En la intimidad, Marcelo Tinelli (53) y Guillermina Valdés (36) suelen decirse “Vatta” o “Vattita”, un apodo cariñoso que viene de lo que en Ayurveda se conoce como “doshas”. Según la filosofía védica, cada dosha indica un tipo de contextura y personalidad. Los “vatta”, dicen los que saben, son flacos y atléticos; también muy creativos; piensan y hablan rápido; son, en suma, un verdadero torbellino de energía. Saber por qué Guillermina y Marcelo se llaman con esos sobrenombres es tan claro como verlos juntos, o como seguir sus últimos pasos, en plena dulce espera. Como botón de muestra, los de Tinelli, quien –más comprometido que nunca en su rol de vicepresidente de San Lorenzo y con el devenir del fútbol argentino– ultima detalles para su regreso a El Trece con ShowMatch, con un despliegue que incluirá una apertura donde participarán Paula Chaves, Peter Alfonso y su pequeña hija Olivia; Fabián Doman; Norma Pons y hasta la propia Guillermina, en una ficción basada en la película Hangover (¿Qué pasó ayer?), que protagonizará junto a Adrián Suar y Pablo Codevilla y grabarán en Rosario con producción de Nacho Lecouna (separado de su hija Candelaria –22–).
Además decidió darse un gusto compartido con sus hijos mayores antes de la llegada de Lorenzo: viajó con Micaela (24), Cande y Francisco (15) a Nueva York por una semana, durante la cual los cuatro mandaron mensajes cariñosos vía Twitter para Lolito y su mamá, mostrando algunas de las compras que hicieron para el nuevo benjamín de los Tinelli.
PURA ENERGIA. Valdés no se queda atrás. Entrando en la semana 35 de su embarazo, acaba de mudarse al piso 10 del edificio Le Parc Figueroa Alcorta, prepara a full la presentación de la colección otoño-invierno 2014 de Valdez, su marca de zapatos, y entrena sin pausa para volver a la actuación después del nacimiento de Lorenzo.
Parece que el bebé, que llegará a fines de abril, tendrá la fuerza vatta de sus padres. “Y, sí –admite Guille ante sus íntimos– Lolo ya tiene nuestra energía”.
El sábado 8, con Marcelo aún de viaje y sus hijos, Dante (13), Paloma (11) y Helena (8) en casa de su padre, Sebastián Ortega (40), Guillermina pasó la tarde junto a su socio e íntimo amigo Fabián Paz (39), para redondear los preparativos del lanzamiento de lo nuevo de Valdez, una colección “inspirada en las grandes divas de Hollywood”, con modelos como Audrey y Marilyn, siempre con ese toque de rock que hace que todos sean zapatos que ella misma usaría. Almorzaron en Tea Connection, a pocas cuadras de su showroom de Sinclair y Demaría. La marca creció más de lo que esperaban y ya tienen un proyecto firme de expansión: en septiembre inauguran local en Paseo Alcorta, a metros del nuevo hogar de Guillermina.
La modelo de Muse Management aprovechó la semana en la que Marcelo estuvo afuera con sus hijos para concretar la mudanza al departamento que decoró junto a él. Los chicos de Guille están chochos con la nueva casa, según contaron sus allegados. “Cada uno tiene su cuarto y el piso quedó divino. Está decorado súper alegre y con muy buen gusto”. Y claro, Lorenzo –o Lolo (como lo llama ella) o Lolito (como le dice Marcelo), porque en la familia ya todos se refieren a él así, tal vez porque al principio a los hermanos mayores no les gustaba tanto el nombre– tiene su cuarto asignado y sus papás se están ocupando de que todo esté listo para cuando nazca. “Marcelo –regresó el domingo de Nueva York– trajo una valija aparte para el bebé, con ropita, juguetes y zapatillas”, dijeron las mismas fuentes.
Las mudanzas son movilizadoras, no sólo literalmente. Los psicólogos las ubican entre las experiencias más estresantes de la vida, porque implican desmontar y montar una casa y, con ella, la incertidumbre por lo que vendrá. Pero Guillermina pasó por el trance sin mayores sobresaltos. Ayudó que fuera planeada de a dos y desde hace meses –ni bien se enteraron de que serían padres nuevamente–. Si bien al principio la idea era instalarse en el departamento de abajo del de Marcelo, finalmente serán catorce los pisos –y menos de un minuto de ascensor– que separarán los dos hogares (el conductor vive en el 24º).
No fue la única experiencia fuerte de estos días porque el lunes, su hijo mayor, Dante, comenzó la secundaria, y la menor, Helena, la primaria. “Es muy loco: tengo un hijo que empieza la secundaria, dos en primaria, con la más chiquita que arranca este año... ¡y ahora voy a volver a los pañales!”, repite Valdés entre sus amigos.
DULCE ESPERA. Lorenzo se mueve, patea y se acomoda con su energía de vattita. Esa es su principal ocupación de acá hasta su nacimiento. Los otros partos de Guillermina fueron normales, pero esta vez lo más probable es que sea por cesárea, ya que el bebito aún está de nalgas. Sin embargo, su cuarto embarazo fue tan tranquilo que le permitió seguir trabajando como modelo y afianzar su carrera como actriz. “Nunca se descompuso, siempre estuvo bárbara –confió un amigo–. Hizo las campañas de Valdez y Liguria con la panza. Lolito es tan bueno que hasta parece que se esconde para que la mamá pueda trabajar”. Incluso pudo seguir entrenando, concurriendo al gimnasio de siempre con una rutina adaptada a su estado (dos veces hace estiramiento y una caminata, además de ir a hacerse masajes a Bace, el centro de estética que visitaba habitualmente antes del embarazo), También está muy entusiasmada con sus sesiones de coaching actoral: “Empezó una vez por semana, porque quería retomar de a poco y mantener contacto con lo que le gusta. Pero está a pleno, tomando tres clases semanales”.
¿El proyecto? Volver a su carrera en cuanto Lolo se lo permita, después de que cumpla tres meses. Una tarea que complementa yendo al teatro cada vez que puede. Lo hizo este sábado junto a sus amigos Fabián Paz, la artista plástica Micaela Escudero y el arquitecto Rubén Valdemarín –quien se ocupa de la puesta en los locales de Valdez– a ver Painkiller, el unipersonal que protagoniza Favio Posca en el Paseo La Plaza. La función comenzaba a las doce de la noche, pero ella estaba fresca y monísima como siempre –con remera que dejaba descubrir rápidamente la presencia de Lolito, leggins con transparencias y zapatillas All Stars–.
Dicen que se descostilló de la risa y que después volvió, con la misma energía, a su nueva casa, para seguir armando el nido. Marcelo ya volaba de regreso. Y aunque no dejaron de hablar y mandarse mensajitos por WhatsApp y Twitter en toda la semana, el domingo, Guille se dedicó a firmar cuadernos y ordenar mochilas pero también a esperar ansiosa, ya no sólo a su bebito, sino al papá, que más baboso que nunca con su segundo varón, llegaría cargado de regalos.
Sábado 8 de marzo: Guille pasó el Día de la Mujer trabajando en el showroom de Valdez, la marca de zapatos que abrió hace un año junto al diseñador Fabián Paz (39), ultimando detalles para la presentación del otoño-invierno 2014 esta misma semana.
“Tengo planes para después de que nazca el bebé. Estoy muy entusiasmada haciendo entrenamiento actoral. Siento que me hace mucho bien”
“Marcelo –regresó el domingo de Nueva York– trajo una valija aparte para el bebé, con ropita, juguetes y zapatillas”, contaron sus allegados.