“Uruguayos y argentinos somos hermanos: debemos dialogar hasta alcanzar una solución” – GENTE Online
 

“Uruguayos y argentinos somos hermanos: debemos dialogar hasta alcanzar una solución”

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Esta vez no fue sólo gente la que cortó la ruta 136: entre la Argentina y el Uruguay se levantó un muro. Desde siempre un símbolo oscuro, hoy emblema de la más violenta incomunicación entre dos pueblos (Gualeguaychú y Fray Bentos), que ayer nomás eran hermanos y hoy están separados por la construcción de una planta de pasta de celulosa en la segunda de las ciudades. Durante tres días, mientras en Montevideo se reunían 16 presidentes en la XVI Cumbre Iberoamericana, la Asamblea de Gualeguaychú se hizo notar con este piquete de ladrillos y cemento. Sin embargo –y a falta de una mano generosa por parte del resto de los países del Mercosur–, un principio de solución a este conflicto asomó con el rey Juan Carlos de España, el “facilitador” (tal el eufemismo por “mediador”) que propuso el presidente Néstor Kirchner y que fue aceptado por su colega Tabaré Vázquez, para que las partes se sienten a conversar en busca de una solución.

El lunes, bien temprano por la mañana, quien fuera dos por períodos presidente uruguayo (1985-1990 y 1995-2000), Julio María Sanguinetti (70), habló con GENTE.

–¿Cree que la gestión del rey de España va a solucionar la cuestión?
–Cuando se desatan estos conflictos, nadie quiere ser el primero en dar un paso atrás ante la opinión pública. Siente que puede ser tomado como un acto de debilidad. En ese sentido, esta intervención del rey Juan Carlos alivia eso. A partir de que se restablezca el diálogo, quiero creer que se podrá encontrar la solución. Sería muy triste no hallarla.

–Ahora bien: el presidente Tabaré Vázquez dijo que no habrá diálogo mientras haya cortes…
–¡Eso lo dijo y lo va a decir siempre Uruguay! Y está muy bien, aunque nuestro presidente no fue oportuno al decirlo, porque estaba por recibir a los mandatarios para la Cumbre. Debió haber esperado. Pero tiene razón. No se puede hablar bajo la presión del corte, que es una agresión demasiado fuerte.

–Pero en la Asamblea de Gualeguaychú remarcaron que cuando no hubo corte tampoco hubo diálogo.
–Los vecinos de Gualeguaychú tienen que entender una cosa: ellos tienen todo el derecho de manifestar, pero no de agredir los derechos elementales de otros ciudadanos. El derecho de cada uno termina donde empieza el de los demás.

–¿Usted cree que existe una escalada que puede llevar a la violencia en la zona del conflicto?
–En algún momento lo temí. Pero hoy día vemos que el movimiento viene decreciendo claramente. Hay menos gente en las manifestaciones y no tienen la violencia de otros momentos. Ojalá retornemos a la racionalidad, porque uno teme que a este conflicto se le añada un motor emocional de esa naturaleza.

–Algunos asambleístas sostienen que en diciembre van a volver los cortes y que serán largos. ¿Diría que el gobierno uruguayo, en ese caso, debería alejarse de la mediación española?
–Vea, sobre la base de los cortes, el Uruguay no debe y no va a negociar. Las manifestaciones de protesta tienen un límite, que es el respeto a los demás.

–Pero la Asamblea parece intransigente: dice que la única solución es que también se vaya Botnia de la zona.
–Eso es una barbaridad. No tiene sentido. No tiene ningún asidero técnico ni científico. Es un acto sin base racional. Desgraciadamente, lo han planteado en ese terreno, y así no puede haber solución.

