La noticia golpeó con fuerza en las últimas horas: Pequeño Jota, el criminal de apenas 20 años sindicado como el principal sospechoso del triple crimen narco de Florencio Varela, fue detenido en Perú mientras intentaba huir. Su nombre real, Tony Janzen Valverde Victoriano, quedó grabado en los registros policiales cuando, esposado y con la voz firme, se identificó ante los agentes: “Tony Janzen Valverde Victoriano”, repitió mientras lo trasladaban.
La captura ocurrió en la tarde del martes en Pucusana, una pequeña localidad costera de pescadores y balnearios situada a 70 kilómetros de Lima. El fugitivo más buscado de Argentina viajaba escondido en la caja de un camión repleto de cajones de pescado que había partido desde Bolivia. Entre el olor a atún y las maderas húmedas, intentaba pasar desapercibido. Pero la maniobra duró poco: al bajarlo del vehículo, un agente de la Policía Nacional de Perú lo redujo por la espalda y confirmó su identidad.

La detención fue posible gracias a un operativo coordinado entre fuerzas argentinas y peruanas. Según los investigadores, Valverde Victoriano planeaba llegar a la capital limeña para encontrarse con Matías Ozorio, su lugarteniente argentino de 28 años, quien también fue arrestado este martes. Ozorio cayó en circunstancias insólitas: fue hallado durmiendo en la calle, exhausto y sin documentos, lo que facilitó su identificación. Ambos quedaron inmediatamente a disposición de la Justicia.

El trasfondo de esta historia es tan macabro como estremecedor. El crimen de Florencio Varela, que conmocionó a todo el país, tuvo como víctimas a tres chicas de Ciudad Evita. Sus cuerpos fueron brutalmente asesinados, descuartizados y enterrados en bolsas negras dentro de un pozo cavado en el fondo de una casa. La escena dejó a la opinión pública sin aliento y encendió todas las alarmas sobre la violencia ligada al narcotráfico en el Conurbano bonaerense.

Pero lo que más sorprendió tras la captura fueron las palabras de Pequeño Jota. En uno de los traslados junto a Ozorio, los periodistas lograron acercarse y obtener declaraciones inesperadas. Con el rostro serio, Valverde Victoriano lanzó: “Nos están echando la culpa nada más, no matamos a nadie”. La frase, dicha ante micrófonos y cámaras, sacudió a todos los presentes.
Ante la insistencia de un cronista que le preguntó si tenía algo para decirle a su familia, respondió sin titubeos: “Que tienen que encontrar al culpable porque yo no tengo nada que ver”. Esas líneas, repetidas ya en los portales y canales de noticias, abrieron una grieta en la interpretación del caso: ¿se trata de una defensa desesperada o de la confesión implícita de que la historia todavía guarda secretos?
Los pasos a seguir de la Justicia
Mientras la Justicia argentina avanza con los pedidos de extradición, las autoridades peruanas mantienen bajo custodia a los dos sospechosos. La investigación deberá determinar si las palabras de Pequeño Jota fueron apenas un recurso para ganar tiempo o si, como él asegura, la verdad aún permanece oculta.
Lo cierto es que las declaraciones del joven capturado añadieron un nuevo capítulo de intriga a una causa que ya estaba rodeada de horror y misterio. Y dejaron una pregunta flotando en el aire: ¿quién mató realmente a las chicas de Ciudad Evita?
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