La emocionante historia detrás de la Copa del Mundo con Chiqui Tapia – GENTE Online
 

Chiqui Tapia: "Cuando todos los argentinos queremos lo mismo, es más fácil conseguirlo"

Chiqui Tapia en GENTE
Un año después del Mundial  Qatar 2022, recibió a GENTE en la intimidad del predio de Ezeiza, para recordar aquella gesta de los chicos y el cuerpo técnico”, y desandar su resiliente historia personal, que lo llevó a lo más alto de la AFA, desde donde ahora proyecta que nuestro fútbol “logre el mayor desarrollo internacional en todas sus categorías”.
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"¿Querés sostenerla un ratito?”, pregunta registrando las señales que acaba de ver en los ojos y la sonrisa del fotógrafo. “¿Se puede?”, replica Chris Beliera con timidez e incredulidad la pregunta que todo el equipo de GENTE se hace a los gritos en su interior. “Claro que sí: esta copa es de todos los argentinos”, justifica convencido Claudio Fabián Tapia (56) extendiendo la estatuilla de 36,8 centímetros y 6,1 kilos diseñada en 1974 por Silvio Gazzaniga.

“Fíjense lo que pesa. Cuando la tomé con la mano derecha el día que ganamos el Mundial me temblaba el pulso: pensé que no la iba a poder levantar”, agrega el Chiqui compartiéndola con dicho fotógrafo, su asistente, la filmmaker y el periodista que se acercaron al predio Lionel André Messi de la Asociación del Fútbol Argentino para entrevistarlo de cara al primer aniversario de la obtención de dicha copa, el 18 de diciembre de 2022 en el Estadio Icónico  de Lusail, Doha, capital de Qatar.

–Que grata sorpresa acariciar semejante trofeo. Gracias… Casi que podríamos terminar ya la nota -bromeamos en su oficina de Ezeiza, distante 29,6 kilómetros de la que tiene en la AFA, de Viamonte 1366, CABA.

–Me alegro de la alegría de ustedes, que es la de todo el país. Como les mencioné, la Copa del Mundo le pertenece a cada argentino. Porque todos queríamos lo mismo, ganarla, y pusimos nuestra energía para lograrlo. Y cuando todos queremos lo mismo es mucho más fácil conseguirlo. Los chicos sentían la linda locura que se vivía en su país, y eso los motivó. Sin embargo, te aseguro, ninguno de nosotros imaginó la recepción de hace doce meses, cuando llegamos al país. La expresión de esas seis millones de personas, los 25 kilómetros de almas que salieron a la calle, gozando y festejando, fueron un reflejo espontáneo de que justamente todos queríamos lo mismo. El fútbol demostró lo que es capaz de hacer.

Tapia en el Predio de la Asociación del Fútbol Argentino, donde recibió a GENTE.

–¿Qué le dice la gente ahora, un año después, en la calle?

–Anda contenta. Hay agradecimiento porque se sintió muy identificada con esta selección, que tuvo la gran virtud de conquistar su corazón en un momento especial de los argentinos: veníamos de frustraciones, de pasar el Covid… Igual, siento que si no hubiéramos obtenido la Copa América previa no hubiésemos salido campeones del mundo. Necesitábamos jugarla. La íbamos a organizar entre Argentina y Colombia y terminó en Brasil, donde vencimos a su seleccionado en aquella terrible final del Maracaná, con el golazo de Fideo (Ángel Di María). Pero nosotros buscábamos el Mundial. Por la pandemia se habían suspendido las fechas FIFA, convirtiendo a Sudamérica en el único continente sin jugar amistosos ni eliminatorias. Íbamos a Qatar con ocho o doce partidos menos que los europeos. De hecho, el único encuentro que disputamos con un europeo fue la Finalissima contra Italia, ¡y porque ganamos la Copa América! Si no, llegábamos al Mundial sin ningún partido contra selecciones europeas. Estábamos convencidos de que para tener una buena performance debíamos jugar la Copa América. Ahí empezamos a salir campeones.

