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“Juntos vamos a mimar, cuidar y amar a este bebé”

Publicado por
Redacción Gente

La imagen en la playa bien podría ser un adelanto de ese futuro que se aproxima y que dentro de cinco meses cambiará sus vidas para siempre. Brenda Gandini (26) camina por la arena de la mano del pequeño hijo de una amiga, mientras se le dibuja una sonrisa gigante en el rostro y en el alma. Juguetea con él, le hace cosquillas y ambos ríen a carcajadas. Desde uno de los médanos, Gonzalo Heredia (28) la observa y pierde su vista en el mar. No observa detalles: sólo intenta imaginar cómo será el día en que la rubia, que ya luce una incipiente pancita de cuatro meses y medio, lo convierta en papá por primera vez. “Ojalá sea una nena”, confiesa el actor su anhelo. En tanto, alguien muy cercano a él le grita: “¡Mirá si te sale varón! ¡Imagino que lo vas a hacer hincha de Vélez!”.

Pero el galán, que hoy luce el pelo más corto, no responde. Parece soñar. Ve a su mujer jugar con las olas y corre tras ella. Se saca la remera y ya está en el agua. Hay mimos, besos, abrazos, muestras de amor. Sentimiento que nació hace siete meses, cuando compartían horas y horas de grabación en Malparida, una de las novelas éxito de El Trece. “Te quiero”, le dice Brenda, y él responde con un “vos sabés que yo te quiero más”.

Ahora descansan en la playa. Gonzalo le pasa su mano derecha por el vientre y pregunta: “¿En qué mes del embarazo vamos a sentir que nuestra nena patea?”. Brenda lanza una carcajada y le dice: “Para eso falta mi amor. Pero esperá, todavía no sabemos el sexo. Que venga lo que Dios quiera...”.

ES LA HISTORIA DE UN AMOR... Para los dos, grabar la tira más exitosa de la televisión argentina fue tan feliz como desgastante. La alegría llegó por lo laboral (25 puntos de rating promedio) y porque allí se conocieron. Al comienzo, todo fue en absoluto secreto. El la invitaba a almorzar al mediodía en un restaurante cerca de donde grababan, y un fin de semana se decidió a pasar a buscarla por su casa. Compraron un vino tinto, alquilaron una película y él la agasajó preparando unas pastas rellenas con crema, debilidad de Brenda. Ocurrió en julio y fue el primer encuentro a solas con luz de velas. Durante un tiempo, el secreto se guardó bajo siete llaves.

A pesar de tener muchos pretendientes (“imposible mirarla a los ojos y no enamorarse”, comentó cierta vez otro actor que también trabajó con ella), Brenda siempre apostó a las relaciones duraderas. Durante dos años salió con Ignacio, hijo del productor televisivo Raúl Lecouna (hoy, de novio con Candelaria, la hija de Marcelo Tinelli). Hasta que el romance terminó unos meses antes de que comenzara a grabar la novela que protagonizaron Juana Viale y Heredia. A Gonzalo, por su parte, se le habían adjudicado varias conquistas. Las más recientes fueron las de dos bellezas como Cecilia Roth y Marcela Kloosterboer. “Me encanta que Gon haya estado con otras mujeres: eso lo convierte en el hombre que es hoy”, confiesa la actriz cuando se la consulta sobre las ex novias de su actual pareja.

Como la historia entre ambos fue creciendo, Gandini le pidió: “Si esto sigue así, quiero que seas vos el que lo cuente”. Y entonces, invitado por Fiume, la marca que viste al actor, Gonzalo viajó a Rosario y le dijo a GENTE: “Sí, estoy de novio con Brenda y muy bien”. La noticia no sólo fue una primicia. También fue el gesto de amor que Brenda esperaba.

ESCRIBIENDO A PARIS. La noticia del embarazo también fue algo parecido a la confirmación del noviazgo. Brenda tuvo un atraso, se hizo un test, y como le dio positivo, se realizó controles médicos. Gonzalo la acompañó a la clínica Los Arcos y un análisis de sangre confirmó la exquisita noticia. De inmediato, el actor llamó a Julio, su padre, de profesión mecánico y le dijo: “¡Viejo, vas a ser abuelo! ¡Dale la noticia a mamá!”.

Lo mismo hizo Brenda, que habló con su mamá, Daniela Cardone. Fue la ex modelo quien confesó en el corte de un programa de televisión: “Voy a ser abuela”. Pero la pareja prefirió esperar los cuatro primeros meses de gestación para confirmarlo. De nuevo fue el propio Gonzalo quien rompió el silencio la semana pasada en un boliche de Carlos Paz: “Estoy feliz con el embarazo de Brenda. ¡Vamos a ser papás! Es la noticia más importante de mi vida. Nos trajo más paz, una bendición de Dios a nuestro amor. Estamos tan felices que pensamos buscar una linda casa para irnos a vivir los tres”. Otra confesión pública de amor que emocionó a Brenda.

