Martín Lousteau y Graciela Ocaña, proponen una gestión “desde la mirada del otro” y “de cara al futuro” – GENTE Online
 

Martín Lousteau y Graciela Ocaña proponen una gestión “desde la mirada del otro” y “de cara al futuro”

El precandidato a jefe del Gobierno porteño de cara a las primarias. Quiere “ordenar el Estado” y plantea “un nuevo código de convivencia” y un plan de “hipoteca inversa” para los jubilados. GENTE y las raíces de los candidatos.
Política
Política

Gestionar desde la mirada del otro debería ser una de las principales aptitudes de quienes pretenden administrar la cosa pública, es decir, el Estado. Martín Lousteau y Graciela Ocaña pareciera cubrir ese requerimiento no escrito. Ambos buscan ganar en las primarias del 13 de agosto como primera posta de camino a las elecciones por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, uno de los principales distritos electorales del país. Dentro de Juntos por el Cambio, Martín compite contra Jorge Macri.

Se conocen hace mucho tiempo. “Siempre me pareció un joven con un gran futuro”, dice Graciela y levanta su mirada para ver a Martín directo a los ojos. Ella le lleva diez años y él dos o tres cabezas, el senador radical mide 1,91. “Ella siempre fue una persona muy capaz, trabajadora y valiente”, devuelve Martín desde lo alto. Unos trescientos adultos mayores los esperan en una biblioteca popular de la Comuna 11 para oír sus propuestas de campaña.

Ambos tienen una larga trayectoria política, un camino que los cruzó en más de una ocasión. Él economista, ella licenciada en ciencias políticas. Él se topó con los ojos de la incertidumbre cuando se aventuró como corresponsal de guerra a los veintitantos. Ella la sintió siendo muy pequeña, el día que su hermano nacía y su madre moría durante el parto; el niño terminó criándose en la casa de una tía y ella con sus abuelos. 

Martín tiene una visión macro de res publica, la expresión latina que significa “la cosa pública”, el ámbito de la denominada “esfera pública”. Y explora para ver cómo se mira desde lo micro. Tras los atentados del 11 de septiembre a las Torres Gemelas se fue como enviado especial de una revista a la frontera entre Afganistán y Pakistán, también escribió para un diario porteño, le gustaba descubrir el mundo que lo rodeaba. 

Video Entrevista:

“Fui corresponsal de guerra y después columnista en un programa de radio”, me dice con cierto orgullo, pero aclara que mirar a través de la mirada del otro no es algo que aprendió durante su fugaz paso por el periodismo: “la mirada del otro es algo que aprendes en tu casa. Es estar atento a cómo vive el que tenés al lado, y a veces al que tenés un poco más lejos. Si eso no lo incorporas es muy difícil resolver los problemas de verdad”.

Lousteau tiene el espíritu del explorador. Desde joven siempre procuró de ahorrar para poder viajar, hasta dio clases de tenis en un club de Palermo para poder saciar esa sed de descubrimiento. Vivió dos veces en Estados Unidos, primero cuando hacía una maestría en economía y luego cuando fue embajador argentino en Washington. Pero el hombre siempre vuelve a la ciudad que dice amar.

Si no hubiese sido por el presentador, el acto con los trecientos adultos mayores hubiese durado más horas de lo previsto. Los precandidatos lanzaron algunos de sus proyectos de corrido, sin pausa, a lo metralla. El tiempo se estiró cuando pasaron a las preguntas, quien no las hacía simplemente contaba una problemática. Era de esperar, más en un país donde la mayor parte de los jubilados no llegan a fin de mes y otro tanto sobrevive en la pobreza. Es imposible no escucharlos, además, Graciela lo siente de una manera muy especial y se queda un rato más.

Con Martín caminamos unas cuadras para tomar un café. Me cuenta que cuando compara Buenos Aires con otras ciudades, observa que “es una ciudad extraordinaria, con mucha vitalidad, con mucha vida cultural, pero le falta ser una ciudad más justa. Ponerse en el lugar del otro”, es decir “una sociedad justa para todos”

Explica que “la inseguridad no se vive igual en un barrio que en el otro” y lo mismo ocurre con la salud, con la educación. “El desempeño escolar depende en gran medida en cómo es tu familia, tu entorno socioeconómico”, en definitiva, un conjunto de cuestiones que “hacen a la diferencia a lo largo de una vida”. Un modelo de pensar la ciudad desde la mirada del otro y de cara al futuro, eso es lo que propone y lanza varios de sus proyectos.

