“Cada día que pasa nos queremos más” – GENTE Online
 

“Cada día que pasa nos queremos más”

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Usuario: Mecha. Estado: Soy feliz ..........................................................De algún modo, aunque reniegue de su condición de heredera, Mercedes Sarrabayrouse se coronó –a sus 49 años– como una de las reinas del Este. Después de un enero agitado, luego de verse involuntariamente sumida en una competencia de cartel con su ex marido (Eduardo Celasco, que también estrena romance oficial), logró encontrar la paz que buscaba. Y se le nota.
Espléndida como nunca, aprovechó que las calles esteñas se calmaron un poco para pasear y descansar con el hombre que le devolvió la sonrisa, Joe Miranda (50). Además, claro, la pareja cuenta con un privilegio especial que hace más romántica cualquier aventura. Susana les dejó La Mary para que, refugiados allí, disfruten de una especie de luna de miel. Desde esa intimidad, Mecha les confesó a sus íntimos que recién ahora puede disfrutar en paz de su amor. “Por respeto a mis hijos, este verano no quise que compartiéramos casa con Joe. Por eso esperé hasta que los chicos se fueran para pasar unos días con él. Y justo mamá, que el 30 se fue para Miami, me ofreció que viniéramos a La Mary, donde estamos solos y juntos por primera vez, lo que nos ayuda a conocernos con más profundidad”, dijo.

Los hechos respaldan las palabras: durante todo enero Joe estuvo hospedado en distintas casas de amigos, pero nunca en el Esturión de Montoya, adonde Mecha pasó sus días junto a sus hijos Lucía (18) y Manuel (16). Pero a partir del 30 La Mary ya estaba disponible y los chicos habían vuelto a Buenos Aires, adonde tienen que empezar a preparar exámenes del secundario. Entonces, antes de volver para tenerlos cortitos, se preparó esta semanita de intimidad. “Estamos las 24 horas juntos y sentimos que cada día que pasa nos queremos un poco más, nos vamos haciendo más cómplices, más amigos. Nos la pasamos viendo muchas películas, hacemos pileta. Estamos refugiados acá. Las únicas salidas son para ir a misa los domingos y para comer con amigos. Disfrutamos de esta casa, que es muy cómoda”, le confesó Mercedes a un allegado a la pareja. Parte de esa rutina, por supuesto, supone recibir visitas, como el PR Gerard Confalonieri, que conoce a ambos en profundidad e informa que desde que formaron pareja, todos coinciden en que ella está más linda y radiante que nunca. Es que, en rigor, nunca se la vio tan sonriente como este verano.

Más allá de la lógica incomodidad de la situación (detrás de esta historia subyace el divorcio de dos matrimonios, el de ella y Celasco, y el de Joe y Pipina Pavlovsky –ya consumado anteriormente–), Mercedes y su novio sienten que el verano los terminó de unir. No obstante, lo que más tienen en común es la preocupación por sus hijos. “Mis chicos son el pilar de mi vida”, suele decir ella. En efecto, es una madre full time, pendiente de la educación, las salidas y las emociones de sus dos adolescentes. Es una mujer de profunda vida espiritual, e intenta volcar esa veta en las charlas con Manuel y Lucía. Es que, contra lo que muchos piensan, Mecha no es sólo la hija de Susana. Es cierto que comparte con su madre la vocación fashionista, el amor por el shopping y el buen gusto con la moda, pero además cultiva un costado que muchos desconocen. Devota de la Virgen de Medjugorje (originaria de Bosnia & Herzegovina), peregrinó varias veces hasta esos pagos sagrados. Además es creyente de San Expedito, y todas las semanas va a la parroquia San Fermín, en Villa Ortúzar, adonde tiene un grupo de oración. A su vez, no pasa día sin que rece un rosario completo. En tiempos en que los cultos alternativos florecen como nunca, Mercedes se aferra a su religión católica apostólica romana y es feliz de contarlo. También fue en repetidas oportunidades a Salta, para encontrarse con María Livia Galliano de Obeid, conocida por el efecto de su imposición de manos y su capacidad de cumplir deseos (o de ser instrumento de la Virgen para cumplirlos). Realmente es la fe su mayor instrumento de sostén, y no es algo que pase desapercibido para su madre, que siempre se declara muy orgullosa de la profunda espiritualidad de Mercedes. Por supuesto, en Punta –así como en Buenos Aires– no faltó ni un domingo a misa, adonde su pareja la acompañó en cada oportunidad.

EN EL NOMBRE DE JOE. Todos en el círculo de Mecha aseguran que José María Miranda (50) es el hombre perfecto para ella. Sus condiciones de entrador, simpático y divertido le valieron la inmediata aceptación de Susana, y a los ojos de los amigos Mercedes está encantada con él. “Es todo un caballero, siempre atento a verla bien, feliz. Por supuesto, cuando salen siempre paga él: nada de dejarla invitar a ella. A menudo la acompaña al Casino, lo cual a él no le divierte demasiado, pero lo hace encantado”, cuenta un amigo. A todo esto se suman las palabras de Mecha: “Es todo un hombre, me hace muy bien. La pasamos bárbaro y el tiempo juntos nos hizo llegar a conocernos mucho”. El mismo Joe agrega: “Nos complementamos bárbaro; hacemos una muy buena pareja. Además, los dos estamos muy preocupados por cuidar a nuestros hijos y nos entendemos en todo lo que respecta a esos temas, que son muy importantes para nosotros. Ella, además de mujer, es una madre fantástica”.

