Ariana Harwicz, la escritora argentina que enamoró a Martin Scorsese, Jennifer Lawrence y Robert Pattinson y llevó a Hollywood la parte más cruda de la depresión postparto – GENTE Online
 

Ariana Harwicz, la escritora argentina que enamoró a Martin Scorsese, Jennifer Lawrence y Robert Pattinson y llevó a Hollywood la parte más cruda de la depresión posparto 

La autora de Mátate, amor, que recientemente fue ovacionada en Cannes, hipnotiza a la crítica mundial con la desintegración psíquica de una mujer joven atrapada en la maternidad rural que lucha con la pulsión de muerte. “La película es tan brutal como la novela”, asegura.
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Ariana Harwicz nació en Buenos Aires pero desde hace tiempo está radicada en Francia. Desde allí le da rienda suelta a una literatura feroz y sin concesiones, esa que enhebra con la idea de que escribir también puede ser “un acto violento”

En 2012 publicó Mátate, amor, una novela sin anestesia que, con el bisturí oxidado, disecciona maternidad, el deseo, la depresión postparto y la psicosis en la que puede derivar ésta última. Un libro difícil de digerir –que también se llevó a las tablas, con Marilú Marini y Érica Rivas– y con el que Martin Scorsese quedó encandilado en un club de lectura en 2020.

Y le gustó tanto la voz de la narradora que no dudó un segundo en impulsar la película desde su productora. Compró los derechos y le llevó directamente el libro a Jennifer Lawrence. Mientras que la directora Lynne Ramsay fue quien tradujo estéticamente la pulsión de muerte que tensa la historia, claro que Ariana es el alma que se animó a bucear en la oscuridad de la maternidad para parir su creación más visceral y, quien sabe, cicatrizar heridas propias. 

Die, My Love es un thriller campestre que narra la historia de una mujer atrapada en la maternidad rural, que se desintegra psíquicamente mientras lucha contra una oscuridad interna que nadie parece ver. Con una crudeza descarnada, la protagonista transita el deseo, la alienación y la pulsión de muerte mientras convive con un esposo e hijo en un entorno opresivo.

La cinta, protagonizada por Jennifer Lawrence y Robert Pattinson, es un retrato sin filtros del colapso mental y emocional, que deriva en psicosis y alucinaciones, exponiendo la violencia oculta en lo más doméstico. 

Cuando Cannes se rindió ante esta historia tan visceral: una ovación que atravesó el Atlántico

El 17 de mayo de 2025, en la Sala Lumière de Cannes, después de proyectar Die, My Love, el público se puso de pie. Seis, siete, nueve minutos. Y ardió tal como lo hace Harwicz cuando escribe, sin importarle el límite entre lo sublime y lo insoportable. 

No podía creer lo que estaba viendo: gente llorando, gente que me abrazaba. Pensé que sería una adaptación libre, más suave, pero la película es tan brutal como la novela. Fue abrumador”, dijo la autora luego de una ovación sostenida. 

“El cine puede jugar con lo monstruoso sin pedir disculpas. Eso es lo que hicimos: mostrar lo que no se dice, lo que se esconde”, contó Ariana, traduciendo también la flecha que la rige a la hora de contar una historia: sin condescendencia alguna ni con la intención de agradar. Mucho menos la de aliviar.

Ariana Harwicz junto a Jennifer Lawrence, quien interpreta a la protagonista de la adaptación cinematográfica de su novela Mátate, Amor (2012). Su último libro, Perder el juicio (2024), también llegará a la pantalla grande.

Un dream team para contar una pesadilla y las diferencias con la novela 

Con Jennifer Lawrence como Grace, una madre al borde de su propio derrumbe, y Robert Pattinson como su esposo, la película es un volcán emocional con efectos devastadores. Según una crítica de Variety, la historia “ofrece una proyección hiperbólica, llamativa y a la vez extraña, en muchos sentidos desconcertante, de lo que puede ocurrir en el corazón y la mente de las mujeres durante los primeros meses (o incluso años) de la maternidad”. 

El guion fue adaptado por Lynne Ramsay (la directora de Tenemos que hablar de Kevin) junto a Alice Birch (Normal People) y Enda Walsh (Hunger). ¿El resultado? Un guion casi idéntico a la novela, según la propia autora. “Me preparé para encontrar diferencias, para ver mi historia intervenida. Pero no fue así. Era mi texto, intacto, traducido a cine con una fidelidad que me conmovió”, detalló Harwicz.

Jennifer Lawrence y un rol celebrado por la crítica: Die, My Love.

Al reflexionar sobre los efectos de haber sido adaptada, Harwicz dijo que al poder verla convertida en filme “se gana en conocer mucho más de tu obra” y se pierde “ese impulso que yo tengo de perfeccionista”. Es que, como confesó la escritora, si fuese por ella, aunque sepa que está mal, “me metería en el set a perfeccionar en función de la novela”.

Eso sí: para la autora no fue tan fácil de ver. “Hay escenas que me costaron. Me emocioné porque entendí que mi historia había sido tratada con una seriedad feroz. Nadie bajó el tono. Nadie suavizó nada”, celebró acerca de la adaptación del libro que forma parte de su Trilogía de la pasión, que también integran La débil mental (2014) y Precoz (2015).

“La protagonista quiere matar, quiere morir, quiere coger, quiere escapar. No hay moral en eso. Es literatura, no autoayuda”, declaró Harwicz. Su historia dinamita la idea de “instinto materno” a la par que no victimiza a la mujer que se enfrenta al vaivén de sus delirios. 

Jennife Lawrence y Robert Pattinson en la alfombra roja de Die, My Love en Cannes.

Jennifer Lawrence, otra vez camino al Oscar, y el factor Scorsese  

La crítica parece ser unánime con la protagonista del filme. Aseguran que esta es la mejor Lawrence de su carrera. Owen Gleiberman (Variety) habló de una interpretación “potente y controlada”, mientras Deadline predijo su quinta nominación al Oscar.

Otro de los fuertes para un derrotero exitoso, sin dudas es que el productor ejecutivo sea Scorsese. Encantado con la novela escrita en una cabaña en Francia que se tradujo a más de veinte idiomas, se rindió a lo más sórdido y reprimido de una madre que incluso se pregunta “si hubiera cerrado las piernas (...) no tendría que estar yendo a la panadería a comprar la torta de crema o chocolate y las velitas”.

Después de una coronación de gloria en Cannes, donde fue ovacionada, Mubi compró los derechos por 24 millones de dólares y se espera su estreno mundial para septiembre de este año. Protagonista de un fenómeno que ya es imparable, a Harwicz, fiel a su estilo, no la desvelan el oropel y los flashes: “No me interesa ser aceptada por el sistema. Me interesa seguir escribiendo lo que me obsesiona”. 







 
 

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