EN UNA PLAYA JUNTO AL MAR. El lunes 31 de enero, pasadas las 22 horas, llegaron a Mar de las Pampas en medio de una tormenta que no dio tregua hasta el amanecer. Como era de noche y las calles estaban inundadas, fangosas y poceadas, tuvieron que dar varias vueltas hasta encontrar la casa enclavada en medio de un bosque de lengas, pinos y eucaliptos. Finalmente pudieron llegar, y fueron recibidos por los seis amigos con quienes comparten la estadía. El chalet es muy cómodo: cuenta con una planta baja con dormitorio en suite con vestidor, baño y deck privado. A esto se le suman dos dormitorios con toilette completo y otro dormitorio más con baño de servicio. En la planta alta se encuentra el living comedor, con hogar por si hace frío, cocina americana y salida al deck panorámico, con parrilla para los asados que Gonzalo prometió hacer. Su fama de buen cocinero lo sentenció como un verdadero experto en achuras y todo tipo de carnes. “Me encanta hacer asado; me sale muy bien. Lo hago irresistible: todos dicen que es muy bueno”, sube la apuesta el galán criado en el barrio de Munro. El primer día fue de descanso completo. Todos se fueron a almorzar a la parrilla-restaurante Los Fuegos del Bosque, en el centro de Mar de las Pampas. Y cerca de las tres de la tarde partieron rumbo a la playa, que ardía de sol y de turistas. De entrada les costó armar el gazebo, por el fuerte viento, pero una vez que se instalaron comenzaron a divertirse en la arena. Primero llegó el fútbol entre amigos varones, donde Gonzalo sacó a relucir algo de su repertorio. Dicen que tiene fama de goleador: marcó cuatro de los siete tantos que su equipo consiguió. No hubo festejo con la pelota en la panza porque estaba sin remera, pero sí un beso para su amada, que se la pasó sacándole fotos. Después todos –futura mamá incluida– al mar, para darse un chapuzón. El resto de la tarde lo dedicaron a tomar sol y hacerse arrumacos.

Hasta que llegó el primer antojo: licuado de frutas para la rubia, que no paró de sonreír. Terminaron sentados en medio de las dunas. Gonzalo le acariciaba la panza y le decía: “Juntos vamos a mimar, cuidar y amar a este bebé, que es lo más importante que tenemos”. Emocionadísima, Brenda lo abrazó y se le tiró encima. La escena, repleta de cariño, duró varios minutos: ambos lloraron de amor.

Ella está disfrutando mucho este momento. Por su maternidad, desde ya, pero también porque él se cortó el pelo y pasa más inadvertido entre la gran cantidad de mujeres que al verlo no dudan en pararlo y pedirle una foto. Con este nuevo look, muchas chicas no lo reconocen. Y entonces la actriz sonríe y lo disfruta. Sus días en la Costa son intensos como los de cualquier pareja enamorada en vacaciones. Se despiertan a las diez de la mañana, y si el día está lindo, aprovechan mucho la playa. El último domingo almorzaron en Mar Azul y luego volvieron a descansar en las reposeras frente al mar. El galán le compró a su chica un helado Pico Dulce y juntos se quedaron para ver el atardecer. El, en cambio, se está cuidando todo lo que puede en las comidas para no subir de peso, aunque en período de descanso algún gustito se da. A ella el embarazo ya se le empieza a notar en las caderas y en una incipiente pancita, y eso la hace muy feliz, ya que el bebé le provoca los primeros cambios en su cuerpo.

La niña o el niño llegará en julio. Sí, en esa fecha, ambos serán protagonistas de la mejor historia de sus vidas: el nacimiento del hijo soñado.

El gesto de amor que toda mujer embarazada espera de su hombre. Gonzalo la acaricia y pregunta: “¿Cuánto falta para sentir que patea?”. Ella, emocionada, le contesta que deberán esperar unos meses más.

Luego del picadito con amigos y de haber cumplido con el pedido de la rubia, llegó el primer antojo de Brenda: un licuado de frutas. Luego siguieron mimos y arrumacos en la playa. Primero la besó él, después ella. Solos compartieron una tarde que fue tomando alto voltaje.


Primero fue Brenda la que no aguantó y trató de apaciguar tanto calor con un chapuzón en el mar. Gonzalo la observaba desde los médanos, e inmediatamente se sacó la remera y fue al agua con su mujer. Juntos jugaron con las olas y luego se abrazaron, como lo hicieron toda la tarde. Ella al salir del mar acarició su pancita de cuatro meses, que ya se nota bastante.

“Me encanta que Gonzalo haya estado con otras mujeres. Eso le dio madurez y lo convirtió en el hombre que es hoy. Nunca fui celosa, y mucho menos ahora que vamos a ser papás” (Brenda)