En la historia de la industria automotriz, pocas leyendas perduran tanto como la del Shelby Cobra. Este emblemático automóvil deportivo ha dejado una huella imborrable y ha cautivado a entusiastas de todo el mundo con su deslumbrante combinación de potencia, elegancia y prestigio.
El cerebro detrás de este maravilloso automóvil fue el piloto estadounidense Carroll Shelby. Tras ganar las 24 Horas de Le Mans en 1959 y competir en la Fórmula 1, Shelby se propuso un nuevo desafío: construir un deportivo versátil que pudiera llevar a sus dueños de compras y a emocionantes carreras los fines de semana.
Durante su época como piloto, Shelby visitó las fábricas de automóviles de producción limitada en Europa y se dio cuenta de que Estados Unidos necesitaba un deportivo para todo propósito que le permitiera a sus dueños “ir de compras al supermercado y correr los fines de semana”.
Así fue como nació la idea de unir el chasis ligero del AC Ace británico con el poderoso motor V8 de Ford, una combinación que prometía desafiar a los deportivos europeos dominantes.
Para hacer realidad su visión, Shelby buscó un socio en el Reino Unido y encontró en AC Cars el candidato perfecto. El AC Ace, un pequeño deportivo exitoso con diseño inspirado en el Ferrari Barchetta, fue el modelo elegido para esta colaboración.
Shelby propuso montar un V8 en el AC Ace, y AC Cars aceptó con entusiasmo la propuesta. La colaboración se concretó con el apoyo de Ford, que proporcionó motores V8 y transmisiones para el proyecto. Así nació el Shelby Cobra, un vehículo compacto y potente que rápidamente se convirtió en una leyenda.
El Shelby Cobra no solo destacó por su desempeño en carretera, sino también en las pistas de carreras. Con su poderoso motor V8, el Cobra se destacó en competiciones y estableció récords de velocidad en varias categorías, consolidándose como un ícono en el automovilismo.
La producción del deportivo comenzó en marzo de 1962 y se extendió hasta 1968. La versión de serie más potente fue la que montó el V8 427 (7.0 litros) con 425 CV. Aunque en realidad hubo un Cobra aún más poderoso: el Shelby Cobra Super Snake, que Carroll Shelby construyó para él mismo. Mantenía el motor 427 y sumaba dos compresores Paxton que le permitieron alcanzar los 800 CV.
A través de los años, el Shelby Cobra ha mantenido su posición como símbolo de poder. Sin dudas, la visión de Carroll Shelby y la colaboración con Ford dieron vida a un vehículo que ha robado corazones y dejado un legado imborrable.
