La historia secreta del auto neoretro que nadie supo entender – GENTE Online
 

La historia secreta del auto neoretro que nadie supo entender

El Chrysler PT Cruiser, un auto que mezcló pasado y presente con un diseño único.
Amado, odiado e incomprendido, el Chrysler PT Cruiser sigue dividiendo opiniones y ganando fanáticos entre los amantes de los clásicos modernos.
Autos y Motos
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A veces los autos no nacen solo para recorrer las calles, sino para provocar sonrisas, miradas de costado y debates interminables en reuniones familiares. A finales de los ‘90, cuando el mundo del diseño automotor tambaleaba entre la nostalgia y el futurismo, Chrysler decidió saltar sin red a la primera corriente neo retro de la industria y el resultado fue tan inesperado como inolvidable: el PT Cruiser.

El Chrysler PT Cruiser, un auto que mezcló pasado y presente con un diseño único.
El Chrysler PT Cruiser, un auto que mezcló pasado y presente con un diseño único.

Lo cierto es que la jugada de Chrysler no fue improvisada. La marca ya venía coqueteando con el pasado. Primero lo hizo con el llamativo Prowler, un hot rod de líneas afiladas que parecía escapado de un cómic de los años ‘50. Y luego con un concepto más ambicioso y, a la larga, más popular: un pequeño familiar de espíritu vintage que combinaba el ayer y el hoy en un solo trazo de carrocería. Así nacía el PT Cruiser, un homenaje explícito al Chrysler Airflow de 1934 y, sin quererlo, un nuevo símbolo para la cultura automotriz de principios de milenio.

Lanzado al mercado en el 2000, el PT Cruiser no tardó en convertirse en objeto de culto... o de burla, según a quién se le pregunte. No había punto medio. Su diseño evocaba los autos de gánsteres de los ‘30, algo que se notaba en su silueta, en esos guardabarros voluptuosos y en los detalles cromados.

El PT Cruiser rompía esquemas. Usaba la misma plataforma que el Chrysler Neon, un sedán compacto que, en Estados Unidos, había pasado sin pena ni gloria. Técnicamente, las expectativas eran bajas. ¿Y a quién le importaba? El PT Cruiser no se compraba por su desempeño dinámico, sino por lo que representaba: una mirada romántica al pasado en tiempos donde el minimalismo dominaba las vitrinas.

Chrysler PT Cruiser
A más de 20 años de su lanzamiento, el PT Cruiser se perfila como un futuro clásico incomprendido.

El corazón mecánico del PT Cruiser no estaba a la altura de su personalidad visual. Montaba un motor 2.4 litros de 4 cilindros que ofrecía 150 CV de potencia y estaba acoplado a una caja automática de cuatro marchas o manual de cinco velocidades. En Europa se ofreció con un motor diésel de origen Mercedes-Benz, un 2.2 litros con inyección directa common-rail que entregaba 121 CV, luego mejorados a 150. También hubo versiones con motores nafteros de 1.6 litros (116 CV), 2.0 litros (143 CV) y, para los más osados, un 2.4 Turbo de 223 caballos que hacía lo imposible: transformar al pequeño retro en una auténtica fiera.

Pese a todo, quienes elegían un PT Cruiser lo hacían sabiendo que no se trataba de un deportivo. Era un auto para pasear, para ir al boulevard, para girar cabezas. Y en ese sentido, cumplía como pocos.

Chrysler PT Cruiser
Con 1,4 millones de unidades vendidas, el PT Cruiser dejó su huella en la historia automotriz.

La variante más codiciada y quizás la más lógica dentro del concepto fue el PT Cruiser Convertible. Presentado en 2004, se despojaba del techo rígido para sumar encanto y vulnerabilidad a partes iguales. La rigidez estructural era más una intención que una realidad, pero eso no importaba. Los amantes del "ver y ser vistos" encontraron en esa versión su lugar en el mundo. Era ideal para recorrer pequeñas rutas, disfrutar del sol y dejarse llevar por la nostalgia, aunque los puristas se agarraran la cabeza al ver los niveles de torsión de la carrocería.

Como todo fenómeno, el PT Cruiser tuvo su apogeo y su inevitable caída. En 2008, la crisis económica mundial y los problemas internos de Chrysler -agravados tras su turbulenta relación con Mercedes-Benz y su posterior ruptura- aceleraron el final del modelo. En 2010, después de una vida comercial de diez años y 1,4 millones de unidades vendidas, el PT Cruiser desaparecía del catálogo sin reemplazo a la vista.

Chrysler PT Cruiser
La versión Convertible sumó aún más personalidad, pensada para los fanáticos del “ver y ser visto”.

Su final coincidió con el ocaso de una era en la industria automotriz, donde el romanticismo y los guiños al pasado cedían terreno al pragmatismo, la eficiencia y las líneas aerodinámicas sin alma. Pero el PT Cruiser ya había dejado su huella.

A dos décadas de su lanzamiento, el PT Cruiser vive una segunda vida en las calles. Se lo ve poco, pero cuando aparece, sigue generando el mismo efecto polarizante. Algunos lo miran con ternura, otros con muecas de incredulidad, pero nadie permanece indiferente.

Los clubes de fans y los encuentros de autos clásicos comienzan a abrirle las puertas. No será el más rápido, ni el más refinado, ni el más racional, pero tiene algo que ni la ficha técnica ni los números de venta pueden explicar: carisma. Ese intangible que separa a los autos que simplemente se usan, de los que se recuerdan.



 
 

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