Maxi Ghione atravesó toda su vida con una dificultad para escuchar. De chico padecía otosclerosis, una enfermedad que genera zumbido permanente en el oído y que con el tiempo, lleva a perder la audición. Si bien pudo desarrollar su trabajo como actor sin mayores complicaciones, lo hizo usando un audífono y pidiendo que le hablaran claro y en un tono más elevando.
En noviembre del año pasado, Ghione comentó que estaba esperando la fecha para ingresar al quirófano y someterse a la cirugía: “Me van a operar uno de mis oídos y como va a ser un éxito recuperaré un 40 por ciento mi audición. Queda el pasado en la parte más preciada de este aprendizaje que me regalo la vida”.
Con la intervención llevada adelante y de manera satisfactoria, Maxi contó cómo se siente: “Ni bien abrí los ojos, anestesiado, con vendas ensangrentadas y un tapón en el oído, escuché a una de las enfermeras hablar en la habitación de al lado. No lo podía creer, antes estaba totalmente apagado cuando no tenía puesto los audífonos”, contó en La Nación.
Luego, recurrió a la emotividad. A esa sensación que siempre quiso experimentar: “Lo primero que hice fue escuchar el corazón de mi hijo, porque no lo había hecho nunca desde que nació hace 14 años. Ahora los sonidos me llegan en su versión original, escucho la lluvia, que con los audífonos la escuchaba, pero no era igual”.
"Ahora los sonidos me llegan en su versión original", detalló Ghione.
Ya en su casa, Ghione se va readaptando. Comentó que tuvo que bajar el volumen del televisor, pero lo que más le cuesta llevar adelante, es encontrar su tono adecuado. Se dio cuenta de que antes hablaba muy fuerte. “Es muy fuerte, cuando alguien grita me asusto”.
“Tengo que aprender varias cosas de nuevo. Al salir del consultorio rompí en llanto en la vereda, como no lo hacía de chiquito, porque cuando te falta un sentido, eso interfiere en lo que sos el resto de tu vida. hacía tiempo que no escuchaba el silencio”, finalizó.