El día que un jugador amateur derribó un avión de un pelotazo en Asunción – GENTE Online
 

El día que un jugador amateur derribó un avión de un pelotazo en Asunción

Esta es la increíble historia de Fidel Trigo, quien a los 16 años fue protagonista de una historia increíble que la propia Conmebol se encargó de relatar.

Corría el año 1957 y en un el tranquilo vecindario de Villa Morra se llevaba a cabo un partido en el club del barrio, General Genes. Todo transcurría con normalidad, hasta que ocurrió algo inédito a manos, o mejor dicho a pies, de un jugador de la escuadra local.

Fidel Trigo ocupaba su puesto como un robusto defensor, jugaba de titular ante el equipo visitante presidente Hayes. El primer tramo del encuentro fue muy reñido, sin embargo, durante el entretiempo ocurría el suceso que se recuerda hasta hoy.

Ese día, quien llamaban cariñosamente “Chingolo”, cumplió con una amenaza con la que llevaba mucho tiempo bromeando: derribó el avión de un vecino mientras éste lo piloteaba.

El otro protagonista de esta historia llevaba el nombre de Alfredo Lird, era piloto aviador civil, fanático del General Genes. En su afán de apoyar al club tenía la costumbre de realizar vuelos rasantes por sobre el club para incentivar al público a alentar. Fue exactamente esto lo que lo ocasionó su caída.

“Pasaba siempre durante los partidos o las prácticas y yo le decía en guaraní: 'anive reyu upeicha, porque roityta', que significa: 'No pase más, así que le voy a tirar con un pelotazo que le voy echar', y él se moría de risa porque era mi amigo”, relata Trigo.

Pero como bien dicen, el que avisa no traiciona y ese sábado como tantos otros la aeronave CAP-4 Paulistinha que sobrevolaba el recinto.

El adolescente ofuscado porque su equipo no acertaba el arco para conseguir la anhelada ventaja numérica esa tarde se sentó bajo un árbol junto al resto del equipo a escuchar las indicaciones para el segundo tiempo del encuentro de parte del entrenador, pero el técnico no paraba de quejarse del ruido que causaban las hélices que sobrevolaban cerca suyo.

Por lo que según cuenta el propio protagonista decidió tomar cartas en el asunto. “Le dije: 'Esperé profe. Yo le voy a dar su medicina', y salí al medio del campo y le metí un pelotazo arriba. La pelota de color naranja justo dio entre la hélice y la tapa del motor. Se rompió la hélice. La tapa de motor se cayó cerca del arco. Enseguida el avión se fue a pique hacia la avenida España".

Afortunadamente es una historia sin tragedia ya que tanto el piloto como el copiloto sobrevivieron al siniestro. El adolescente por su parte al ver el resultado de su impulsivo acto corrió a esconderse bajo la cama de su abuela Josefa, quien salió a defenderlo con su escoba pues pensó que lo iban a llevar preso.

Lo más curioso es que luego de semejante accidente el juego no fue suspendido si no todo lo contrario, ambos equipos regresaron al campo luego de comprobarse que no hubo heridos y el partido se reanudó con tranquilidad.

Incluso el responsable, quien había huido, volvió cuando nada más y nada menos que los hombres que cayeron a raíz de su pelotazo, fueron a buscarlo para tranquilizarlo y hacer que regrese.

“Un ratito pararon el partido. Yo me asusté. Me llevaron y me hicieron tomar agua fría y me mojaron la cabeza. Me dijeron: 'tranquilo, no pasó nada en absoluto”, recordó.

En esa memorable tarde su equipo consiguió una victoria de 2-0.

Foto: Gentileza/ Conmebol

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