Escapada esperada a Playa del Carmen, México. Sube una foto disfrutando y alguien le escribe el siguiente comentario: “¿Embarazada?”. Sofía Pachano (32) elige responderles a los haters –como ese seguidor– con el desparpajo y el humor que la caracterizan: “No, como papitas. Estoy en un all inclusive”.
Es que la participante de MasterChef Celebrity (Telefe) vive su vida libre de la represión de la belleza hegemónica y concientiza sobre la importancia de que los medios tradicionales empecemos a mostrar cuerpos reales, para ayudar a que no haya tantos juzgamientos sobre ellos.
“Eso ya empezó a cambiar, porque se han vendido falsos estereotipos de belleza. Durante muchos años fue difícil ser mujer”, analiza la actriz y cocinera, que disfrutó de los cenotes de la Riviera Maya e hizo esta producción sin maquillaje, como todo un statement.
“Cuando comparto fotos tampoco uso filtros y trato de mostrarme lo más natural posible: no soy alguien que me retoque la cintura. Digamos que ya soy cuadrada... Y jamás me saco las pecas”, asegura la hija de Aníbal Pachano, con quien confesará tener una relación edípica. En una charla sin casette, cómo lidia con los señalamientos por su físico, cómo afecta la exposición en las redes y cómo y por qué eligió preservar la intimidad, aunque en el pasado haya elegido mostrar todo.
"Una vez me dijeron en vivo cosas como 'estás más gordita'... Y la verdad, no es una opinión solicitada. No le estás hablando al nutricionista por un tema de salud. Entonces le respondo a la señora: ‘Ni idea... la vida. Comí de más y no me interesa tu opinión'"
–¿Cómo te afectan los señalamientos sobre tu cuerpo en las redes?
–Nadie tiene la valentía para decírtelo en la cara, pero en las redes te dicen cualquier cosa. Una vez me dijeron en vivo cosas como “estás más gordita”... La verdad, no es una opinión solicitada. No le estás hablando al nutricionista por un tema de salud. Entonces le respondo a la señora: "Ni idea... la vida. Comí de más y no me interesa tu opinión". En mis redes trato de ser lo más sincera posible conmigo misma.
–Hay muchos mandatos instalados que estamos derribando, deconstruyéndonos todos, ¿no?
–Exacto. Están esas cosas de “¡qué mal envejeció!”… ¿Cómo es eso? ¿Qué sería envejecer "mal"? ¿Cómo es eso de que a los cincuenta y post-maternidad no podés tener una estría? Fijate que en los hombres está todo permitido. Hasta los actores pueden actuar con panza... Y una actriz rellena –siempre para lo que el sistema considera "correcto"– está mal.
–¿Los productores siguen haciendo hincapié en los estereotipos de belleza?
–El productor sigue sintiendo que tiene poder sobre las cuestiones físicas. Aclaremos que es muy diferente cuando son detalles que requiere tu personaje... Por ejemplo si tiene bulimia, o si tengo que verme mayor o encarnar a una persona drogadicta. Pero me ha pasado de ir a grabar con un short y una remera y que me digan: “Viniste desnuda a grabar”. El tipo se vio con la libertad de hablar sobre mi cuerpo en un contexto en el que no tenía nada que ver.
–¿Cómo analizás el fenómeno de que tener seguidores en Instagram es una suerte de currículum?
–Es que hay una confusión muy grande. Que tengas seguidores no te hace artista, ni te lleva más gente al teatro. Hay muchos que son instagramers y los aplaudo, porque se pasan todo el día generando contenidos. Muy diferente es ser cantante, conductor o bailarín. Creo que se va entendiendo que subirse a un escenario conlleva miedos, preparación y saltar barreras.
–Hay muchos casos de actrices que te dicen que perdieron un papel frente a otra persona que tenía más seguidores y que ése fue el argumento que le dieron...
–Siento que es experimental eso de poner gente con seguidores. Pero también hay casos, como el de Laurita (Fernández), que es talentosa y tiene muchos seguidores. Pienso que hay cosas que se juntan. Como hay una crisis muy fuerte en la TV y en el teatro, piensan que se compensa llevando audiencia de las redes sociales. ¿Y si les das todo en las redes... por qué pagarían una entrada, si ya te ven?
–Con la crisis económica, muchos actores se volcaron más a las redes. ¿Cómo te impactó a vos y cuáles son tus límites?
