Hace un mes Kim Kardashian le pidió el divorcio a Kanye West. Desde entonces, con los trámites de por medio, comenzaron a darle forma a una de las complicaciones mayores que se suelen dar en estos casos: la división de bienes. Entre todo lo que acumularon se encuentra una mansión ubicada en Hidden Hills, en el estado de California.
Lo primero que acordaron Kardashian y West fue la estabilidad emocional de North, Saint, Chicago y Psalm, los cuatro hijos que tuvieron. Para evitar que sufran este nuevo proceso, ella se quedará viviendo con los pequeños en la mansión en la que convivieron hasta el momento en que decidieron distanciarse.
A raíz de esto, la casa que fue diseñada y realizada a gusto del rapero, quedó en poder de Kim. Según informó el portal TMZ, ella y los nenes vivirán ahí de manera permanente. Según resaltaron, la vivienda, que compraron en 2014 por 20 millones de dólares y que luego refaccionaron, tiene un estilo austero, casi como un museo, como siempre lo soñó Kanye.
Una de las cuestiones por las que él decidió dejarle la casa, además de poner como prioridad la felicidad de los pequeños, tiene que ver con que la mayoría de la familia de Kardashian vive en el mismo barrio, y hasta a media cuadra de la mansión.
El divorcio se dio después de 7 años de casados. En la solicitud de Kim, además de pedir quedarse con la casa por las cuestiones mencionadas, también exigió la custodia legal y física de los nenes. Ante el pedido, West estuvo de acuerdo en todo, remarcando que pone por delante la integridad de los menores.