Bayona recrea con realismo y fuerza la sobrevivencia en los Andes – GENTE Online
 

"La sociedad de la nieve": así se rodó la película sobre el Milagro de los Andes que marcha Nº1 en Netflix y avanza rumbo al Oscar

“Aquella confraternidad fue un acto de dignidad”, afirma el director J. A. Bayona, quien en primera persona narra el filme que acaba de estrenar Netflix sobre el vuelo uruguayo que cayó hace 51 años en la Cordillera, dejando sólo 16 sobrevivientes de 45 pasajeros, en un entorno hostil y recurriendo a medidas extremas para mantenerse vivos 72 días.
Cine y Series
Cine y Series
La claqueta utilizada durante la filmación.

Leí el libro La sociedad de la nieve hace más de diez años, mientras me preparaba para filmar Lo imposible, y me resultó muy inspirador. El título de Lo imposible, por ejemplo, se me ocurrió cuando leí una declaración de Roberto Canessa, uno de los supervivientes de los Andes. Recuerdo haber compartido fragmentos del libro con Naomi Watts y Tom Holland en los descansos entre tomas. Las dos películas cuentan las historias de dos tragedias humanas que comparten una idea de supervivencia no sólo física, sino también emocional.

En la historia que relata, Pablo Vierci consigue que te metas en la mente de cada uno de los personajes, y experimentas algo extremo que te pone cara a cara con la muerte - y a partir de ahí, la atención se centra en vivir. Es una historia fascinante y compleja. Su libro está lleno de fuertes contrastes entre luz y oscuridad, y es muy humano. Me interesó especialmente el sentimiento de culpa que impregna toda la historia, que desmonta el clásico cuento del héroe de las películas que retratan este tipo de historias.

Ficción: una de las escenas de la serie,cuando el avión ya había caído en medio de los Andes el 13 de octubre de 1972.

Era muy importante para mí lograr que los actores formaran un vínculo similar a la sociedad que representan en la historia, un grupo fuerte y sólido de personas que se apoyaron en los momentos difíciles. Crear ese espacio entre los actores es algo que conseguimos con el tiempo durante el casting, los ensayos y el rodaje. Los actores fueron valientes y se entregaron de lleno a sus interpretaciones, experimentando una pequeña dosis del frío y el hambre que habían pasado los sobrevivientes. Todo el proceso fue supervisado por médicos, nutricionistas y un entrenador personal que les acompañó semana a semana” (Bayona)

Realidad: Las fotos publicadas por Revista GENTE tras el rescate.

En el libro, Roberto Canessa se dirige a los muertos 40 años después del accidente y les pide que acepten en paz haber experimentado la vida que no tuvieron. Uno de los temas de la película de esa idea: la necesidad de establecer contacto entre los entre los vivos y los muertos para escribir una historia que resalta el papel fundamental de todos, incluidos los que no volvieron.

Escrita y producida por el propio Juan Antonio Bayona (en compañía, respectivamente, de Bernat Vilaplana, Jaime Marques y Nicolás Casariego, y de Belén Atienza y Sandra Hermida), tuvo a Alain Bainée como diseñador de producción, Pedro Luque Briozzo a cargo de la fotografía, Jaume Martí y Andrés Gil de la edición, y Michael Giacchino, de la música.

Llegar a un acuerdo con todos los supervivientes y las familias de los fallecidos era vital para este proyecto y todos respondieron de forma unánime y favorable al enfoque de la historia. Los sobrevivientes fueron fundamentales, su entusiasmo alimentó la película y mi perspectiva.

La sociedad de la nieve trata el delicado tema del canibalismo, y claro que fue difícil decidir cómo abordarlo. Pero si seguimos hablando de esta historia más de 50 años después, es en gran parte porque los protagonistas tuvieron que alimentarse de los cuerpos de sus amigos. Me interesa mucho la naturaleza simbólica de ese acto: la idea de darse a sí mismo a otro.

Una escena del filme.
Otra imagen de la película de Bayona.
Ficción: Enzo Vogrincic (en el rol de Numa Turcatti -izquierda-), Matías Recalt (de Roberto Canessa -centro-) y Agustín Pardella (Nando Parrado -derecha-) en plena acción.

