La fecha estimada era el 25 de julio, pero las contracciones de Eugenia “China” Suárez (21) comenzaron una semana antes. Siguiendo los pasos aprendidos en el curso de preparto, anotó que se espaciaban cada cinco minutos y, cerca de las 2.30 de la madrugada del jueves 18 llamó a su obstetrica, Mónica Juárez, para que le indicara cómo seguir. Ya era hora. El momento más esperado desde que se enteraron del embarazo en la paradisíaca isla Margarita, Venezuela, mientras Nicolás Cabré (33) rodaba la comedia romántica Sólo para dos. Habían oficializado la relación en abril del año pasado, tras las ruptura entre Nico y Eugenia Tobal.
“Es la primera vez que me pasa algo así con una pareja: no querer ni poder dejarlo un minuto”, había confesado desde Venezuela la China, que incluso decidió quedarse allí cuando se enteró de la muerte de su papá, para transitar el duelo acompañada por su amor, a quien para entonces ya la unía de por vida “un hijo muy deseado”.
Y LLEGO RUFINA. Todo estaba listo. Cabré, siempre “muy protector”, se dispuso a cargar los bolsos en el auto para llevar a su mujer al sanatorio. “Me cuida más que yo misma”, aseguró ella. Cerca de las 5 a.m. llegaron a Los Arcos; la actriz ya tenía 5 centímetros de dilatación. Tres horas después, la ex Casi Angeles ya estaba completamente dilatada (10 centímetros) y preparada para recibir a su beba. Pero pasó algo inesperado: la cabecita de Rufina se encontraba en posición occipito-sacra, es decir, mirando hacia el ombligo materno. Como no rotaba ni descendía, a lo que se sumó un monitoreo que sugería compromiso del cordón, el obstetra Enrique Rauch decidió realizar una cesárea intraparto no programada, con el trabajo de parto ya iniciado. La China se encontraba tranquila. Cabré no se despegó ni un minuto de su lado. La operación se llevó a cabo pasadas las 9.30 de la mañana. Tras realizar el corte de la cesárea, Nicolás pudo ver cómo su bebita estaba enredada en el cordón.
Al conocerla, todo fue sonrisas. Quienes estuvieron presentes aseguraron jamás haber visto al actor tan contento, rebosante de alegría. “Fue como quería Nico, una nena, porque son más pegadas al papá. La llegada de esta beba cambió nuestras vidas”, le dijo Eugenia a GENTE.
DE PELO ROJO. Ese es el significado de Rufina, el nombre de origen latino que la China y Nicolás eligieron para su primogénita, que llegó al mundo pesando 3,380 kg. Aunque el nombre ya estaba decidido, la pareja prefirió guardarlo en secreto. “No queríamos contarlo antes de que nazca”, reconoció la actriz, que por su excelente recuperación tras la cesárea dejó el sanatorio el domingo 21 después el mediodía, aunque sus médicos le habían ofrecido quedarse hasta el lunes. Desde el equipo de Los Arcos aseguraron que, a pesar de ser muy jovencita y primeriza, Eugenia “está muy serena y canchera con la beba”. Es que está cumpliendo lo que siempre soñó. “Desde chica siempre quise ser madre joven; creo que nací para eso. Me gustaría educarla como lo hicieron conmigo: con base en la libertad y, por sobre todo, en el diálogo. Porque mis viejos fueron muy permisivos, pero charlaban conmigo de todo”, aseguró.
¿El regreso a casa? Un Cabré “súper simpático, la antítesis de lo que siempre fue” –reconocieron los presentes– pidió a los paparazzi que no fotografiaran a su beba, y aseguró que darían la foto de salida, pero en el auto. Y así lo hicieron. La China caminó desde su habitación hasta el estacionamiento del sanatorio, escoltada por Cabré cargando los bolsos y el huevito con Rufina. Salieron cerca de las tres de la tarde, directamente desde el subsuelo y con destino muy cierto: su hogar. “Con el novio e hija que siempre soñé”, dijo ella desde su cuenta de Twitter. Y lo mismo resumió ante GENTE, emocionadísima: “Más no puedo pedir. Nunca imaginé ser tan feliz”.
El domingo 21 la familia dejó la clínica, luego de cuatro días de internación. Muy precavidos, la China viajó en el asiento trasero junto a su “Chinita”, Rufina, y papá Cabré al volante.
Cero divo –como un papá más– se mostró Cabré con el nacimiento de su beba. Salió a fumar a la puerta del sanatorio, y habló emocionado con los fotógrafos que esperaban la salida de la familia.
El actor pidió expresamente “no hacerle fotos al huevito”.