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Nati a la obra

Publicado por
Redacción Gente

Ysí. No resulta casual que la marca se llame Las Oreiro (más allá de que sea una empresa creada, a la par, molde a molde, horas invertidas a horas invertidas, corazón a corazón, entre ella y su hermana, Adriana). Y no resulta casual que se llame Las Oreiro por una razón. ¿Una? Una especial: bastaba con que cualquier día de la última semana uno se tomara el trabajo de asomarse al local de Honduras 4780, Palermo Soho, para comprobar que, sin dudas, existen varias Natalia Marisa Oreiro (31, montevideana, estrella nacional e internacional).

¿Exageración? De ninguna manera. ¿A qué nos referimos? Pase y observe. Por ejemplo, a la Oreiro decoradora, buscando los lugares certeros donde ubicar sus adquisiciones, luego de haber saltado de remate a remate en busca de muebles y accesorios adecuados. O a la Oreiro carpintera, introduciendo –martillo en mano, observando el objetivo concentrada como un cowboy antes del duelo– el clavo del que colgará cada cuadrito. Incluso a la Oreiro jardinera, acariciando los pinos del balcón, agregándoles abono a sus macetas y cotejando que se mantengan equidistantes. Y hasta, lógico, a la Oreiro diseñadora, quien acaba de extender su línea de productos hacia los sectores Mini (en la planta baja, destinado a niñas de 2 a 10 años) y Couture (en el recién habilitado primer nivel; vista a la calle, dedicado a las damas que buscan vestidos glamorosos de ediciones limitadas)...


¿Chau a la Oreiro actriz, a la Oreiro conductora, a la Oreiro personaje, entonces? Jamás. En agosto estrenará No necesitamos a nadie, del director y guionista Adrián Caetano, junto a Mónica Ayos; luego rodará Miss Tacuarembó, a las órdenes de Martín Sastre, inspirada en la novela de Daniel Umpi, y en compañía de la otrora “chica Almodóvar” Rossy de Palma. Además, prepara un especial de Recurso natural, el programa que anima por Canal 7. ¿Y qué hay de la Oreiro esposa? Sigue disfrutando de Ricardo Mollo: el líder de Divididos no olvidó transitar en bicicleta frente al negocio, acercándole su incondicional aliento.

Antes de colgar el adorno que compró, Natalia le sonríe a la cámara desde la planta alta de Las Oreiro. Tiemblan las señoritas de San Nicolás...

Al margen del nombre de aquel tema autobiográfico que cantaba en su disco Turmalina (2002), a Oreiro le gusta dedicarse de manera personal a las actividades que le tocan en suerte, ya sea ponerles abono a los pinos, clavar a martillo, limpiar, y hasta averiguar sobre remates y asistir a ellos.


Ricardo Mollo de paso por el negocio de la calle Honduras (la escalera de albañil delata la actividad de la semana anterior). Alentó a su mujer, trepada al balcón.