Enzo es un actor excepcional con una impresionante presencia en pantalla. Pero su personaje también es similar al de Numa. Ellos son dos personas trabajadoras que se preocupan mucho por ayudar a sus compañeros y, al mismo tiempo, evitan ser el centro de atención. El hecho de que Enzo comparta una sensibilidad con Numa ayudó mucho a la hora de trabajar con el personaje” (Bayona)

Realidad: Los mismos Vogrincic, Recalt y Pardella, posando. El elenco se completa con Esteban Bigliardi (como Javier Methol), Diego Vegezzi (Marcelo Pérez), Fernando Contigiani García (Arturo Nogueira), Esteban Kukuriczka (Fito Strauch), Rafael Federman (Eduardo Strauss), Francisco Romero (Daniel Fernández Strauch), Valentino Alonso (Pancho Delgado), Tomás Wolf (Gustavo Zerbino), Agustín Della Corte (Tintín Vizintín), Felipe Otaño (Carlitos Páez), Andy Pruss (Roy Harley), Blas Polidori (Coco), Felipe Ramusio (Diego Storm) y Simón Hempe (Coche Inciarte).

En el corazón de La sociedad de la nieve hay un espíritu de colaboración y amistad que aparece espontáneamente a medida que los protagonistas se enfrentan a mayores adversidades. La entrega de uno mismo a los demás se manifiesta tanto espiritualmente -cuando se camina por los demás o se curan sus heridas- y físicamente, con esos cuerpos que dan permiso para ser devorados en ante la muerte. Es un recurso tan extremo como místico y humanista. A pesar de tratar temas oscuros, mis películas están llenas de luz: hablan de la muerte para subrayar la vida.

Para rodar estas escenas preservamos la privacidad y la intimidad de los protagonistas. Y preferimos evocar emociones en lugar de mostrar imágenes explícitas. Las imágenes gráficas distraían. Para ellos, comer carne humana se convirtió en algo cotidiano. Pero para el público, es imposible convertir algo tan escabroso en algo trivial en sólo dos horas de película.

El libro de La sociedad de la nieve, de Pablo Vierci (foto), quien además de inspirar el proyecto, es socio.
La película de 144 minutos.

Mis filmes siempre han sido conocidos por sus grandes protagonistas femeninas, y yo era consciente de ello. Aquí la historia involucra a un equipo de rugby y sus compañeros, básicamente a un grupo de hombres. Es cierto que la película representa un cambio, y me pareció muy interesante poder utilizar esa base real para reflexionar. Hablamos de hombres en un contexto muy concreto. América Latina en los años setenta. Todos ellos acaban en la montaña con una serie de roles masculinos que estaban fuertemente definidos por la sociedad, pero la montaña les obliga a cuestionar y romper esos roles.

Son hombres que tienen que aprender a amarse y cuidarse, tanto física como emocionalmente: confraternizan, duermen abrazados, se masajean constantemente por la noche, curan sus heridas. Me interesaba mucho retratar un tipo de masculinidad que no estuviera relacionada con lo heroico o con la acción más espectacular sino que ya estaba presente en los cuerpos, gestos y pequeñas interacciones entre ellos. En ese sentido, para mí, la montaña hace que los personajes dejen atrás sus ideas preconcebidas sobre la masculinidad, del mismo modo que también les hace replantearse su relación con la espiritualidad.

Las locaciones elegidas fueron Sierra Nevada, en España, y el Valle de las Lágrimas, Mendoza, entre los volcanes Tinguiririca y Sosneado, en la falda de la Sierra de San Hilario, una pared de rocas y hielo de 5180 metros de altura). ¿Coordenadas exactas? 34°45′54″S 70°17′11″O.

En un momento crucial de esta historia los personajes parten a ciegas montaña abajo, sin un destino claro y hacia una muerte segura. Para mí, no es un acto de fe, sino de dignidad. La dignidad también se expresó en los que murieron dando aliento a sus compañeros. Estos comportamientos son el resultado de una transformación profunda. En una situación de abandono total, cuando todo te ha sido arrebatado todo, tienes la capacidad de elegir cómo morir. Y lo hicieron entregándose a sus amigos. Estoy seguro que, para muchos de ellos, fue una experiencia trascendente. Para mí, no es una película religiosa, sino espiritual.

