraron un momento de relax y bienestar en el spa del nivel 23 del hotel. Después, antes del mediodía, partieron con rumbo preciso: el aeroparque Jorge Newbery. ¿Destino? Chapelco, para disfrutar de una honey moon blanca. Pero eso, claro, es otro capítulo en esta historia de amor.
Jime y Lucas festejaron su matrimonio con todo, entre 140 invitados. Si bien la fiesta fue a la tarde, hubo dancing, show musical en vivo y mucha emoción.
Después del brindis, frente a la torta, los novios se dieron un apasionado beso.
No hubo ceremonia religiosa. Con la libreta roja en mano, ambos se dedicaron mutuamente unas sentidas palabras de amor. “Prometo mantener unida a esta familia”, destacó Jimena. Además, hubo una mención especial para la sanción de la ley de matrimonio igualitario. “Nos pone súper felices casarnos en este día histórico”, reconocieron los dos.