–La crisis hizo que las marcas nos resulten útiles a muchos actores. Claramente generan un ingreso. Pero pienso que hay que ser responsable de lo que comunicás. Yo no soy un supermercado. Sí acompaño a marcas con las que estoy desde hace mucho, a las cuales les gusta mi perfil. Incluso no les importan mis redes, ni nunca me pidieron publicación.
–¿Hubo alguna oferta que rechazaste porque no te representaba?
–Me ofrecieron trabajar para una marca de hamburguesas, pero no: soy vegetariana y cocinera. No va con mi perfil. No podría comunicarlo sólo por un tema económico.
"(Las personas expuestas) Somos personas, más allá de nuestros personajes. No somos sólo la porción que ven, para bien y para mal. Se generan ídolos nacionales que por ahí son unos hijos de puta... Yo no me creo ni los halagos ni las destrucciones"
–En ese sentido, hace unos días escracharon a Nicole Neumann porque es vegana pero usa botas de cuero...
–Pasa que estamos muy expuestos. Yo ya veo que no como carne, y un día la como y me van a matar. Siento que muchas personas estamos en un proceso de cambio. Me pasa algo similar con el tema del uso del plástico: tengo mucha conciencia con el medio ambiente –aunque a veces no lo comunique–, y de repente me ves en MasterChef enfrente del papel film, por un tema bromatológico. Seguro que si lo subo me ponen "hipócrita"... Es la vida. Sabemos que Nicole es defensora de los animales, y si se puso las botas de cuero tal vez lo hizo en la vorágine. No es juzgable. No creo que posaría con un tapado de piel. Siento que la gente señala antes de pensar. También esto es efecto de las redes: en los 90', Araceli (González) no vivía todo esto; nadie se interesaba. Tal vez antes te exponías y hoy elegís decir que no.
–¿Sentís que hay un trato excluyente para las personas públicas y que se les pide perfección?
–Somos personas, más allá de nuestros personajes. No somos sólo la porción que ven, para bien y para mal. Se generan ídolos nacionales que por ahí son unos hijos de puta... Yo no me creo ni los halagos ni las destrucciones.
–¿Por qué?
–Porque no me conocen y no me lo puedo creer. Siempre que me ven espontánea y riendo me dicen que soy una excelente persona, pero también recibí insultos de que era mala compañera. Básicamente, me como las puteadas, no lo mediatizo. La verdad, evito estar en conflicto, aun siendo parte de un reality show.
–¿Cómo te afectaron esas rivalidades en lo que va de 'MasterChef'?
–MasterChef es súper clean. Con Analía (Franchín) nos peleamos por un huevo y hoy es una amiga que me llevo del programa.
–¿Qué te deja estar en un reality que te permite mostrar el placer que te da el arte de la cocina?
–El otro día me daba cuenta de algo que me recordaba mi mamá (Ana Sans): mi primer taller en el jardín fue de cocina. Cuando era chiquita jugaba a que el microondas era la cámara de TV. Tenía mi programa en el que hacía bizcochuelos y galletitas, y después se los llevaba a mis amiguitos. Además, las crisis económicas siempre te obligan a arreglarte para hacer algo rico. ¡Hasta Pappo sabía hacer ravioles! Cuando llegó lo de MasterChef yo ya venía de varios años en los que –para quienes me seguían en Instagram– hacía crónicas gastronómicas y mostraba el disfrute de viajar, comer y tomar rico.
"Conectar con el mar y la selva en la Riviera Maya, y disfrutar de los cenotes –después de estar varada en el campo seis meses– es un privilegio. En tu porción de metro cuadrado, a distancia y con barbijo, se puede. Si uno piensa que la pandemia se fue, la pifiamos"
–Además, la gente pudo conocer esa faceta tuya, por fuera de lo actoral.
–Tal cual. Cuando me lo propusieron, dije "sí" de cajón. Algunos tal vez escuchaban mis columnas de soltería en Perros de la calle, con Andy (Kusnetzoff), pero la gran mayoría sólo sabía que bailo. Y me encantaría que la cocina fuera una carrera para mí. Es algo que me puse a estudiar como hobby –en paralelo a las funciones de El otro lado de la cama–, como para pensar en otra cosa. MasterChef no me da igual, como "un reality más". Esto me gusta en serio, y por eso me angustiaba y me ponía mal.
–¿Qué era lo que más te frustraba y cuáles fueron los platos más polémicos y difíciles para vos?