Ficción, desde la lente de Bayona.

Fue increíble visitar el Valle de las Lágrimas, en el mismo lugar y en la misma época del año en que se produjo el accidente. Es un lugar fascinante y aterrador. La primera noche que pasé allí fue una de las peores de mi vida. El mal de altura me hizo perder la noción del tiempo, y el dolor de cabeza constante era insoportable. Pero experimentar el frío extremo, la falta de oxígeno y el agotamiento constante nos ayudó a entender lo que atravesaron los protagonistas” (Bayona)

Realidad: desde la tapa de GENTE, hace medio siglo y un año, luego de ser hallados el 22 de diciembre.

Lo más difícil de rodar de La sociedad de la nieve tuvo que ver con una de nuestras principales decisiones: apostar por la autenticidad y el realismo. Conseguirlo en un set, donde la nieve no es real, es muy complicado. Es por eso que rodamos la mayor parte en las altas montañas, en lugares de difícil acceso, frente a la nieve, el viento y el frío. Esto supuso un gran esfuerzo en términos de organización, llevar allí al equipo y el material de rodaje, y adaptarse a los constantes cambios meteorológicos.

Ficción: el día del rescate.
Realidad: la toma desde el helicóptero que los fue a buscar.

Fue increíble visitar el Valle de las Lágrimas, en el mismo lugar y en la misma época del año en que se produjo el accidente. Es un lugar fascinante y aterrador. La primera noche que pasé allí fue una de las peores de mi vida. El mal de altura me hizo perder la noción del tiempo, y el dolor de cabeza constante era insoportable. Pero experimentar el frío extremo, la falta de oxígeno y el agotamiento constante nos ayudó a entender lo que atravesaron los protagonistas. Viajamos a los Andes hasta tres veces durante la producción, y rodar algunas escenas fue una experiencia inolvidable.

Ficción:
Realidad: Los primeros en llegar a Santiago de Chile.

Era muy importante para mí lograr que los actores formaran un vínculo similar a la sociedad que representan en la historia, un grupo fuerte y sólido de personas que se apoyaran en los momentos difíciles. Crear ese espacio entre los actores es algo que conseguimos con el tiempo durante el casting, los ensayos y el rodaje. Los actores fueron valientes y se entregaron de lleno a sus interpretaciones, experimentando una pequeña dosis del frío y el hambre que habían pasado los sobrevivientes. Todo el proceso fue supervisado por médicos, nutricionistas y un entrenador personal que los acompañó semana a semana.

Juan Antonio Bayona, español de 48 años y todo un talento para los relatos y las historias.

Filmar en inglés a lo largo de los últimos quince años a veces resultó difícil. Entre las inseguridades de cualquier director está la desventaja de no poder defenderse en su propio idioma. Me habría gustado hacer antes La sociedad de la nieve, pero tardamos una década en financiarla. Debí sumergirme en Jurassic World: El reino caído y Los anillos del poder para ganarme el derecho a dirigir esta historia tal y como estaba en su idioma original, en los lugares donde ocurrió y con la ambición con la que abordamos el proyecto. Al terminarlo, sentí que fue liberador para mí” (Bayona)

Siempre pensé que era crucial que los actores conocieran a los sobrevivientes. Doy a los actores el espacio y la confianza para improvisar. Pero para eso hace falta información. Por eso era esencial para ellos conectar con los supervivientes y las otras familias. Durante el rodaje, los chicos estaban comprometidos con sus personajes, y pusieron su corazón y el alma. Estoy muy orgulloso del resultado. Trabajar con los actores es la parte de esta profesión que más me gusta y que más alegría me da.

Todos los sobrevivientes vieron la película juntos en un cine de Montevideo varios meses antes de que se terminara. Estaban nerviosos porque no habían leído el guión, pero al final les encantó la forma realista y auténtica en que se contó su historia. Para mí, como director, fue un momento muy importante. Verlos y escuchar sus reacciones me tranquilizó y me hizo sentir agradecido. Nunca olvidaré ese día.

Fotos: Germán Romani (Netflix) y Archivo Grupo Atlántida
Recopilación de material: Mónica Banyik
Agradecemos a Franco Marcuzzi (Mazalán Comunicaciones)

Más información en Gente

   

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig