Inteligencia artificial: Cecilia Danesi, Diego Fernández Slezak, Ricardo Corral y Ricardo Di Pasquale hablan del futuro que ya llegó – GENTE Online
 

Inteligencia artificial: Cecilia Danesi, Diego Fernández Slezak, Ricardo Corral y Ricardo Di Pasquale hablan del futuro que ya llegó

Inteligencia artificial: Cecilia Danesi, Diego Fernández Slezak, Ricardo Corral y Ricardo Di Pasquale hablan del futuro que ya llegó
La llegada del ChatGPT fue disruptiva, pero esa herramienta es apenas la punta del iceberg. Convocamos a cuatro especialistas para que nos sumerjan en el tema que lidera la agenda mundial.
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En este 2023 repleto de lanzamientos tecnológicos, anuncios y vaticinios de todo tipo, invitamos a Cecilia C. Danesi, Dr. Ricardo Corral, Ing. Ricardo Di Pasquale y Diego Fernández Slezak a escribir sobre la famosa –y a veces temida– Inteligencia Artificial (IA).

Cecilia C. Danesi: “Hay argentinos que crean sistemas de vanguardia a nivel mundial”

El impacto que tiene la inteligencia artificial en nuestras vidas es sideral, transversal y completamente abrupto porque la particularidad que tiene la IA es que es transdisciplinaria, es decir, que afecta a muchísimas disciplinas como la medicina, la educación, la justicia, el arte, la milicia, la agricultura, las finanzas, etc. Herramientas como el Chat GPT cambian cuestiones básicas de la vida de las personas. Pensemos, por ejemplo, en el caso de las redes sociales, que son plataformas digitales gobernadas por algoritmos. Ellas cambian considerablemente la manera en la que nos relacionamos, compramos un producto, votamos y hasta cómo nos informamos...

Ahora, ¿si hay que alegrarse o preocuparse? Ambas. Por un lado, la IA es una gran aliada de las personas. Esto es palpable en el diagnóstico de enfermedades a través de la lectura de imágenes, porque la IA tiene mayor precisión que un médico y es más rápida para procesar enormes cantidades de datos. Por otro lado, la preocupación llega cuando queremos darle un uso poco ético a la IA, un mal uso. Digamos que depende de cómo queramos encarar su uso como sociedad. Y, lo más curioso, es que todos los días hay un nuevo uso, un nuevo caso de estudio.

Cecilia C. Danesi. Abogada y divulgadora especialista en inteligencia artificial y género, autora de El imperio de los algoritmos.

Si hablamos del ChatGPT, que ahora es la moda, lo que está pasando es que plantea debates en diversas áreas. Desde el lado de la educación se cuestionan si es una herramienta que se puede usar o no, y la primera respuesta es que, por más que quieran o no, se va a utilizar. En su momento, cuando surgió la calculadora, los maestros de matemática se oponían a su uso, y hoy en día eso es impensado. Bueno, el día de mañana va a pasar lo mismo con el ChatGPT. Lo que hay que hacer es rediseñar la manera en la que educamos, porque a nadie se le puede ocurrir cerrarle la puerta en la cara a la tecnología. Sólo hay que aceptar el desafío.

En nuestro país, tenemos empresas y programadores individuales que tienen unos desarrollos maravillosos en materia de IA. La verdad es que hay mucho talento argentino, muchísimos cerebros que son expertos en la materia y crean sistemas de vanguardia a nivel mundial. Lo que tal vez nos falta es tener un marco legal que promueva la innovación y el desarrollo, tener inversión en investigación (o sea, que una persona pueda vivir como investigador) y que las currículas de las carreras tradicionales –como abogacía y medicina– tengan de manera obligatoria materias vinculadas con tecnologías emergentes, disruptivas e IA. Considero que la IA es una herramienta súper valiosa que nos va a permitir mejorar un montón de procesos y nos va a brindar respuestas rápidas y eficaces, pero el tema de fondo que nos tenemos que preguntar es: ‘¿Cómo vamos a llevar a cabo ese proceso?’.

Ricardo Corral: “La comprensión y la empatía no pueden ser reemplazadas”

Hace cien años el médico holandés Willen Einthoven desarrolló el electrocardiograma, hazaña por la cual recibió el Premio Nobel de Medicina en 1924. A partir de este avance científico y tecnológico, es impensable que a una persona que se presente con dolor de pecho en una guardia no le hagan un ECG. Así como éste, han habido otros avances: los Rayos X, las tomografías, etc. Por lo que es evidente que la ciencia y la tecnología han permitido mejorar los diagnósticos y tratamientos. Tal es el caso de lo que denominamos IA (Inteligencia Artificial). Bueno, la IA ya está entre nosotros y está mejorando todas las áreas del conocimiento en general.