“Sin acceso a la vivienda, ¿cómo podés tener un plan de vida? El plan de vida arranca por tu casa. Si no la tenés, si no podés siquiera alquilar, es muy difícil comenzar a pensar en el futuro”, dice el precandidato a jefe del Gobierno porteño.

Sobre el tema tiene dos iniciativas en carpeta. Primero reconvertir el microcentro de la cuidad en “un barrio joven”, orientado a los jóvenes y a lo tecnológico. En segundo lugar, tiene diseñado un plan para incentivar tanto a la inversión pública como al sector privado a través de estímulos, para que se hagan viviendas en los sectores donde haya menos densidad poblacional. “Hoy se construye casi en exclusivo en los barrios pudientes y donde ya hay mucha gente viviendo”, argumenta.

Dentro de la General Paz se da un fenómeno que pareciera de otras geografías, las diferencias entre el norte y el sur. Hay un dato que marca una grieta que no es del tipo ideológica o de partidos, sino que es socio estructural: “en los barrios con más vulnerabilidad del sur, la esperanza de vida es siete años menos que en los barrios más pudientes del norte”. El desempeño escolar, la tasa de delitos, el acceso a la salud y la pobreza caminan por la misma recta. 

En campaña. Más de trescientos adultos mayores escucharon las propuestas de los candidatos.

Experiencia en tiempos de crisis y nuevos proyectos 

Detrás de la sonrisa de campaña, Martín Lousteau no puede disimular su preocupación por el futuro del país. Los números de la economía acompañado con aumento de pobreza, una pizca de maldad política y el resultado puede ser dramático. El economista vivió varias tormentas desde que se arrimó a la función pública durante el gobierno de Felipe Solá en la provincia de Buenos Aires, en el ministro de Producción y posteriormente en el Banco de la Provincia. Su gestión fue seguida de cerca por Néstor Kirchner y el 10 de diciembre de 2007 la presidenta Cristina Fernández de Kirchner lo nombró ministro de Economía. Duró poco, se fue el 24 de abril de 2008 y no quiso volver a saber nada del kirchnerismo.

“Yo empecé a estudiar economía en el año 89, viví la hiperinflación del 89, la hiperinflación del 90, el Tequila, la depresión económica del 98, 99 y 2001, la crisis del 2002, después vivimos la crisis financiera internacional en el 2009, después viví la devaluación y recesión en el 2014, 2016, 2018. Eso es lo que viví. La crisis que estamos teniendo actualmente, 2020, y eso es por un desorden del Estado”, apunta el senador radical.   

Algunos analistas creen que el creciente número de protestas acelera un clima de conflictividad social. Lousteau apunta a la situación económica y no sólo al gobierno de Alberto Fernández“es una degradación que viene de hace años y que este gobierno nacional ha agravado mucho, por eso nosotros creemos que hay que tener en cuenta cuál es el impacto que está teniendo en la gente esto. Tiene una caída de salarios reales muy grande y tenés instalados un montón de focos de conflicto que enloquecen la vida cotidiana” y bajo ese escenario plantea “un nuevo código de convivencia” para que “nadie pueda tomar de rehén al otro ni cortar su libertad”, en obvia alusión a los cortes de rutas y piquetes.  

Luego lanza una lista de propuestas, habla de los subsidios, el costo de la energía, la inflación, las brechas entre las empresas públicas y privadas, el régimen laboral, entre otros puntos. En resumidas cuentas, poner orden en el Estado, porque “cuando el Estado está desordenado te desordena la vida cotidiana”.

—Da la sensación de que el tiempo que vivimos hoy es mucho más rápido ¿no? y por lo tanto la paciencia es mucho más corta, y esa paciencia corta se ve en la calle. Ahora, la pregunta es ¿todo eso se puede ordenar rápidamente como para que no explote?

—Nosotros somos de los que creemos que el shock es cambiar la dirección en la que estás caminando y después los pasos son cotidianos. Entonces, todo se puede ordenar. Hoy tenés un Estado que no tiene financiamiento, que no tiene dólares, que gasta de más. Vos tenés que ordenar ese Estado para que se vea hacia dónde va a caminar. Por eso te digo que hay muchas leyes, muchas cosas que vos decís ‘es esta la dirección’ y este es un curso colectivo que ordena el Estado, hoy, mañana, pasado. Eso te genera no solamente un cambio de expectativa sino también otro tipo de financiamiento, saber que el problema fiscal lo tenés resuelto y eso genera un entorno distinto. Ya lo hemos visto en el pasado cuando hay un cambio de estado de ánimo o de régimen económico, las expectativas viran tan rápido que se abre otra etapa. Ordenando el Estado vas a ordenar el presente y el futuro. Yo creo que eso reinicia un ciclo de crecimiento en Argentina. Siempre digo que los que quieren cirugía mayor nunca son los pacientes.