–El gobierno de su país autorizó a Botnia a utilizar el doble de agua del río Uruguay de lo previsto originalmente. ¿Fue oportuno hacerlo ahora?
–La verdad es que no tengo el alcance preciso de qué significa eso. No lo tengo claro…

–Bueno: hubo una queja argentina por violación del Tratado del Río Uruguay. ¿Está la situación como para tomar medidas unilaterales sobre el río?
–Mire, lo que sea para desarrollar la labor normal de la planta es una decisión natural. No sé qué alcance tiene lo que hicieron. No lo conozco.

–En apariencia, la Asamblea ya actúa en forma independiente de las decisiones que toma el presidente Néstor Kirchner sobre el tema. ¿Usted cree que la situación se le fue de las manos al gobierno argentino, o que por lo bajo la controla?
–No tengo una intuición al respecto. Sí le digo que la Asamblea actúa de un modo poco sensato y no ha contribuido a una solución. Al plantear una aspiración imposible desde el primer momento, como es que no se construyan las plantas, se puso en un camino de fracaso. Nunca se propuso racionalizar el tema, sino impedir una obra nacional; no binacional, entendamos. Se equivocaron. Y además, han llegado a decir cosas realmente exageradas, erróneas, que han confundido a la población de Gualeguaychú. Mucha gente cree de buena fe las cosas espantosas que están hablando, pero cualquiera que haya ido a Europa a ver este tipo de plantas, que allá están al lado de poblaciones, sabe que no es así. Es una barbaridad decir que son incompatibles con la vida humana.

–¿En Uruguay se toma como una derrota que la española Ence haya abandonado Fray Bentos?
–De ninguna manera. Creo que es una toma de decisión adecuada, y que se debería ver como un principio de solución. Hasta ahora, todos los informes técnicos que ha habido, incluido el último del Banco Mundial, fueron sobre la base de que las dos plantas juntas no configuraban una contaminación relevante. Ahora, con una sola, se asientan más esas conclusiones.

–Cuando hay una mediación, ambas partes deben ceder algo. ¿Qué le tocaría al Uruguay?
–Nuestro país tiene dos cosas: la primera es la relocalización de Ence, algo muy importante. Se puede discutir cuál podría ser un lugar que la Argentina acepte. Y luego, los mecanismos de monitoreo e inspección compartidos para que las plantas tengan la tecnología prometida y un funcionamiento normal.

–¿Qué errores cometieron ambos gobiernos para que se haya llegado a esta situación?
–El error más grande de la Argentina fue tolerar los piquetes y cortes de ruta. Si los hubiera impedido desde el primer momento se hubiera evitado el obstáculo más grande que hemos tenido para un diálogo razonable. Del lado uruguayo, el mayor error fue cuando, en Chile (en ocasión de la asunción de la presidenta chilena Michelle Bachelet, el 11 de marzo de este año), Tabaré Vázquez se sumó a un pedido del gobierno argentino de suspender las obras, algo desmentido a las 48 horas. De modo que son errores de ambos lados.

–Hoy, lunes, la subsecretaria argentina de Medio Ambiente, Romina Picolotti, viaja a Washington para pedir que el Banco Mundial no le de un crédito a Botnia, y lleva una carta del presidente Kirchner en ese sentido. ¿Lo pone en el mismo plano que el muro sobre la ruta, o como es una empresa privada el Estado no se inmiscuye?
–No, no… Es algo muy agresivo para nuestro país. Entre países con relaciones diplomáticas normales no hay precedentes de que un Estado haga gestiones para que no le den créditos a empresas del otro. Es una suerte de boicot internacional, realmente muy agresivo.