Cuando lo consagró con el nombre de Lionel Messi, en marzo último.

–… Y el hincha comenzó a confiar.

–Sí, porque nuestros jugadores fueron los únicos que realmente cumplieron la burbuja sanitaria. Setenta días acá encerrados, ochenta y nueve trabajadores sin salir, conviviendo el plantel, el cuerpo médico, los staff, los cancheros, las mucamas, los cocineros. Algunos pasaron momentos tristes, como perder familiares, y no salieron. Otros fueron papás, y tampoco salieron. Los jugadores empezaron a mostrarse más por las redes y la gente comenzó a verlos y enamorarse. El corazón de Qatar 2022 fue ése, la Copa América, la convivencia, fortalecer a un grupo cuyo objetivo era salir campeón del mundo y deseaba que el mejor futbolista del planeta lograra el único título que le faltaba. Bueno, todo se terminó concretando y además en un mes especial para los argentinos, porque los diciembre de 2001 a la fecha nos traían malos recuerdos. Durante el diciembre de hace un año no sólo no pasó nada feo, sino que encima los jugadores y el cuerpo técnico pudieron darle esa alegría tan grande a su país.

–¿Inspirada en aquello, entonces, surgió la reciente iniciativa de @afa.oficial y @afaseleccion de proponer la implementación de una nueva efeméride: declarar el 20 de diciembre Día Nacional del Hincha Argentino?

–Seguro. El 18 de diciembre se cumple el primer aniversario del día en el que ganamos la Copa del Mundo, pero el 20 “la tercera” (estrella) llegó a casa. La intención es que la gente se sume y empiece a viralizar la famosa imagen del micro en la Autopista Ricchieri rodeado de hinchas. Nos encantaría que esta fecha inolvidable, la de la mayor manifestación popular de nuestro país, sea declarada oficialmente así en honor a aquellos y aquellas que coparon las calles con las banderas albicelestes.


En su oficina de Ezeiza. Su mate -que en la virola de aluminio superior lleva impreso el apodo y apellido del dueño-, como ceremonia “en cada momento que puedo..., sin que el agua toque toda la yerba seca, obvio”, avisa.

"Quería ser futbolista, pero en un momento llegué a una encrucijada: debía generar un ingreso en mi hogar"

"Fue un viernes 22 de septiembre de 1967 –retrocede las hojas del calendario, el Chiqui–. Ese día nací en el departamento de Chimbas, si bien siempre residí en Falucho 329 y Catamarca, Barrio de Concepción, a cuatro cuadras de la cancha de San Martín de San Juan, donde todavía vive mi hermana Silvina Liliana y parte de mi familia. Mamá, Clementina Leonor, que suma 89 años, sigue acá conmigo”, añade volviendo al presente quien pisó Buenos Aires a los seis años y retornó a la provincia cuyana entre sus 10 y 12, antes de radicarse definitivamente en la Capital Federal y comenzar a cursar en el Colegio Guillermo Rawson, de Humberto 1° 343. “Regreso a San Juan siempre que puedo, es uno de mis lugares en el mundo”, confía el caballero de cabello entrecano que en la actualidad no para de recorrer el globo terráqueo como dirigente.

Las tres estrellas estampadas sobre una de las paredes, en alusión a Argentina 1978, México 1986 y Qatar 2022, los mundiales obtenidos.

–Uno podría imaginar que se debe a su altura, a su 1,81 metros, pero la realidad qué indica, ¿por qué “Chiquito”?

–Es un apodo que me puso papá y nunca supe por qué... Falleció en el ’98. Me decía “Chiquitei”, “Chiquitito”; después ya fue “Chiqui”, “Chiqui”, “Chiqui”, y hasta acá llegamos. Me quedó la asignatura pendiente de saber el porqué.

–Habla de sus padres. ¿A qué se dedicaban?

