Tengo perfil bajo. Nunca hablé con la prensa. Vengo de una familia de abogados; mi mamá es magistrada; trabajo en un estudio tradicional... Soy soltero y no tengo hijos. Tuve novias, blanqueé pocas, pero nunca sentí así... Es la primera vez que me enamoro. Esto de hablar con vos lo hago por el amor que siento por Nazarena”. La voz de Gonzalo Gamarra se pierde en el lobby del resort Be Live Canoa de Bayahibe, República Dominicana.
Tiene 30 años –diez menos que Nazarena Vélez– y el 14 de marzo ambos viajaron a este paraíso. “Quería traerla a un lugar sin el asedio de la prensa, donde pudiera disfrutar. Le supliqué venir y me hizo padecer. A último momento me dijo que sí. Me derretí y saqué los pasajes”, señala.
Allí se despiertan temprano, caminan hasta su playa privada, disfrutan del mar Caribe, cenan a las ocho de la noche y se recluyen en su cabaña. Nazarena está a su lado. Bromea, dice que no quiere contar demasiado, pero... “Es la primera vez que siento algo por un hombre desde que pasó lo de Fabián. Gonzalo me hace reír mucho. Puedo decir que es la primera vez que río con ganas en casi un año. Jugó callado y nadie lo vio venir. Me hace sentir muy segura. ¡Hasta me pidió convivir! Me estoy permitiendo volver a empezar. La que más fichas nos metió es Barbie”.
Sigue Gamarra, y pone blanco sobre negro esta relación: “En diciembre nos cruzamos por primera vez en el restaurante Guapa. Y me obnubilé con ella. No sólo por lo físico, que salta a la vista para cualquier hombre, sino por su actitud frente a la vida. La admiro como mujer, como madre. Pudo ponerse como objetivo salir adelante, saldar sus deudas, y con sudor y lágrimas lo está haciendo. Desde ese mismo momento me puse como meta conquistarla. Durante todo enero le insistí, sin pasar los límites, porque sabía lo que le sucedía. La invité a salir, y cuatro veces me dejó plantado. Pero no bajé los brazos. A principios de febrero accedió a cenar.
La primera vez que estuvimos solos fue en el restaurante del hotel Saint Jeanne, que hice cerrar para que nadie pudiera vernos ni sacar una foto con un celular. Después salimos en grupo y llegó la fiesta de GENTE. Allí, durante el desfile, le robé el primer beso. Naza se quedó dura. Salí con los labios marcados con su rouge. Exponerme de esa forma fue un acto de amor, de jugarme por ella. Mi deseo máximo es formar una familia, y no descarto hacerlo con Nazarena”.
–Durante todo enero y parte de febrero se especuló que ella estaba con Marcelo Cosentino.
–No lo conozco. Es cierto que él quería estar con ella. Pero yo sé, por medio de Carmen, que él era un amigo más, y que Naza no quería saber nada.
–El 24 de marzo se cumple un año desde que Nazarena enviudó. ¿Qué hará ese día?
–Me considero su compañero, caminando a la par. Ella debe vivir los tiempos que necesite. Sólo quiero hacerla reír y, por lo que me dice, lo estoy logrando. ¿
A los besos en la piscina del resort Be Live Canoa. Después de un año durísimo, la actriz volvió a reír. Quienes la quieren le piden que vuelva a ser feliz.
La idea de la flamante pareja es permanecer una semana en el resort de Bayahibe.
Pasaron por un spa que incluyó ictioterapia, masajes de pies hecho por peces.
“Gonzalo me hace reír mucho. Puedo decir que es la primera vez que río con ganas en casi un año. Me hace sentir muy segura. ¡Hasta me pidió convivir!”
Muy contentos jugaron en el mar.
“En la fiesta de GENTE. Allí, durante el desfile, le robé el primer beso. Naza se quedó dura. Salí con los labios marcados con su rouge”.