«No quiero pudrirme en la cárcel» – GENTE Online
 

"No quiero pudrirme en la cárcel"

Viernes 14, noche. Miguel Romano mira de frente al fiscal José María Campagnoli, se cuelga casi de su negra barba, y le dice, enfático:
-Quiero que me mires bien a los ojos… Voy a declarar todo lo que sé. Pero mirame a los ojos, y vas a ver que no miento…

Campagnoli -fornido ex rugbier-, el hombre que empezó a investigar el Caso Romano en el 99, tardó dos minutos en reaccionar. Y después siguió la indagatoria del juez Mariano Bergés desde el marco de la puerta del despacho judicial. 

Fueron horas de preguntas y respuestas (la causa tiene 1.400 fojas y ocho cuerpos que incluyen fotos, cupones de tarjetas de crédito y escuchas telefónicas). Para entonces, los abogados Alejandro Argibay Molina y Mariano Goyeneche Argibay ya habían aceptado defender a Romano, que en principio intentó contar con Oscar Salvi y Alejandro Novak, letrados de Susana Giménez, pero recibió un terminante "No". 
Según los off the record tribunalicios, "algunas respuestas del acusado son creíbles, pero muchas no tanto". Y dicen más todavía: "Hace tiempo que no se presenta un caso tan intrincado… Hay trescientas horas de grabación, y testimonios de personas a quienes les robaron tarjetas de crédito para hacer compras en negocios que colaboraban con el fraude. Las víctimas son más de cincuenta, y la suma del dolo ronda los 200 mil pesos en los tiempos del uno a uno. Es decir, 200 mil dólares".

En las primeras horas de la explosión del escándalo, los investigadores policiales y judiciales fueron más que directos: para ellos, la famosa peluquería de Romano era la capital de la maniobra, y su dueño, el organizador y líder de la banda. Esta vez no se dijo "sería" y "habría", las típicas formas condicionales del verbo…

Más allá de las razones de Romano (que niega todo y se proclama inocente), el caso está en manos de un equipo inusualmente duro: Campagnoli (acompañado por Ignacio Irigaray y su tocayo Rodríguez Varela), y el juez Bergés, que detuvo a Giselle Rímolo y a Marcos Gastaldi. Los cuatro, con el apoyo de las pruebas aportadas por Robos y Hurtos de la Federal, que allanó 40 casas y 15 depósitos y negocios en los que encontró artículos importados. En especial, electrodomésticos.

por Alejandro Sangenis y Pablo Procopio
fotos: Diego García, Enrique García Medina y Ariel Ramírez

Miguel Romano sale del Instituto del Diagnóstico, donde estaba internado, rumbo a Tribunales. Saluda sonriente, como si nada pasara. Pero terminado el largo interrogatorio judicial, fue llevado al penal de Ezeiza. Derecha: viernes 15, once y media de la mañana: Mercedes, su mujer, lo visita por primera vez y le lleva una vianda.

Miguel Romano sale del Instituto del Diagnóstico, donde estaba internado, rumbo a Tribunales. Saluda sonriente, como si nada pasara. Pero terminado el largo interrogatorio judicial, fue llevado al penal de Ezeiza. Derecha: viernes 15, once y media de la mañana: Mercedes, su mujer, lo visita por primera vez y le lleva una vianda.

Romano hoy, en el auto que lo lleva detenido a Tribunales. Su mujer Mercedes lo defiende: Sé muy bien quién es mi marido".">

Romano hoy, en el auto que lo lleva detenido a Tribunales. Su mujer Mercedes lo defiende: "Sé muy bien quién es mi marido".

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