–Él, Washington, había aprendido el oficio de planchador en el servicio militar, y mi mamá, el de peluquería, de mi tía René. Antes la gente del interior primero buscaba empleo en la Capital y luego traía a la familia. Mi padre finalmente lo consiguió en la tintorería Star, del Pasaje Giuffra y Balcarce, y nos vinimos.

Allí pueden verse, bien exhibidos y cuidados, trofeos y menciones de su campaña al frente desde que arribó hace seis años y nueve meses.

–¿Qué quería ser de chiquito, el Chiqui?

–Y, jugador de fútbol, claro. Cuando empezamos a vivir en San Telmo, me la pasaba jugando en la calle. Mi viejo tenía que comprarme un par de botines al mes porque entre los adoquines y el asfalto los rompía fácil. Eran marca Fulvencito o Sacachispas, y si la mano venía mejor económicamente, Adidas. Vivía todo el tiempo con el fútbol. Incluso había entrado en las inferiores y llegado a la primera de Barracas Central. También jugué en Sportivo Dock Sud. Hasta que se me mezcló un poco con lo laboral. En aquella época el fútbol era muy amateur, se entrenaba tres días por semana, y yo, que había arrancado como barrendero en Manliba (comenzó en 1986, cuando Argentina lograba su anterior Mundial), salté a la recolección de residuos. Llegué a una encrucijada...

–Había que comer.

–Exacto, tenía que generar sí o sí un sueldo, un ingreso para el hogar.

–Colgado del camión, ¿en qué moneda cobraba y cuánto?

–En australes y en pesos, según la época, pero nos pagaban bien. Había un interesante convenio colectivo. Incluso en los inicios de Manliba (Mantenga Limpia Buenos Aires), que fue la primera empresa que privatizó la recolección, ganábamos más que algunos maestros y que la policía misma. Tenía un buen sueldo.

Un potarretrato con Carlitos Tévez, cuando Boca salió campeón de la Superliga Argentina 2017/8.

–¿A qué hora se levantaba?

–A las cinco de la mañana. Trabajaba de 6 a 14 y el entrenamiento iniciaba a las 15:30. Así que terminé dejando el fútbol. Aunque, por suerte, no para siempre.

–¿En qué posición jugaba?

–Arranqué de 9 y terminé de enganche.

–¿Qué tipo de enganche?

–Uno áspero, no tan bueno como Iván (lanza una carcajada). Tengo cuatro hijos: el mencionado Iván (24), Emiliano (31), Nadia (29, psicóloga social) y Matías (27: dejó el fútbol -jugaba de  defensor central- y a los 23 se convirtió el presidente más joven del fútbol argentino).

–Su sucesor en Barracas Central.

–(Suspira) Encabezó los dos ascensos más representativos para el club: de la B Metropolitana a la B Nacional y de la B Nacional a la Liga.

–Siempre el fútbol... Todos los caminos, incluso familiares, parecen llevarlo una y otra vez a él, ¿cierto?

–¿Viste? Siempre.


Plena acción en la sala de trofeos que antecede a la de conferencias de prensa. Allí GENTE montó un fondo, rodeado de premios y recuerdos recibidos por la AFA en distintas épocas y de diversos orígenes. A la hora de las tomas, se acercó la Copa del Mundo en una valija negra con rueditas y cerradura. Una vez finalizada la producción, Tapia le ofreció al fotógrafo y luego al periodista y al resto del equipo, sostenerla. “Cuando la tomé con la mano derecha el día que ganamos al final me temblaba todo: pensé que no la iba a poder levantar. Fíjense cuánto pesa", propuso.

