Vida lenta: la respuesta a la ansiedad y la presión constante – GENTE Online
 

La “vida lenta” y la revolución del hacer nada: 5 hábitos para disfrutar más

La vida lenta y la revolución del hacer nada
El trabajo y las responsabilidades económicas y familiares, sumadas a las presiones familiares, generan una "carrera contra el tiempo" difícil de sortear. Ante esto, la tendencia de "ralentizar" la vida propone un cambio de paradigma. Qué es este nuevo estilo de vida y algunos "tips" para salir de la vorágine.
Lifestyle
Lifestyle

Ante el avance de las tecnologías, que si bien generan grandes beneficios para la humanidad tienen sus "efectos colaterales", se observa la tendencia generalizada de padecer ansiedad. Las redes sociales que plantean una conexión 24/7 donde todo es importante y "breaking", generan una irrupción continua en nuestra vida.

Es por eso que muchos psicólogos, sociólogos y filósofos han tratado de entender el nuevo fenómeno que se conoce como "slow life" o "vida lenta".

Este tipo de vida intenta contrarrestar la "máxima eficiencia", la productividad constante y el estar "siempre pendientes", que comenzó hace dos siglos con la Revolución Industrial.

Según el filósofo alemán Hartmut Rosa, este tipo de aceleración "ejerce presión sobre las voluntades y acciones de los sujetos y es difícil de criticar y combatir".

Qué es la slow life o vida lenta

Slow life significa literalmente “vida lenta”. Se refiere a una filosofía o estilo de vida que contempla aquellas prácticas que ayudan a combatir el estrés y la ansiedad y vivir de manera más consciente y disfrutar más de la vida.

El deporte, el ocio y la buena alimentación son algunas de las cosas que nos ayudan a bajarnos de una vorágine que muchos hoy consideran como algo insostenible.

La vida lenta es una respuesta a eso. Disfrutar de las pequeñas cosas, practicar la autorreflexión, valorar el bienestar emocional por sobre la productividad y el consumo desmedido son algunas de las claves a tener en cuenta.

Slow life, la revolución del hacer nada
Slow life, la revolución del hacer nada

Qué motiva a las personas a sumarse a la "vida lenta"

Ante varios estudios y análisis que arrojan que la generación millennial (también llamada generación Y), personas que nacieron entre 1981 y 1995, y la generación Z, quienes llegaron al mundo entre 1995 y 2010, eran más propensos a ser diagnosticados con depresión y/o ansiedad, se comenzó a investigar las razones.

Entre las presiones y frustraciones laborales y las "adicciones" a las redes sociales se llegó a la conclusión que estas personas tienen más posibilidades de padecer distintos tipos de ansiedades. Como respuesta a esto, buscaron cambiar radicalmente su estilo de vida.

La "vida acelerada" que llevamos no sólo afecta a la psiquis de las personas, sino también a nivel ambiental. Lo cierto es que el "ritmo frenético" actual conlleva un gran aumento de consumos de recursos naturales. Por esto, también mayor generación de residuos y una degradación en el ambiente.

El cuestionamiento a la productividad y los beneficios de "no hacer nada y simplemente ser"

Ante estas feroces consecuencias, muchas personas decidieron volcarse a la nueva tendencia de "no hacer nada y simplemente ser". Cada vez más sistemas de creencias alientan a alejarse de las preocupaciones cotidianas y disfrutar del tiempo de inactividad.

En este sentido, la artista Jenny Odell reflexiona: “El punto de hacer nada no es retornar al trabajo refrescada y lista para ser más productiva, sino cuestionar lo que percibimos actualmente como productivo”.

“La inactividad es una forma de esplendor de la existencia humana”, señala Byung-Chul Han.

Hábitos y cambios para sumarse a esta tendencia

Teniendo en cuenta el mundo y la sociedad en la cual vivimos, parece inalcanzable "bajarse" por completo de la vorágine. Por eso, se recomienda comenzar paulatinamente y desacelerar en pequeños actos que nos ayudan a disfrutar más de la vida.

1. Reducir el tiempo frente a la pantalla

Por ejemplo, medir el tiempo de consumo de pantallas y reducirlo. Se puede hacer una pequeña "prueba" y utilizar ese espacio libre para caminar y luego evaluar cómo impactó en nuestro día.

"Nadie nos obliga a dedicar 4 horas diarias al móvil, tenemos la opción de usar ese tiempo en dar sentido a nuestra vida", asegura Carl Honoré.

2. Comer con consciencia

Otro pequeño gran cambio es la tendencia de "slow food" (comida lenta) que propone alejarse de las comidas exprés. En su lugar, plantea utilizar mayor tiempo para planear y cocinar nuestros alimentos con mayor consciencia sobre ellos teniendo en cuenta los beneficios nutricionales.

La tendencia de "slow food" (comida lenta) se creó en 1986 en Italia en repudio a la instalación de un local de McDonald’s en Roma.

3. El poder de dormir

Priorizar el descanso y dormir lo suficiente es un simple acto que nos lleva a "desconectarnos" y que, sin dudas, afectará directamente a nuestro estado de ánimo. La mayoría de las necesidades en apariencia irreductibles de la vida humana -hambre, sed, deseo sexual y, recientemente, amistad- se han reformulado como formas mercantilizadas o financiarizadas.

Slow life: los beneficios de dormir
El sueño plantea la idea de una necesidad humana y de una temporalidad que no pueden ser colonizadas", sostiene el crítico de arte Jonathan Crary en su libro 24/7, El capitalismo al asalto del sueño.

4. La meditación

La meditación es uno de los grandes aliados para mantener una "vida lenta". Esta práctica colabora en alcanzar mayor armonía, bienestar emocional y espiritual. Otro de los impactos positivos es poder desarrollar mayor conexión con la realidad y el presente.

5. La conexión con la naturaleza

Quienes quieran adentrarse en este estilo de vida también pueden tener en cuenta que la conexión con la naturaleza es primordial. Esto se puede traducir a pequeños paseos por parques, así estén en el medio de la ciudad, o realizar actividades de jardinería.

Más información en Gente

 

Más Revista Gente

 

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig