Laura Fernanda Leguizamón, de 51 años, asesinó a sangre fría a su esposo, Bernardo Adrián Seltzer (53) y a sus dos hijos adolescentes (Ivo, de 13 años, e Ian, de 15), y luego se quitó la vida. Mientras la masacre de Villa Crespo conmociona a todo el país y el psiquiatra de la mujer podría quedar involucrado en la causa si se comprueba que no recibía el tratamiento adecuado, las preguntas son muchas.
¿Qué pasa por la mente de alguien en medio de ideaciones delirantes? ¿Cuáles son las señales de alerta que el entorno suele minimizar? ¿Y qué fallas del sistema pueden derivar en tragedias evitables? GENTE conversó con el terapeuta cognitivo-conductual y especialista en psiquiatría forense Mel Gregorini, que nos ayuda a desentrañar este caso estremecedor y echa luz sobre la importancia de atender las alertas que revelan cuando algo anda mal.

Brotes psicóticos: qué son, señales y el vacío de la Ley de Salud Mental
–¿Qué es un brote psicótico?
–En psiquiatría forense, definimos un brote psicótico como una pérdida temporal del contacto con la realidad. La persona puede experimentar alucinaciones, delirios y una desorganización severa del pensamiento. Las causas pueden ser múltiples: estrés crónico, consumo de sustancias o trastornos mentales. Es una experiencia en la que, por un período determinado, la persona se desconecta de la realidad.
–¿Qué condiciones tienen que confluir en una mente para que un brote psicótico se transforme en un acto de violencia extrema?
–Siempre que hablamos de una mente que se desestructura, debemos considerar factores bio-psico-sociales. Existen diferentes estructuras mentales: neurótica, psicótica y el límite en la personalidad. Comprender estas estructuras es clave para un diagnóstico adecuado y para entender cómo puede desencadenarse un brote psicótico.
–¿Cuáles son las señales más tempranas –esas que muchas veces se disfrazan de “rarezas” o “excentricidades”– que podrían anticipar un brote psicótico grave?
–Las señales suelen ser sutiles al principio. Por ejemplo, insomnio persistente, discurso sin un hilo conductor claro, agotamiento extremo. Estas señales suelen ser percibidas por personas cercanas: familia, compañeros de trabajo, hijos. La falta de sueño y el agotamiento son de las señales más tempranas y significativas.

–¿Por qué falla el sistema de contención en casos con antecedentes psiquiátricos?
-Actualmente, se debate mucho sobre la Ley de Salud Mental y su capacidad para brindar contención y tratamiento adecuados. Lamentablemente, hay vacíos en la ley que dificultan la contención de personas que sufren descompensaciones graves.
Es fundamental enfatizar en tratamientos familiares, ayuda mutua e información continua a los familiares sobre la realidad de cada caso. Cada mente es totalmente distinta, pero hay sistemas de alertas que uno puede ir pesquisando.
Dentro de una aparente "normalidad", qué habría desencadenado un brote como el de la autora del crimen de Villa Crespo
–¿Qué diferencia hay entre un brote psicótico aislado y una psicosis estructural como parte de una enfermedad más crónica? ¿El riesgo de violencia es el mismo?
–Un brote psicótico implica que la persona se desconecta de la realidad y vive en su propia realidad psicótica. La psicosis estructural, como la esquizofrenia, es un cuadro crónico que evoluciona de cierta manera y requiere un tratamiento eficaz que incluye trabajo con familias, grupos de ayuda mutua (GAM), psicoterapia cognitiva e inserción social.
El brote psicótico aislado es una desconexión temporal de la realidad, un rapto, mientras que la psicosis estructural es una condición crónica.
En el caso particular de Leguizamón, al parecer hubo una crisis de excitación psicomotriz; una persona totalmente aislada de la realidad, en brote y con una agresión para terceros y para sí, que lamentablemente desencadenó en este crimen horroroso.