Y en particular, en la Psiquiatría –mi área–, ya originó nuevas herramientas de diagnóstico y tratamiento que se encuentran en constante progreso. Esto es gracias a que la IA puede analizar grandes cantidades de datos, el discurso de los pacientes, historias clínicas, resultados
de análisis, exámenes complementarios e imágenes cerebrales. Asimismo, la IA está ayudando en el conocimiento del famoso genoma humano procurando encontrar mutaciones genéticas relacionadas con enfermedades.

Todo esto ayuda a mejorar la precisión en el diagnóstico de enfermedades mentales como, por ejemplo, el trastorno depresivo, los trastornos de ansiedad, las esquizofrenias y el trastorno bipolar. Y ya hay varias investigaciones que demuestran estos progresos. Un buen ejemplo es un estudio denominado ‘Detecting Suicidal Ideation in Social Media Forums Using Deep Learning’, en el que los investigadores utilizaron algoritmos de aprendizaje profundo para detectar la ideación suicida en mensajes de redes sociales como Twitter, Instagram o Facebook. Utilizaron técnicas de procesamiento del lenguaje y análisis de los sentimientos para identificar señales de riesgo, lo que permitiría realizar intervenciones precisas para evitar el suicidio e intervenir directamente con estrategias terapéuticas apropiadas para cada individuo.

Dr. Ricardo Corral. Jefe de Docencia e Investigación del Hospital Borda y presidente de la Asociación de Psiquiatras: MN 67653.

Por otro lado también se está estudiando la forma en que utilizamos la navegación por internet, los ritmos de sueño, la hora en la que nos acostamos, cuántas veces nos despertamos en la noche, la actividad física, los estilos de alimentación y todo lo que se puede mesurar con dispositivos y apps que además proporcionan apoyo y seguimiento a las personas en tiempo real (como si fueran un Personal Trainer virtual). Estas aplicaciones pueden utilizar técnicas de IA, como el procesamiento del lenguaje y la detección de reacciones emocionales, e incluso dar input para indicaciones y sugerencias instantáneas ofreciéndoles recursos y herramientas a los individuos. Estos datos, analizados a gran escala por la IA, nos permitirán desarrollar acciones para lograr el mayor bienestar posible.

Asimismo, la IA puede ayudar a incrementar modelos predictivos que identifiquen a las personas en riesgo de presentar perturbaciones mentales, lo que permitirá participaciones tempranas.

Algo importante es que todos estos avances deben estar enmarcados en dos aspectos fundamentales: 1) proteger la privacidad de los datos personales y 2) las cuestiones éticas, todo debe estar enfocado en respetar los derechos de las personas. Sabemos que el factor humano es fundamental en las intervenciones de la psiquiatría, por lo que todo esto no reemplazará el vínculo terapéutico y la relación médico-paciente que tan necesaria es y que, a su vez, tiene consecuencias positivas cuando es bien instrumentada. La comprensión y la empatía no pueden ser sustituidas (al menos por ahora).

Ricardo Di Pasquale: “No hay que tenerle miedo al Chat GPT”

Hay un artículo de The New York Times de enero que habla sobre lo que les pasa a las docentes con la IA. Se refiere a docentes con mucha experiencia de distintas universidades de Estados Unidos, que decían: ‘Yo les hago escribir todos los miércoles un ensayo a mis alumnos y ahora no puedo, porque no sé si lo hicieron con esta herramienta (ChatGPT) o si lo hicieron ellos’. Y quizá lo que uno tiene que hacer es ver cómo aprovechar esa tecnología nueva para usarla en el aula. Porque, por ahí, en el mundo que viene, elaborar un ensayo todas las semanas, no sea la mejor manera de enseñar.

Los educadores tenemos que adaptarnos a este nuevo paradigma. Tenemos que saber que esto está, que podemos usarlo y que los alumnos lo van a integrar a su saber, porque si no, las universidades nos convertimos en una institución de una era anterior. Entonces, no hay que tenerle miedo, hay que tenerle respeto. Por ejemplo, si yo promuevo el juicio crítico, hasta puedo hacer que mis alumnos le hagan preguntas al chatbot hasta hacerlo ‘pisar el palito’. Y, si logran hacer que se equivoque e identifican el error, entonces aprendieron.

Muchos me preguntan por el futuro de los jóvenes, por si hay que preocuparse porque la IA reemplace sus trabajos futuros, pero considero que los puestos de trabajo no corren riesgos en términos inmediatos. Por ejemplo, para desarrollar ChatGPT, Open AI necesitó entrenar el software con toda la información de internet de dos años, y también trabajar en el prompt engineering, que es cómo hacer las preguntas correctas para obtener el mejor beneficio y cómo transformar toda la información para que pueda entenderse. Y son miles de años hombre invertidos en la creación del prototipo.

El chatbot sí podría llegar a reemplazar, por ejemplo, a una persona que está contestando cosas de orientación general. Pero, para desarrollarlo, se necesitaron miles de otros puestos de trabajo. Entonces, de alguna manera, el trabajo se mueve, porque se pierde un puesto, pero aparecen muchos otros que no contabilizamos.

