Franklin Mejías cuando tenía sólo 12 viajó con su padre a los Estados Unidos para conocer Disney. Allí, una bacteria se instaló en su sangre y para salvar su vida debieron amputarle las cuatro extremidades. Él luchó para sobrevivir, se sobrepuso y hoy anda en bicicleta, nada, corre maratones, toca el piano y la batería. Y también escribió su propio libro, Más allá de mis manos, donde refleja su conmovedora historia de resistencia.