Greenpeace instaló una ballena gigante en una plaza porteña para reclamar la protección de la especie – GENTE Online
 

Greenpeace instaló una ballena gigante en una plaza porteña para reclamar la protección de la especie

La organización ecologista instaló una estructura de cuatro metros que representa  una ballena Franca Austral con el objetivo de informar a la población del peligro que corre este mamñifero producto de la pesca desmedida y la exploración sísmica en el Mar Argentino.
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En el marco del Día de la Ballena Franca Austral, Greenpeace realizó una acción artística para pedir la protección de esta especie al instalar una escultura de 4 metros de una ballena Franca Austral en una de las plazas más concurridas de la ciudad, con motivo de la efeméride que conmemora a esta especie, declarada Monumento Natural Nacional. 

Estos mamíferos marinos icónicos transitan, se alimentan, se reproducen y maternan en el Mar Argentino. Y cada vez se encuentran más amenazados producto de la mano del hombre. El embarazo de esta especie dura 12 meses, y una vez que sus crías nacen, vuelven a las aguas tranquilas y someras de los golfos de la Patagonia argentina. 

Greenpeace colocó una estructura de cuatro metros que representa una ballena Franca Austral en uno de los barrios más concurridos de la Ciudad de Buenos Aires, con motivo de la efeméride que conmemora a esta especie, declarada Monumento Natural Nacional. De esta forma, la organización ambientalista alerta sobre las amenazas que representan para esta especie icónica la sobrepesca y la exploración petrolera en el Mar Argentino.
Greenpeace colocó una estructura de cuatro metros que representa una ballena Franca Austral en uno de los barrios más concurridos de la Ciudad de Buenos Aires.

En 1984, cuando aún estaba amenazada por la caza comercial que casi las lleva al borde de la extinción, la ballena Franca Austral fue declarada Monumento Natural Nacional por Ley 23.094, quedando protegida sujeto a las normas establecidas por la Ley de Parques Nacionales, Monumentos Naturales y Reservas Nacionales. 

La organización ambientalista alerta sobre las amenazas que representan para esta especie icónica la sobrepesca y la exploración petrolera en el Mar Argentino.

“Esto implica que cada ballena es de hecho un monumento natural en sí. Por eso,  deben contar con protección absoluta, indistintamente de la zona que estén transitando en sus migraciones. En otras palabras, son como 'parques nacionales' ambulantes, tal como sostiene el licenciado César Gribaudo del Museo Educativo Patagónico”, señaló Luisina Vueso, coordinadora de la campaña por la Protección del Mar Argentino.  

Según la ley estas serán inviolables, no pudiendo realizarse en ellos o respecto a ellos actividad alguna, con excepción de las inspecciones oficiales e investigaciones científicas permitidas por la autoridad de aplicación. Además, el artículo uno indica que a los fines de esta ley los monumentos naturales deben ser protegidos y conservados con fines educativos, académicos y para el goce de las presentes y futuras generaciones.

Sin embargo, la ballena Franca Austral sufre la inminente amenaza  del desarrollo de proyectos offshore para la explotación de petróleo en el Mar Argentino. Estudios del Museo Educativo Patagónico indican que cuando se realizó exploración sísmica en el Golfo San Jorge, en el marco de proyectos petroleros, las ballenas prácticamente desaparecieron de la zona, y por un par de años no se avistaron madres con crías. 

Argentina no solo debe frenar el avance de estos proyectos por cuestiones climáticas, sino también para proteger a nuestra rica biodiversidad marina. La salud de los océanos depende de ello. Además, es necesario avanzar en la implementación de áreas marinas protegidas ecosistémicas, que contemplen las zonas de alimentación, de tránsito y de cría de estos animales, para que nuestros mares puedan prosperar y continuar emocionándonos cada vez que somos testigos de los saltos y juegos de estas icónicas criaturas. 

Otros datos a destacar de la Ballena Franca Austral

La gente se informó sobre la problemática.
La gente se informó sobre la problemática.

Es el mamífero de mayor tamaño que habita nuestro mar. Es un cetáceo de la familia Balaenidae propia del Hemisferio Sur. Vive entre 50 y 100 años. Los primeros monitoreos empezaron a hacerse en la década del 1970 con lo cual no se sabe con exactitud su tiempo de vida.

Su longitud promedia los 13 a 15 metros para el macho y alrededor de los 16 metros para la hembra. Nacen con 3 a 5 metros, desde el hocico a la cola. Al llegar a la adultez, su peso alcanza aproximadamente las 40 toneladas. A pesar de su gran tamaño y peso, son animales tranquilos que se alimentan de pequeños peces y de crustáceos, siendo su preferido el krill.

La ballena franca es una especie solitaria, ya que no forma grupos estables y longevos para migrar o alimentarse. Sin embargo, el vínculo de las madres y su ballenato es el lazo familiar más fuerte que mantienen. La lactancia dura un año y durante los primeros meses la cría puede aumentar hasta 150 kg por día, de acuerdo a datos del Instituto de Conservación de Ballenas. Acompaña a su madre durante un año, de la cual aprende las rutas migratorias y las zonas de alimentación predilectas, según estudios. 

Aunque recorren miles de kilómetros, suelen volver año tras año al lugar donde se criaron, otro vestigio del fuerte lazo que mantienen las madres con su ballenato, a pesar que después de algunos años juntos, finalmente se separan y continúan sus vidas independientes. Esta sabiduría ancestral la heredan las distintas generaciones. 

En el imaginario colectivo la Ballena Franca Austral vive en la Península Valdés, en parte esto es correcto pero la realidad es que que frecuentan el Golfo Nuevo de la Península entre abril y diciembre durante la época de reproducción y cría. El resto, frecuentan otras zonas de nuestro mar durante estos meses, principalmente para alimentarse.

Lo estudios realizados por Instituto de Conservación de Ballenas demostraron que el 20% de los individuos utilizan el talud continental como principal zona de alimentación. El Talud Continental es el principal corredor biológico del Mar Argentino y el sitio donde se han aprobado proyectos para futuras explotaciones petroleras. Lo que implica que un quinto de la población de Ballenas Francas del Mar Argentino se alimentan donde planifican realizar exploración petrolera, en el sudeste de la provincia de Buenos Aires.

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