"Los futbolistas de la selección poseen valores que van más allá de los deportivo"

"Aquel momento privado e inolvidable en el que sentí de verdad que éramos campeones del mundo fue cuando me di el abrazo con Leo (Messi) en la cancha”, rememora después de escuchar la pregunta, cebarse lentamente un mate amargo (“sin que el agua toque toda la yerba seca, obvio”) y levantar la vista para redondear su respuesta: “Le dije lo que siempre le repetía: ‘Juntos vamos a ganar todo’. En ese abrazo siento que consolidé el sueño de todos y descargué cuanto transité: las tensiones y los lógicos momentos malos por la función que uno cumple. Igual me sucedió con mis seres queridos, el 21/12 en mi casa mirando la copa y no entendiendo haber logrado algo tan inmenso. Porque la familia sufre un montón lo malo. Era hora de disfrutar todos también lo bueno”, apuntala.

–¿El mayor acierto de su gestión fue jugársela por Lionel Scaloni, un entrenador sin experiencia, tras la partida de Jorge Sampaoli en 2018?

–Sin dudas, por el éxito deportivo, fue apostar por Scaloni. En cuanto a la mejor decisión personal, fue el Proyecto de Selecciones, ya que hoy tenemos a todas con un mismo rumbo y contamos con generaciones de jugadores y jugadoras que serán el recambio. Incluso en esta Selección Mayor campeona ya hay cinco o seis chicos que nos dan una perspectiva de diez años. Y así con las categorías juveniles. Quizás lo que más nos costó provino del fútbol femenino, porque cuando asumimos no había en la AFA una estructura al respecto. No obstante, ahora contamos con futsal, sub-15 y sub-17, la mayor logró clasificar a dos Mundiales, 2019 y 2023, y lo profesionalizamos: una iniciativa a tres, cuatro años diseñado para que todos los clubes y sus reservas tengan fútbol femenino, lo que nos dará la posibilidad competir fuertemente a nivel mundial… Por eso entiendo que mi mejor decisión fue el Proyecto de Selecciones. Quiero que nuestro fútbol logre el mayor desarrollo internacional en todas sus categorías.

Junto a sus hijos varones, Iván, mediocampista de Barracas Central; Matías, presidente del club y Emiliano (“un apasionado de las camionetas, los coches y las carreras”).

–¿Cuándo, cómo y por qué nació tal proyecto en su cabeza?

–En 2018, post Mundial de Rusia, porque el 29 de marzo de 2017, cuando asumimos, sólo venían trabajando dos selecciones y con técnicos alternativos. A la fecha las selecciones son diecisiete. Yo sentía que Argentina necesitaba recuperar su protagonismo mundial. Nuestras selecciones, por carecer de un proyecto, jugaban sólo con equipos de acá. Las prácticas eran con Boca, con River; y no salían a competir. El jugador y la jugadora necesitan enfrentarse con selecciones europeas, asiáticas. La mayor debe llegar con varios partidos internacionales para que sus integrantes sepan qué es ponerse la camiseta y defenderla presionados. Nos faltaba roce internacional. Situación que empezó a enmendarse con los chicos que participaron en el Sub-20 de la Alcudia 2018, torneo que ganó Scaloni, recién asumido. Sabíamos que necesitábamos recuperar el protagonismo. Ése fue el puntapié inicial, y creo que lo conseguimos, porque terminamos yendo a Qatar con chicos bien jóvenes que ya cargaban 100, 150 partidos internacionales, salimos campeones y a la fecha contamos con una excelente proyección.

Con su hija Nadia, psicóloga social y dos de sus nietos. Tiene cuatro (Máximo, Bruno, Valentino Fabián y Luca Máximo), más “la nena” en camino.

–En su gestión vienen surgiendo jugadores que en poco tiempo comienzan a marcar la diferencia. ¿Quiénes se encargaron de encontrarlos y reclutarlos?

–El Departamento de Scouting que se creó determinó el surgimiento de futbolistas como (Matías) Soulé, (Alejandro) Garnacho, los Carboni (Franco y Valentín)... Detectó que desde 2001 muchos argentinos que tenían hijos se habían ido por la crisis económica. Hicimos una captación, entre chicos y chicas, de 268, y ahora casi 38 juegan en nuestras selecciones. De hecho, en la Copa Mundial Femenina Australia/Nueva Zelanda 2023 quien convirtió un gol con nuestra camiseta fue Sophia Braun, que habla inglés, está aprendiendo castellano y nació de una madre argentina y un padre estadounidense. Ahí se nota la gran virtud del Departamento de Scouting, que nos ayuda a explorar futbolistas que de otra manera terminarían jugando afuera. Los sueños se van construyendo con trabajo.

"Estoy orgulloso de lo conseguido desde la AFA hasta la fecha y no sólo a nivel deportivo: en este predio ya hemos realizado más de setenta obras. ¡Y las que se vienen aún!”, anticipa ilusionado el Chiqui. 

–Puede que usted haya soñado de pibe, como Diego Maradona, jugar en Argentina y ganar un Mundial, pero seguro jamás imaginó ganarlo como presidente de la AFA, ¿o sí?

–No sé, eh… En 2010, como presidente del Club Atlético Barracas Central (lo fue de 2001 a 2020), le había comentado a un jugador: “Algún día voy a ser el responsable de la AFA”.

–¿A qué jugador?

–Alejandro Orfila, que ahora es técnico de Temperley. Él me miró dudoso, porque Julio (Grondona) vivía. Habrá pensado: “Éste enloqueció”.  Así que te aseguro que lo del título del mundo era un sueño hasta que llegó el de la Copa América, en Brasil 2021. Ahí empecé a palpitar que iba a darse. No visualizaba cómo, pero comenzaba a sentir que ocurriría, que íbamos a salir campeones del mundo.

–A propósito de sentir, ¿siente que la suya es una historia de resiliencia?

–Sin dudas. No me gusta hablar de mí como un ejemplo, pero entiendo que sí. Soy de los que creen que cuando uno quiere algo, debe prepararse, y yo lo hice. Me costó mucho aprender. También pasé por malas experiencias para llegar a ser quien soy, entendiendo que a veces hay que tomar decisiones que a uno quizá no lo dejan conforme, y que por el lugar que ocupa y la responsabilidad de su rol debe enfrentar… Siento que la mía, que arrancó en San Juan y llega a estos días, es una historia de superación y de valores.

Tapia dixit: "Ninguno de nosotros imaginamos la recepción de hace doce meses, cuando llegamos al país. La expresión de esas seis millones de personas, los 25 kilómetros de almas que salieron a la calle, gozando y festejando, fueron un reflejo espontáneo de que justamente todos queríamos lo mismo. El fútbol demostró lo que es capaz de hacer".

–¿Valores?

–Si mis viejos no me hubieran dado los valores que me dieron -y son los que aplico en la función que cumplo- ni formado en la cultura del trabajo, no hubiese logrado nada de lo que logré. Y creo que en esta selección campeona del mundo hay un montón de eso: son todos pibes muy humildes que sufrieron para llegar (por eso terminan dándolo todo) y poseen valores que van más allá de lo deportivo… Bueno, a la hora del balance, lo que se deja como enseñanza es lo más importante.

–Vuelve a hablar de sus orígenes. Al final de cuentas, rodeado de los mayores ídolos del fútbol nacional e internacional, usted tenía a sus propios ídolos bastante más cerquita, en casa.

–Tal cual, en mis padres, sin dudas. Soy un agradecido. Me hubiera gustado por ahí disfrutarlo un poco más a papá, pero por suerte sigue estando mamá. Así que… feliz (al Chiqui se le humedecen los ojos, mientras se esconde detrás de su mate tuneado con pegatinas de la AFA).

Fotos: Chris Beliera
Filmación y edición: Martina Cretella
Diseño tapa: Darío Alvarellos
Agradecemos a Nicolás Novello, Tatografias, Lucas Domínguez y a Ryo Fondos, por ser parte de la producción de Chiqui Tapia en GENTE.

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