–¿Qué rol juegan el aislamiento, la falta de redes afectivas o la violencia simbólica (invisibilización, humillación, abandono) en el desencadenamiento de un brote?
–El aislamiento, la falta de redes afectivas y la violencia simbólica como la humillación o el abandono son factores que pueden desencadenar un brote psicótico. El estigma asociado a estos factores debe ser trabajado y difundido. El abandono y el agotamiento psíquico que sufre la persona pueden llevar a una desconexión total de la realidad.
–¿Podría decirse que hay perfiles de riesgo dentro de los diagnósticos psiquiátricos, o eso sería estigmatizar?
–Sí, existen perfiles de riesgo, como los trastornos de personalidad de tipo psicopático o narcisista, que pueden ser muy violentos y generar mucho daño. Sin embargo, es importante no estigmatizar, sino hablar abiertamente sobre estos temas. Con una contención adecuada y lazos afectivos sólidos, muchos casos podrían tener un desenlace diferente.
Si Leguizamón hubiera estado contenida con lazos afectivos más sólidos y atención pertinente, me parece que sería otro el caso.
De las red flags que suelen ignorarse a cómo actuar ante conductas delirantes y desorganizadas
–En el caso de Laura Leguizamón, ¿cuáles podrían haber sido las red flags más ignoradas? ¿Qué síntomas o comportamientos suelen ser malinterpretados o minimizados por el entorno?
–Una señal importante fue la decisión de dejar el tratamiento. Es crucial ayudar a la persona a continuar con el tratamiento, incluso si eso implica ser firmes. Otras señales incluyen la falta de sueño, la obnubilación de la conciencia, la falta de alimentación adecuada y la intolerancia a los ruidos.
Estas son señales forenses importantes que indican que la persona está saturada y agotada. Pero la falla en la conciliación del sueño es una de las cosas más importantes.

-¿Cómo debería actuar un familiar o amigo ante alguien que empieza a mostrar conductas delirantes, paranoides o desorganizadas?
–Ante una urgencia, lo primero es llevar a la persona a una guardia de salud mental, donde un equipo interdisciplinario pueda evaluarla. Generalmente, se inicia una etapa de medicación urgente y contención, y si no hay mejoría, se considera la internación por uno o dos meses.
–¿Qué errores comete la prensa al hablar de estos casos?
–El error común es presentar estos casos como películas de terror, estigmatizando la salud mental. Es fundamental entenderlos como brotes psicóticos con una etiología que puede ser estudiada y comprendida. El lenguaje utilizado por los medios debería ser una herramienta de contención, no de estigmatización.
Para generar una mayor conciencia de estas problemáticas hay que aceptar que esto es una realidad, que el humano puede tener estas alteraciones mentales que, además de tratables, son predecibles; no es que se escapan tanto de la lógica mental. Pero volviendo a la narrativa de los medios, me parece interesante usar el lenguaje como herramienta que funcione para contener.

Patrones en crímenes familiares y la hipótesis de la nota suicida
–Como experto forense, ¿qué patrones encontraste en otros crímenes familiares?
–Se observan patrones de ideaciones delirantes, obsesivas y recurrentes, donde la persona no puede anclarse en la realidad. El brote se produce a través de delirios o alucinaciones, y es crucial que el profesional se base en la lógica de la persona para acompañarla.
La mayoría de estos casos tienen en común fallas en la contención, lo que lleva a una mala interpretación de la realidad y a conductas impulsivas y agresivas.
En un brote psicótico, la persona no se va de la realidad de un momento para otro: se va desorganizando y desestructurando. Es como un barco que se va hundiendo de a poquito por una pinchadura o por varias y se termina desorganizando del todo.
–Respecto a la nota suicida que dejó, en la que escribió –entre otras frases cortas– "lo siento", ¿Leguizamón pudo haber vuelto a la realidad luego de cometer los crímenes y ahí haber decidido terminar con su vida?
–Sí, es una de las hipótesis que se manejan. Pudo haber tenido un momento de conciencia en el que se dio cuenta de lo sucedido y decidió terminar con su vida. Dentro de un brote, puede haber momentos de lucidez o “haz de luz de conciencia”.

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