En campaña. A Martín no le molesta sacarse selfies con la gente mientras camina por la calle y de paso hace preguntas como cuando era periodista.

Graciela coincide. Ella también sabe de crisis y de los vaivenes de la política argentina. Después de formarse el legendario Grupo de los 8 en la Cámara baja del Congreso –que se oponían al menemismo–, el entonces diputado Carlos “Chacho” Álvarez la suma al Frente Grande. Lo que le permitió, bajo el paraguas del Frepaso, llegar en 1999 a ocupar una banca como diputada nacional. Ella también tuvo un breve paso por el gobierno de los Kirchner, primero como interventora del PAMI durante el mandato de Néstor y luego Cristina la nombró ministra de Salud.

Ocaña, al igual que Lousteau, duró poco en el kirchnerismo. Él se cruzó contra Guillermo Moreno, que por aquellos años era secretario de Comercio Interior y le gustaba pedir guantes cuando las cosas no se hacían a su manera, también tuvo algún que otro encontronazo dialéctico con Alberto Fernández, que oficiaba de jefe de Gabinete.

Lo de ella no fue menor. “La Hormiguita”, como siempre se la conoció en el ámbito de la política, se enfrentó a la mafia de las droguerías truchas, algunas de ellas ligadas directamente al narcotráfico, y contra el clan de los Moyano, empezando por Hugo, por no nombrar otros de menor peso. En su rol como legisladora siempre se destacó por insistir con leyes vinculadas a la salud, a la tercera edad; además de investigar decenas de denuncias sobre presuntos hechos de corrupción, denunció a la vicepresidenta de la Nación “por cobrar una jubilación de privilegio que le puede corresponder a ella como expresidenta y cobra una segunda pensión por Néstor Kirchner”.      

“Hay que cambiar ciertas modalidades y terminar con los privilegios. Las jubilaciones de privilegio, por ejemplo, desde la más extrema como son las que reciben los expresidentes en Argentina”, lanza Graciela. Frunce el ceño, parece enojarse. Entonces cambio de eje y le pido que me amplíe lo del plan de “hipoteca inversa”, algo que había escuchado durante su conversación con los jubilados.  

Es una idea novedosa que se aplica en muchos países como España, como México, como Estados Unidos. A mí me pasó un poco como a vos cuando estudiando encontramos estas instituciones nuevas que nos pareció muy innovador y la propuse tanto a nivel de la Ciudad, cuando fui legisladora y también a nivel país como diputada nacional. Es un formato donde el adulto mayor que durante toda su vida acumuló un capital, que es su único capital en la mayor parte de los casos, su casa, pueda aprovechar en vida y hacer uso de ese capital durante su vida, no esperar a morirse para que eso sea disponible para sus hijos o para sus herederos—, cuenta con entusiasmo. 

La hipoteca inversa permitiría pedirle a un banco “que te adelante una cuota mensual de ese capital con una condición, que la propiedad va a ser tuya mientras estés vivo. Cuando la persona fallece, o en caso de que la persona quiera vender su propiedad, lo que se hace es liquidar el préstamo, el banco se cobra lo adelantado y el resto le queda o para los herederos o para la persona si es que decide vender su casa, por ejemplo. Le permite tener una vida mejor”

En campaña. Graciela y Martín ya pasaron por unas PASO donde pulsearon entre ambos, desde entonces no dejan de hablar su el futuro.

Entre la incertidumbre, Ezeiza y la resiliencia

Martín Lousteau insiste en que “hay que mirar la ciudad desde distintas perspectivas” y se manifiesta preocupado por las actuales dificultades de los jóvenes, un problema de características mundiales: “el sistema productivo cambió mucho, antes nos formaban en empresas, arrancabas trabajando y te terminabas de formar”. Con la actual crisis y la elevada inestabilidad laboral el resultado es “la imposibilidad de empezar a autonomizarse”“Porque independizarse es comenzar tu propia vida desde tu propia vivienda, inclusive alquilada”, pero son pocos los que pueden hacerlo, y quienes sí prefieren emigrar.