Por si fuera poco, hay una nueva prueba que demuestra lo bien que están: el domingo 5 de febrero, después de comer en Pizza Zero con Gerard Confalonieri, la pareja fue a jugar un rato al Casino del Conrad. Antes de entrar, los saluda el fotógrafo de esta nota y les pide una toma. Como nunca antes, Mecha asintió, se paró al lado de Joe, que la abrazó y posó para las fotos. Fue la primera vez que aceptó ser fotografiada desde que se separó de Celasco. Con la distinción que la caracteriza (y un look perfecto), miró a la cámara, muy unida a su novio. Joe dejó así de ser solamente el primer hombre con el que salió desde su separación, para ser el primer amor verdadero y oficial de su nueva etapa. Lo mismo le pasa a él. De hecho, Mecha y Joe tienen demasiadas cosas en común: ambos estuvieron más de 25 años en matrimonios complicados, ambos tienen hijos adolescentes, y ambos atraviesan el divorcio. Claro que el de Joe está más avanzado que el de ella. A propósito de su matrimonio es válido contar, para pintar un poco el carácter del empresario, cómo son algunas de las intimidades de la separación. Hace once años, Pipina Pavlovsky heredó el imperio de su padre, que incluye Medicus, el Sanatorio Otamendi y la Clínica del Diagnóstico. Durante ese lapso hubo un enorme y lógico incremento en la fortuna de la familia, de la cual el 50 por ciento le correspondería a Joe tras el divorcio, por ser bienes gananciales. Pero fuentes que prefirieron reservar su identidad revelaron que el hombre decidió no tomar ni un peso de esa división. “No me interesa ni nunca me interesó la plata que no es mía”, habría dicho cuando lo consultaron al respecto. Por su parte, en el aspecto laboral, este año seguirá como asesor comercial de las marcas Wanama, John Cooke y New Balance.

LA SONRISA POSTERGADA. La felicidad es indisimulable. Aunque uno la esquive, aunque la espante, no hay escondite donde guardarla. Se cuela en los gestos, en las risas... y, por qué no, en el más moderno de los medios de comunicación, el BlackBerry. Basta para entender este epílogo con tener a Mercedes Sarrabayrouse en el chat del teléfono. Allí donde va su nombre y su estado se lee “Mecha” (ése es el nombre), y dice “I am happy” (ése es el estado, que significa “estoy feliz”). No hace falta agregar mucho más: la felicidad es inexplicable... Lo que más les gusta de La Mary es la piscina, pero recién pudieron disfrutar de ella a partir del lunes 6, ya que los cuatro días anteriores el clima del Este, entre nublado y lluvioso, los obligó a guardarse.

Lo que más les gusta de La Mary es la piscina, pero recién pudieron disfrutar de ella a partir del lunes 6, ya que los cuatro días anteriores el clima del Este, entre nublado y lluvioso, los obligó a guardarse.

Mientras Mecha prefiere pasar el tiempo en el agua, él es fanático de tomar sol. Cuando está solo lo hace escuchando música, y si no, se la pasa charlando con su novia. Ella combina relax con ejercicios en la piscina. Cada tanto juega salpicando a Joe, que prefiere permanecer sobre la reposera. La luna de miel duró hasta el 7 de febrero, fecha en que los dos volvieron para ver a sus hijos, pero se reanudaría en marzo, cuando viajen a la casa que Susana tiene en Miami.

Mientras Mecha prefiere pasar el tiempo en el agua, él es fanático de tomar sol. Cuando está solo lo hace escuchando música, y si no, se la pasa charlando con su novia. Ella combina relax con ejercicios en la piscina. Cada tanto juega salpicando a Joe, que prefiere permanecer sobre la reposera. La luna de miel duró hasta el 7 de febrero, fecha en que los dos volvieron para ver a sus hijos, pero se reanudaría en marzo, cuando viajen a la casa que Susana tiene en Miami.

Cuando llegó al Conrad, el domingo 5 a la noche, Mecha aceptó posar para la foto de GENTE. Fue la primera vez en el verano, y lo hizo con la distinción que la caracteriza. Monísima, tenía puesto un cinturón de Gucci, sobre remera blanca y jeans, que combinó con un saquito colorado en composé. Según contó, está a punto de lanzar un emprendimiento de diseño y restauración de muebles.

Cuando llegó al Conrad, el domingo 5 a la noche, Mecha aceptó posar para la foto de GENTE. Fue la primera vez en el verano, y lo hizo con la distinción que la caracteriza. Monísima, tenía puesto un cinturón de Gucci, sobre remera blanca y jeans, que combinó con un saquito colorado en composé. Según contó, está a punto de lanzar un emprendimiento de diseño y restauración de muebles.

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