–¿En el Uruguay qué se le pide a Tabaré? ¿Que intente un diálogo con Kirchner o que rompa cualquier contacto?
–Nosotros siempre hemos sido partícipes de conversar. Uruguayos y argentinos somos pueblos hermanos y se debe dialogar hasta alcanzar una solución. Tenemos una comunidad de valores culturales y sociales demasiado profunda para que entremos en conflicto. Entre todos los países que estuvieron aquí en la Cumbre no hay dos que se parezcan más que la Argentina y el Uruguay…

–El problema es que también ambos presidentes tienen un carácter bastante parecido, y eso puede ser un obstáculo más…
–(Ríe) Sí, parecería que sí. Pero creo que hubo más intransigencia del lado argentino, porque se dejó prosperar una protesta que nunca debió haber llegado adonde llegó. Haber permitido que se corten rutas, agredir la temporada turística, dañar las actividades económicas, son obstáculos demasiado grandes. Siento que en la Argentina hay cierto acostumbramiento al piquete, y no se le da la verdadera magnitud de lo que representa. Como concepto es gravísimo, incompatible con toda norma de convivencia, un atentado a la legalidad, a la democracia, a los derechos humanos de la gente.

–¿En el Uruguay se está creando un clima antiargentino?
–Le diría que no. La relación de las sociedades es demasiado intensa y profunda como para que se genere un sentimiento antiargentino. Lo que sí hay es mucho disgusto con el gobierno del presidente Kirchner.

–¿Cómo toma el hecho de que el rey de España se haya convertido en el “facilitador” y que el presidente del país más grande del Mercosur, el brasileño Lula Da Silva, se haya ido de vacaciones justo en los días de la Cumbre?
–Mire, primero lo tomo como un gesto de buena voluntad del rey Juan Carlos. En segundo lugar, como un rotundo fracaso del Mercosur. Las instituciones no funcionan y no pueden resolver una controversia entre los socios. La ausencia del presidente temporario del Mercosur, Lula, más la del nuevo socio (el venezolano Hugo Chávez), más la situación de desavenencia entre los presidentes de la Argentina y el Uruguay, testimonian una crisis demasiado profunda.

–¿Lula y Chávez se lavaron las manos, dice?
–No son temas personales, sino institucionales. Y lo concreto es que el Mercosur no está funcionando.

–¿Uruguay se alejará del Mercosur?
–No creo que se produzca una ruptura explícita, pero el Mercosur languidece. Todos nos vamos alejando del compromiso regional. Si no funciona, no es de extrañar que se busquen soluciones por otros lados.

Bloques de hormigón y mezcla, los ingredientes del piquete que los asambleístas de Gualeguaychú formaron sobre la ruta 136 desde el viernes 3 hasta el domingo 5 de noviembre, mientras en Montevideo se desarrollaba la XVI Cumbre Iberoamericana de Presidentes.

Bloques de hormigón y mezcla, los ingredientes del piquete que los asambleístas de Gualeguaychú formaron sobre la ruta 136 desde el viernes 3 hasta el domingo 5 de noviembre, mientras en Montevideo se desarrollaba la XVI Cumbre Iberoamericana de Presidentes.

El presidente Tabaré Vázquez con el rey Juan Carlos. Sólo 16 presidentes –de los 24 previstos– llegaron a la capital uruguaya para la Cumbre. Julio María Sanguinetti, ex primer mandatario oriental del Partido Colorado, junto al actual, del Frente Amplio, unidos en la crisis.

El presidente Tabaré Vázquez con el rey Juan Carlos. Sólo 16 presidentes –de los 24 previstos– llegaron a la capital uruguaya para la Cumbre. Julio María Sanguinetti, ex primer mandatario oriental del Partido Colorado, junto al actual, del Frente Amplio, unidos en la crisis.

El presidente Néstor Kirchner junto al rey Juan Carlos y el canciller, Jorge Taiana. Nuestro mandatario estuvo apenas 18 horas en el Uruguay. Cristina Kirchner, por su parte, desairó al resto de las Primeras Damas y no fue al almuerzo que las reunió.

El presidente Néstor Kirchner junto al rey Juan Carlos y el canciller, Jorge Taiana. Nuestro mandatario estuvo apenas 18 horas en el Uruguay. Cristina Kirchner, por su parte, desairó al resto de las Primeras Damas y no fue al almuerzo que las reunió.

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