–Y... que los jueces fueran más duros conmigo, porque veían que me importaba de verdad. Los platos más polémicos fueron los que no me gustaron a mí. Sufría que se me rompieran las cosas, como me pasó con el cheesecake, que fue un tema de frío y de los tiempos... O presentar una pasta cruda: ahí a Germán Martitegui le dije directamente que no la comiera... Es un problemón que viene de ser hija única... solita mi alma... Estás acostumbrada a agradar al otro, pero tenés que hacer primero lo que te agrade a vos.
"De mi vida elijo no contar mucho, porque siento que está bueno preservarme. Se dijo mucho sobre parejas con las que no pasó nada: siempre te quieren casar. Yo estoy bien, no necesito estar con alguien. Y menos contaría algo forzadamente"
–Y ahora esta escapada te da un poco de aire. ¿Lo tenías planificado?
–Sí, son vacaciones planificadas. Tenía un pasaje que por la pandemia tuve que reprogramar, y me vine a Playa del Carmen a visitar amigos. En marzo del 2020 fui a mi casa en el campo por una semana y quedé varada seis meses, así que estuve muy conectada con las vacas y los pollos. Ahora, conectar con el mar y la selva en la Riviera Maya y disfrutar de los cenotes es un privilegio. En tu porción de metro cuadrado, a distancia y con barbijo, se puede. Si uno piensa que la pandemia se fue, la pifiamos.
–Recién decías que fuiste a visitar amigos y en ese sentido se te endilgó una relación (NdR: Santiago Ramundo). ¿Estás de novia?
–De mi vida elijo no contar mucho, porque siento que está bueno preservarme. Se dijo mucho sobre parejas con las que no pasó nada: siempre te quieren casar. Yo estoy bien y no necesito estar con alguien. Y menos contaría algo forzadamente. Vivimos un momento en el que para alguien descubrir un romance es conseguir una estrellita, como lo que pasó con Coti (Sorokin) y Cande (Tinelli). Por ahí se estaban conociendo nomás... ¿Por qué deberían hacerlo público? A mí esa presión me aleja, no me da ganas de contarlo. Cuando sea algo orgánico lo diré, pero no tengo título ni nada que informar. Yo creo que los compañeros se encuentran. El amor no sé si es para toda la vida, pero el respeto y la lealtad sí.
"Hay personas que desean hacerte mal, que quieren tu espacio, tu marido o tu esposa. Entonces, hay que cuidar mucho cuando todavía estás conociendo a alguien"
–Entonces tampoco lo negás...
–Yo estoy bien, y lo más importante es uno.
–¿Te lo reservás para cuidarte de la mirada ajena?
–La gente es muy mala de verdad, y a veces te trae un conflicto. Una colega que está muy expuesta me contó que le mandan mensajes donde le dicen que están viendo al marido chapándose a otra en un bar... ¡y él está en la casa con ella! Hay personas que desean hacerte mal, que quieren tu espacio, tu marido o tu esposa. Entonces hay que cuidar mucho cuando todavía estás conociendo a alguien.
"Mi papá siempre está ahí, y quiere saber como un periodista. Me endilga que esas cosas se las cuente a mi mamá, pero no lo hago, porque es un boca floja. A veces le he llegado a decir: ‘¿Qué querés que te cuente, que estoy cogi...? Sos mi papá, no un amigo’"
–Antes no eras así de reservada. Siempre contaste todas tus relaciones. ¿Cómo fue el proceso de cambio?
–Es cierto que siempre las conté. Pero por ejemplo, cuando mi papá habló de su enfermedad, lo hizo cuando él pudo. No lo dijimos cuando el fotógrafo de una revista se metió en el Fleni, o cuando tal panelista dio la info. Es algo que pienso aunque sea algo grave, o tenga que ver con mis relaciones. Uno cambia. Son procesos personales.
–¿Siendo hija única, cómo es la relación de tu padre con tus novios? Con uno de ellos (Emanuel Sánchez) recuerdo que dijiste que te ayudaba a unirte a tu papá. Y de otro dijiste: “Por primera vez tengo un novio al que mi padre adora” (Talo Silveyra).
–Al ser hija única y mujer, cada vez que me separo tiene algo para decirme, incluso un "te quería", y no sé si quiero que me lo diga. Mi papá siempre está ahí, y quiere saber como un periodista. Siempre me endilga que esas cosas se las cuente a mi mamá. Pero no lo hago, porque es un boca floja. A veces le he llegado a decir: "¿Qué querés que te cuente, que estoy cogi...? Sos mi papá, no un amigo".
"Lo de El Polaco surgió porque era la soltera de MasterChef, pero no soy una depredadora. No se conoce a mi pareja: yo estoy trabajando y muy tranquila. Siento que no tenía que aclarar algo que no sucedía, y que si lo hacía le daba más entidad"
–¿Con tu mamá te sentís más confidente?
