-El martes 10, la gente, desesperada y con un cacerolazo, por primera vez protestó al sentirse tan indefensa. Usted es el ministro de Justicia y Seguridad de la Argentina, un país donde precisamente la justicia y la seguridad están devaluadas. ¿Qué piensa hacer, al respecto?
-Estoy cumpliendo con mi responsabilidad.
-¿De qué modo? Porque no hay argentino que no se sienta la próxima víctima…
-Gracias a los operativos cerrojo y la mayor presencia policial en las calles, en la Capital mermó la delincuencia. Y ahora estoy apoyando con todo al gobierno de la provincia de Buenos Aires.
-Sin embargo, los diarios desbordan sangre. La gente no quiere oír más discursos: quiere hechos.
-Mire: si no nos ponemos de acuerdo en cómo terminar con la violencia, puede darse cualquier extremismo…
-¿Sobre qué se basa ese acuerdo?
-Sobre lo que estamos haciendo: cerrojos y saturación policial en zonas estratégicas.
-Insisto: ¿realmente cree que están dando buen resultado?
-Sí. Porque en la Capital, como le dije, el delito bajó dramáticamente.
-Con todo, no parece fácil convencer al ciudadano de la palabra "dramáticamente". El está convencido de que lo dramático, lo trágico, es la inseguridad.
-Estamos yendo a fondo y con todo…
-Muchos vecinos de la Capital abogan por la vuelta de los viejos edictos policiales, y el jefede la Federal, Roberto Giacomino, los reclamó públicamente. En suma, quieren una policía sin las manos atadas…
-La policía debe adecuarse al marco legal que sancionaron los legisladores de la Ciudad de Buenos Aires…
-Pero el famoso Código de Convivencia no parece una solución.
-Es la ley que tenemos, y debemos adecuarnos a ella.
-Pero, ¿qué se hace cuando una ley no funciona?
-Le recuerdo que, bajo los edictos, había abuso policial. Volver a eso sería muy peligroso…
-¿Y no es peligroso dejar todo como está?
-Por supuesto. Ante el enorme auge del delito, estoy de acuerdo en modificar y mejorar ciertas leyes.
-¿Por qué le temen a la Tolerancia Cero, el sistema con el que el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani le asestó un golpe mortal al delito?
-En el contexto en que vivimos es imposible aplicarlo.
-¿A qué contexto se refiere?
-Al de bancos que no le devuelven los ahorros a la gente y muy alta desocupación. En Nueva York, la Tolerancia Cero tuvo éxito cuando mejoró la economía.
-Eso significa que estamos condenados, porque los temas bancos, desocupación y economía no tienen solución a corto plazo. Y mientras, los asesinatos y los secuestros siguen su danza macabra…
-Pero el trabajo en conjunto con la provincia de Buenos Aires funcionará: pronto habrá resultados. Estamos requisando vehículos, tenemos gendarmes y prefectos en las estaciones ferroviarias, hacemos operativos sorpresa, aumentamos la presencia de personal de seguridad en un 60 por ciento, recuperamos muchísimos autos robados y detuvimos a cientos de personas con causas pendientes.
-El gobernador Solá habla de complots políticos, y se dice que la Bonaerense está de brazos caídos porque rechaza a Juan Pablo Cafiero como secretario de Seguridad. Pero ese internismo corre a espaldas de la gente: los crímenes siguen, y la sensación es que esos funcionarios son ajenos al problema. ¿Qué opina?
-Fui ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, y sé que el escenario es muy difícil. ¿Cómo evitar el defecto sin caer en el exceso? ¿Cómo no quedarnos cortos… sin pasarnos de la raya?
-Usted es el ministro de Seguridad de la Nación. De todo el país. Tiene la obligación de superar los escollos de ese escenario…
-Sí. Pero en los ocho meses que llevo en el cargo hubo 17 mil alteraciones del orden público. ¡No se puede creer! Es una situación muy difícil…
-Sin duda. Pero lo que acaba de decir es un diagnóstico. Diagnosticar es fácil. Lo difícil, lo que se espera de usted, es la solución. ¿Se siente culpable?
-La seguridad no puede ser aislada de la situación económica: sería una ingenuidad. Cuando alguien se enferma, no le echa la culpa al ministro de Salud… Hay dos posturas: 1) si no se resuelve el problema económico, nada cambiará, y 2) hay que resolver el problema de la inseguridad ahora, y más allá del desastre económico.
-¿Cuál eligió usted?
-No elegí. La realidad me instala en el medio de las dos. Desde luego, la economía no ayuda… Pero sé que en la Capital -donde viven dos millones y medio de almas- la seguridad mejoró a través de nuestra gestión. Ahora lo que más me preocupa es el Gran Buenos Aires.
-Debería preocuparlo todo el país: usted es el ministro de Seguridad de la Nación… ¿Los cacerolazos de la Red Solidaria y del CAME lo conmovieron?
-Fueron mensajes muy positivos, porque se hicieron sin vulnerar los derechos de otros. Es más: ordené que las fuerzas federales adhirieran a los cacerolazos. Por ejemplo, la Prefectura hizo sonar las sirenas de sus barcos. Y algunos de mis colaboradores fueron a la marcha…
-¿No los sintió como una protesta contra usted?
-No. Creo que fue una pregunta: "¿Cómo salimos de esto?". Una pregunta que excede a mi persona.
-¿Qué se hace contra los secuestros express?
-Los expertos en antisecuestros de la provincia trabajan con los de la Federal.
-¿Son realmente expertos? Porque los secuestros no paran…
-Tanto, que por su gran capacidad, los piden varios países.
-¿En serio me lo dice?
-Le aseguro que son excelentes profesionales.
-¿Ser parte de un gobierno de transición le sirve de excusa, ministro?
-No. En materia de seguridad no hay transición que valga. Por eso, para poner más policías en la calle, cortamos en gran medida los choferes, los custodios y los policías de administración.
-El presidente Duhalde dijo que "existen bandas de delincuentes descontroladas". Pero eso lo sabe todo el mundo. ¿Por qué no aclaró quiénes las integran y cómo serán combatidas?
-En el mapa de la inseguridad bonaerense que publicó GENTE están muy bien marcadas las áreas de esas bandas. El municipio de San Martín, por ejemplo.
-¿Vamos hacia la colombianización?
-No somos Colombia. Y le aseguro que no lo seremos.
-Pero la gente no puede ni quiere esperar más. Cree que los funcionarios son autistas irresponsables. Que hacen la plancha para durar. ¿Qué piensa?
-Le aseguro que esta no es una operación de maquillaje. Pero eso sí: la solución final es a largo plazo.
Mi situación es muy difícil. Porque en materia de seguridad tenemos que atacar los defectos sin caer en excesos, y no quedarnos cortos pero tampoco pasarnos de la raya"">
"Mi situación es muy difícil. Porque en materia de seguridad tenemos que atacar los defectos sin caer en excesos, y no quedarnos cortos pero tampoco pasarnos de la raya"
El jefe de la Policía Federal desató la polémica