Ing. Ricardo Di Pasquale. Director de la Licenciatura en Ciencias de Datos de la Universidad Católica Argentina (UCA).

Uno como público general ve ChatGPT y piensa que es casi únicamente un software que unos científicos desarrollaron y programaron un montón de tiempo, y no hay nada más alejado que eso. Realizaron algunas innovaciones en cuanto a cómo hicieron un modelo, pero la mayoría es desarrollo que ya existía.

Lo que hicieron fue tener acceso a una cantidad inusual de datos y una estrategia de procesamiento de datos que es digna de elogio. Por eso, lo que digo es que el diferencial fueron los datos, no los algoritmos. A pesar de que sí hicieron innovaciones en el algoritmo, no se compara con todo lo que realizaron en el ámbito de los datos. La Licenciatura se llama ‘Ciencia de Datos’ y no ‘Inteligencia Artificial’, porque lo que nos cambió el paradigma fue la orientación a datos.

Diego Fernández Slezak: “El personaje del año: la Inteligencia Artificial Generativa”

Si nos preguntan cómo hicimos para preparar ese café que tanto nos gusta, seguramente podamos dar una lista de ingredientes y pasos para explicar detalladamente el proceso de preparación. Sin embargo, si nos preguntan cómo hacemos para reconocer el cansancio o el mal humor de alguien en una mirada que dura menos de un segundo, probablemente no podamos explicar qué fue lo que detectamos, en qué orden observamos a esa persona o qué cambios sutiles nos dieron la pista de su estado de ánimo.

En los años 50, pioneros de la computación se propusieron el desafío de desarrollar programas de inteligencia artificial para que las máquinas pensaran como los humanos. Uno de los primeros, el programa ‘Logic Theorist’, intentaba resolver problemas matemáticos replicando el pensamiento de matemáticos humanos al realizar esa tarea. Esta aproximación generó diversas investigaciones en el campo de la Inteligencia Artificial, donde expertos de dominio en distintas disciplinas crearon sistemas para resolver problemas según sus conocimientos.

Un área en donde esta estrategia fue exitosa es en el campo del procesamiento de imágenes, y en particular con aplicación en medicina.

Diego Fernández Slezak. Doctor en Ciencias de la Computación de la Universidad de Buenos Aires, investigador del CONICET, director del Laboratorio de Inteligencia Artificial Aplicada (LIAA) y speaker Ted.

Solíamos decir que la computadora hacía estrictamente lo que le programábamos, como si fuese una receta de cocina. Pero alrededor de 2010, esto cambió. A partir de la expansión del poder de cómputo y la acumulación de datos en Internet y en redes sociales, esa capacidad de encontrar repeticiones y de acumular información permitió que los programas aprendan a partir de los datos y lleguen a conclusiones sin tener que programarlas explícitamente. Es decir, que fueron inferidos a partir de la repetición en la enorme disponibilidad de datos. Así, hoy en día los sistemas de Inteligencia Artificial para el procesamiento de imágenes médicas son capaces de detectar patologías en radiografías de tórax, encontrar nódulos y afecciones pulmonares en tomografías computada, identificar lesiones en los cerebros analizando resonancias magnéticas, detección de anomalías benignas o malignas en mamografías, etc.


Y así llegamos al personaje del año: la Inteligencia Artificial Generativa. Durante las vacaciones de verano, fuimos testigos de la aparición de ChatGPT. Esta tecnología fue presentada en noviembre de 2022 y abierta al público, revolucionando la comunidad científica y generando un gran revuelo en la sociedad.

ChatGPT puso a disposición un servicio de chatbot conectado a una inteligencia artificial capaz de mantener conversaciones en un lenguaje extremadamente humano en muchos idiomas, y respondiendo a las preguntas más variadas.

Y ahora si cabe la pregunta: ¿es este sistema inteligente? Este sistema es capaz de hacerse pasar por un humano. Es más, es capaz de adoptar personalidades sugeridas por el usuario y hablar con el estilo solicitado. Aún así, si bien este desarrollo ha dejado a todos sorprendidos (y a muchos asustados) es un paso más en la misma línea: máquinas que logran replicar algún aspecto humano a través de cuentas realizadas a velocidades extremas y en cantidades imposibles. Sólo que, esta vez, la tarea copiada por estas redes neuronales profundas fue el lenguaje. En palabras del filósofo Yuval Noah Harari, esta inteligencia artificial ha hackeado el sistema operativo humano: el lenguaje. El lenguaje ha sido siempre una característica distintiva de nuestra especie. Ya no. ¿Quién sabe a dónde nos llevarán estos desarrollos? Por lo pronto, se abre una nueva ventana al estudio de la mente, del ser humano, y una enormidad oportunidad de ayudar en el campo de la salud mental.

Fotos: 123RF y Pexels

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