–Claro... Y después igual se lo termino contando a mi viejo. Mis amigos me hacen ver que él siente que es una forma de pedirme amor. Pero la verdad es que me reservo, porque es un bocón... Igual, las cosas importantes la familia las conoce. En estos cuatro años no estuve soltera. Les contaba con quién salía, por un tema de cuidado, por más libre que sea. Les decía: "Si no te contesto, éste es su teléfono".
–¿Te arrepentís de haber expuesto viejas relaciones?
–No me arrepiento del pasado, ni de compartirlas. De hecho, muchas de mis desventuras amorosas las conté en Perros de la calle y fue súper divertido. Pero este año no lo haría. Uno es cambiante: no sos de la manera que el medio piensa que sos. Hay cosas banales que pasan en lo personal y no quiero mostrarlas más. También viven endilgándome romances: según los medios, estos cuatro meses estuve con cuatro parejas diferentes.
"Yo vivo rodeada de hombres, porque soy muy varonera, amiga de ellos. Por ejemplo, tengo dos amigos heterosexuales con los que soy como una hermana. Compartimos la cama cuando nos vamos de viaje. Existe la amistad entre el hombre y la mujer. ¿A veces se corren esos límites? También"
–También te relacionaron a El Polaco en medio de su crisis (con Barby Silenzi), pero no saliste a aclararlo.
–No tuve nada que ver. Con El Polaco tengo la misma buena onda que con Leti (Siciliani), El Turco (García), Analía (Franchín) y Claudia (Villafañe). Todo eso también surgió porque era la soltera de MasterChef... Pero no soy una depredadora. No se conoce a mi pareja: yo estoy trabajando y muy tranquila. Siento que no tenía que aclarar algo que no sucedía y, que si lo hacía le daba más entidad.
–También te pasó con el Mono de Kapanga.
–Sí, cuando ya se había ido del programa. Ven a una mujer amorosa con alguien y ya piensan que tenés una relación o una intención física. Yo vivo rodeada de hombres, porque soy muy varonera y amiga de ellos. Por ejemplo, tengo dos amigos heterosexuales con los que soy como una hermana: compartimos la cama cuando nos vamos de viaje. Existe la amistad entre el hombre y la mujer. ¿A veces se corren esos límites? También. Pero si digo "Mono, te amo" no es literal, porque si sintiera eso no se lo diría así. Con eso se armó una discusión con mi mamá, que me dijo que no podía decirle "te amo" porque se presta a confusión. Porque seas mujer o soltera no vas a querer estar con todos...
"He salido con algún pibe que me dijo que si quedo embarazada lo tengo que tener. Así como terminé de tomar esa cerveza, borré el número. ¿Cómo es eso? ¿La maternidad es obligatoria y la paternidad no? Vos te podés borrar, pero yo lo tengo que tener"
–¿Cuál es tu postura sobre la sanción de la ley de aborto?
–Me emocioné mucho. Me enteré estando en México. No es una opinión personal o una cuestión de individualismo. Es una política de Estado y es importante que esté, para que puedas decidir sobre tu cuerpo. Los que estamos a favor no nos sentimos obligados a abortar. Sólo se trata de sacar los abortos de la clandestinidad. Lo que yo haría con mi cuerpo es una decisión personal. No tengo injerencia sobre el cuerpo del otro. Es muy increíble lo que estamos logrando las mujeres.
–¿Fue un tema que se discutió en la mesa familiar? ¿Cómo piensan tus padres al respecto?
–Mis padres están a favor. Saben que son políticas de Estado, que somos un país pensante y que éste derecho tenía que estar; no podíamos seguir pensando como una sociedad individualista. Ahora hay que trabajar para que se pueda implementar la ley y que en todos los hospitales haya alguien a favor de practicarlo. Si sos médico, sos médico: una nena no puede parir. Tampoco me entra eso de la bandera de Dios. Claramente, Dios no permitiría que violen a una nena y la obliguen a parir.
–¿Te ha pasado de discutir con un varón sobre esto y que esté en contra?
–He salido con algún pibe que me dijo que si quedo embarazada lo tengo que tener. Así como terminé de tomar esa cerveza, borré el número. ¿Cómo es eso? ¿La maternidad es obligatoria y la paternidad no? Vos te podés borrar, pero yo lo tengo que tener.
Fotos: Camila Torres (Instagram @camitorresph)