Graciela lo observa desde el vértice de los adultos mayores con los que trabaja a diario: “Ellos se sienten muy preocupados porque la mayor parte de sus nietos, incluso de sus hijos quieren irse, emigrar de la Argentina y en muchos casos ellos son o provienen de familias que han venido a la Argentina, y que saben y han sufrido el desarraigo y lo que implica el desarraigo. Hay muchos adultos mayores que se quedan solos porque sus familias han decidido emigrar para tratar de conseguir un futuro mejor”.

No hace falta agregar más. Graciela hacía rato que terminó su cortado, Martín su té, pero le quedaba más de medio vaso de jugo de naranja y hago dos preguntas más.   

—Martín ¿con qué mirada querés que vea tu hijo, de acá a unos años, la Ciudad de Buenos Aires?

Mi hijo tiene diez años y tiene un entorno privilegiado porque su madre y yo hemos tenido suerte, suerte en donde hemos nacido, con oportunidades, y suerte a lo largo de la vida. Nos ha ido bien. Yo quiero que mi hijo entienda que lo que tiene él no es lo que tienen los demás. Y más que la mirada de mi hijo es la mirada de aquel que tiene diez años y no lee y escribe como mi hijo o la mirada de la madre que ve que su hijo no tiene la misma educación que tienen otros. Entonces, cuando uno dice, la mirada de mi hijo, la mirada de mi hijo en el fondo no es ni más ni menos que lo que a mí me gustaría que ocurra. Nos tiene que dar vergüenza que haya chicos que no lean ni escriban en la Ciudad mientras otros sí; que haya chicos que cuando salen a estudiar los van a robar y a otros no; que cuando van a un hospital público, o cuando tienen un problema de salud, en algún lugar tienen un buen hospital cerca o tienen una cobertura en salud y en otro lugar si vive dentro de determinados barrios no solamente no tiene nada, sino que ni siquiera entra un taxi a buscarlo. Eso nos tiene que dar vergüenza. Y eso es lo que hay que modificar.

Video Recorte Graciela Ocaña:

Busco una respuesta más, la miro a Graciela y le pregunto cómo le decimos a una persona de 80 años que siga creyendo. Ella me mira algo extrañada, espera y me estudia antes de responderme. La pregunta tal vez hablaba más de mi estado de ánimo frente a la clase política. Yo en un cuerpo de un octogenario hombre, cansado de los achaques de la vida y preocupado por un futuro que tal vez nunca veré. Finalmente me contestó con un tono maternal, como quien le da esperanza a un hijo. 

Yo creo que tienen muchas más expectativas positivas que una persona más joven. Tienen una resiliencia especial producto de haber vivido en la Argentina porque ellos saben un poco lo que te decía antes, de que muchas veces se han vivido crisis, pero la Argentina las ha superado. El desafío actual es el de empezar un camino distinto, porque siempre la superamos, siempre desde un escalón más abajo del que había iniciado la crisis anterior. Ahora creo que el desafío es hacer un camino donde esas crisis no se produzcan en forma continua o cada diez o cinco años. Creo que tienen la expectativa de que más rápidamente, si hay un buen gobierno, si hay valores, las cosas cambian. Y yo creo que en ese sentido son más optimistas que gente más joven que no tienen esa experiencia que es algo que vos sabes que te da la vida y que no se puede comprar en ningún lado, pero que hay que volver a revalorizar. Yo siempre les digo, hablen con sus nietos porque sus nietos nacieron en democracia, entonces, el valor de la democracia es distinto para nosotros. Nosotros supimos estar en la dictadura. Supimos lo que era no tener derechos, no poder elegir, no poder hablar. Entonces, yo creo que ellos pueden mostrarles a sus nietos el valor de la democracia y de la esperanza que significa que Argentina puede salir, porque ellos vieron que Argentina ha salido muchas veces.

Martín asiente con la cabeza y se suma a la lección que me había dado Graciela: “Los mayores son muchas veces más optimistas que los más jóvenes, tienen la explicación de la experiencia de vida, vital, es decir que ya tuviste momentos, no solo macroeconómicos sino personales y sabes que salís de eso. Pero ponete a pensar al revés, pensá en alguien que tiene 23 años. Argentina dejó de crecer en el 2010, hace 13 años. Cuando Argentina dejó de crecer esa persona que hoy tiene 23 tenía 10 años, no tiene registro. Su vida con registro como ciudadano, con conciencia cívica no tuvo crecimiento. Hay que transmitir la convicción de que de los lugares malos también se sale”.

Es verdad, de los lugares malos también se sale. 

Fotografías: Diego García

Video: Miranda Lucena

Edición de video: Miranda Lucena/Mailén Ascui

Más información en Gente

 

Más Revista Gente

 

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig