Etiquetado nutricional: por qué conocer lo que contienen los alimentos es sólo el comienzo – GENTE Online
 

Etiquetado nutricional: por qué conocer lo que contienen los alimentos es sólo el comienzo

Mientras sigue el debate por la ley que busca regular el etiquetado frontal de los envases de alimentos en nuestro país, los profesionales advierten que conocer la información nutricional no alcanza para lograr que los argentinos modifiquen sus hábitos de consumo.
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¿Qué tienen los alimentos que consumimos? 

Esta pregunta cobra cada vez más peso ante las estadísticas: el 66,1% de los argentinos tiene exceso de peso y cuatro de cada diez menores de 18 años tienen sobrepeso u obesidad.

 Es por eso que cada vez está más cerca de concretarse la ley de etiquetado, que propone que todos los alimentos cuenten con un sistema de advertencias (expresado en sellos octágonos negros) que alerten al consumidor cuando el producto en cuestión supera los límites recomendables de azúcares, sodio, grasas saturadas y calorías. Pero, ¿esto es suficiente para combatir la obesidad y la mala alimentación?

El etiquetado es parte del cambio

Es sabido que la calidad de la alimentación mejora no solo cuando se consumen menos alimentos con exceso de nutrientes críticos, sino cuando además y en forma progresiva se eligen y consumen alimentos de mejor calidad nutricional, tanto frescos como envasados. Pero la experiencia no marca que alcance con solo rotular los alimentos: 

La doctora en Nutrición, Marina Torresani (M.N.936), trae el caso de Chile: “A más de 3 años de implementada la ley 20.606, no hay dudas respecto de la necesidad de enfrentar la problemática de la obesidad desde las políticas públicas con medidas urgentes e inmediatas y hay que reconocer que la implementación de la ley 20.606 ha tenido aciertos importantes, especialmente al visibilizar una problemática de salud pública muy significativa.

 “Sin embargo, no se reportan hasta la fecha evidencias sobre impactos en la reducción de los índices de sobrepeso y obesidad. De hecho, las principales debilidades de la norma son la poca incidencia en la traducción de las percepciones en hábitos de consumo saludable, el desincentivo a la innovación para la industria y el efecto regresivo para los consumidores. Todos aspectos que merecen revisarse con el fin de mejorar su desempeño y eficacia en su contribución al control del sobrepeso y obesidad, que es su objetivo principal”.

La educación es la que garantiza la transformación

La educación alimentaria tuvo un lugar poco prioritario en el debate de la ley. La normativa propuesta no propone campañas de concientización sobre la obesidad ni de reeducación alimentaria con eje en la importancia de abandonar el sedentarismo, disminuir el tiempo de pantalla y trabajar verdaderamente en la adopción de estilos de vida saludables y sostenibles en el tiempo. 

Sobre esto, Torresani comenta:  “La educación alimentaria nutricional (EAN) es clave cuando se trata de luchar contra la obesidad porque constituye la mejor herramienta para el abordaje preventivo de la enfermedad: es económica, viable y sostenible en el tiempo.

Y aclara: “Gran parte de las causas de una mala nutrición pueden ser modificadas por la EAN: tabúes alimentarios, hábitos de consumo muy arraigados, decisiones con respecto a la producción de alimentos, así como publicidades engañosas de los mismos”.

En este sentido, sostiene Torresani que en el país se presentan grandes encrucijadas:  “Por un lado se lucha por la ley del etiquetado frontal de alimentos, pero por otro lado aún queda pendiente a nivel nacional, la implementación total de la ley de educación alimentaria escolar y la sanción de una ley que garantice el derecho a la alimentación”.

Y se explaya: “En nuestro país, en el año 2015, se lanza a nivel de la Dirección Nacional de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades no Transmisibles, en el ámbito del Ministerio de Salud de la Nación, las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA), como un instrumento educativo que mediante mensajes simples permite orientar a la población en la conformación de una alimentación y hábitos alimentarios saludables (disponibles en el siguiente link). 

También sirven para orientar a la industria alimentaria en el desarrollo de sus productos y al propio Estado en la direccionalidad de sus políticas. Sin embargo, estos mensajes deberán ser consonantes con los mensajes que se trasmitan mediante la visualización del rotulado de advertencia que aparecerá en los alimentos con la nueva ley. O dicho de otro modo: la nueva ley debería responder a las GAPA”.

“Si bien puede consensuarse que este etiquetado sea frontal, el mismo debería ir acompañado de alguna otra imagen visual que destaque las propiedades saludables de los alimentos cuando la tengan. Porque un buen etiquetado frontal es aquel que no solo desincentiva los excesos en nutrientes críticos sino el que promueve de manera progresiva el conjunto de cambios dietarios saludables. Con la propuesta del rotulado nutricional actual, muchísimos alimentos tendrán sello, sin ser perjudiciales”.

 Torresani también añade que: “Un pan integral tendrá la misma cantidad de sellos negros que algunas galletitas dulces; un tomate triturado tendrá más sellos que una gaseosa cola; y una lata de arvejas secas, con alta cantidad de fibra, será tan ´negra´ como un jugo azucarado. En suma, alimentos fuentes de fibra y de calcio serán considerados poco saludables, pudiendo acentuarse aún más el déficit de su consumo a nivel poblacional, y particularmente en los grupos más vulnerables para las necesidades de estos nutrientes”.

Pero las incongruencias no terminan ahí: “Si sólo se utilizan advertencias de nutrientes críticos, se discriminaría ampliamente muchos de los alimentos envasados de los diferentes grupos de alimentos, incluso aquellos recomendados por las guías alimentarias de nuestro país (GAPA 2015). Y, como ya dije, el proyecto de ley debería ser consistente con el mensaje emitido por las Guías Alimentarias del mismo país”.

Entonces… ¿etiquetado sí?

Está claro que una ley que regule el etiquetado es urgente y necesaria porque nos  permite  conocer el alimento, su origen, su modo de conservación, los ingredientes que lo componen o los nutrientes que aportan a nuestra dieta. Pero ¿es el etiquetado con octógonos negros la mejor opción? 

La Doctora Gabriela Fedele, especialista en Nutrición, nos cuenta que existen más de 20 rotulados en el mundo, dentro de los cuales están el NutriScore, el Health Star Rating System, el GDA y el SENS, entre otros. “Los modelos como el NutriScore permiten elegir a las personas una mejor calidad de alimentación de cada grupo alimentario, a diferencia del sistema de octógonos que no ofrece gradaciones”, aclara la doctora Fedele.

 “Por ejemplo, el etiquetado NutriScore informa no sólo sobre el contenido de azúcar, grasa y sal de un producto, sino también de fibras, proteínas o calcio, con lo que establece una valoración en una escala que va desde ´A´, o sea el producto más sano, que se puntúa en verde, a ´E´, el menos sano, que lleva el color rojo. Este tipo de etiquetado logra dar una señal positiva sobre determinados alimentos, en lugar de enseñar sólo lo que es negativo o contraproducente”, declara por su parte la Doctora Torresani.

Una de las mayores preocupaciones de los profesionales es que con esta ley no necesariamente se verá un impacto en la alimentación de la población, ya que el consumo de alimentos procesados no es el principal problema en la dieta de la población argentina. Por eso, aclara, se deberían diferenciar los conceptos entre ultraprocesados y procesados. ¿Por qué? La razón, según Torresani, es que “esta ley dejará afuera por lo menos a la mitad de los alimentos que consumimos los argentinos. Dejará afuera la mitad de los nutrientes críticos: sal, azúcar, sodio, grasas y calorías, que se preparan en las casas, en restaurantes, locales de comidas rápidas, confiterías y demás”.

Como conclusión Torresani es contundente: “No importa si el exceso de nutrientes críticos es procedente de la casa, de la cocina de un restaurante, del catering de una fábrica o de la góndola del supermercado. Lo que enferma es el exceso del nutriente crítico en sí”.

La respuesta para implementar exitosamente un etiquetado nutricional en el país: es necesaria una mesa de consenso con expertos en nutrición y alimentación que puedan debatir sobre las contradicciones de esta ley, donde se tengan en cuenta las guías alimentarias, los alimentos que forman parte de ellas y la posibilidad de que puedan con esta ley llegar a quedar etiquetados. 

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