Nacha Guevara habla sobre el paso del tiempo y la muerte digna: "Envejecer no es para los cobardes’” – GENTE Online
 

Una pausa con Nacha Guevara: “Como decía Betty Davis, ‘envejecer no es para los cobardes’”  

Nacha Guevara
Tras recuperarse de un fuerte cuadro de dengue por el que debió posponer su regreso a los escenarios, la artista analiza cómo la afecta el paso del tiempo, habla de la eutanasia y la muerte digna, revisita sus actos que la convirtieron en “pionera” y, siempre idealista, sentencia: “No me resigno a pensar que vinimos al planeta para vivir sueños pequeños”.
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“Soy una mujer sin edad y sin tiempo”, decía casi diez años atrás Clotilde Acosta, más conocida como Nacha Guevara (83). Esa frase fue el título de la nota de tapa que hicimos por entonces. En una charla distinta, la legendaria artista que sobrevivió al exilio y sufrió las críticas por empoderar mujeres de modo adelantado, explica en primera persona porqué es difícil envejecer. Además, se explaya sobre la moda “de saltar de bote en bote” en las tendencias espirituales, habla sobre la muerte digna, el “empobrecimiento cultural” que vivimos y revisita sus momentos más felices, donde la música siempre fue reparo y vanguardia.  

Nacha Guevara
Este 24 de marzo, Nacha Guevara regresa al escenario del Torcuato Tasso con su show Voy a cantar lo que se me canta. Aún reponiéndose de un cuadro de dengue, asegura: "Tengo que cuidarme, porque tengo muchos años y pega mal en la gente de más edad". En esta nota, recorremos fotográficamente icónicas sesiones suyas en GENTE.

–Me contaste que aún te estás reponiendo y que te diagnosticaron dengue. ¿Qué síntomas te dieron y cómo te sentís?

–Tuve mucha fiebre, un decaimiento que no recuerdo haber tenido nunca en mi vida, que no me dejaba salir de la cama, y ciertos dolores musculares raros, muy localizados. Es bravo. Además no tenés cómo protegerte; en un punto es algo que se te escapa. Sino hay que vivir en un frasco o estar empapado en Off 24 horas. Hace falta tiempo. Siento que aún no soy yo. Ya me bajó la fiebre, pero bajé cuatro kilos. Además, el sistema digestivo se te hace mierda, porque no tenés hambre y te cae todo mal.

–¿Y ahora cómo vas a hacer para los ensayos para el show del Torcuato Tasso? (el 24 de marzo)

–Tuve que correr dos veces la fecha y ahora lo hago el 24. Creo que voy a estar más o menos bien. Esta semana voy a hacer un ensayo para no tirarme al escenario de golpe. Pero tengo que cuidarme, ¿viste? Porque además tengo muchos años y el dengue pega mal en gente de más edad. Así que ahí estamos.

–¿Cómo te hace sentir hacer este show, titulado Voy a cantar lo que se me canta?

–Muy bien, porque hacía mucho que no hacía conciertos y canciones nuevas; yo estaba haciendo más teatro. Este es un repertorio distinto, el ochenta por ciento de las canciones son nuevas y me gusta mucho probarlas en vivo. Es un show que funciona increíblemente bien, es de mucha actualidad el material y me representa mucho en este momento. Es una experiencia preciosa.

La música siempre es una forma de resistencia, ¿no?, como decía Nina Simone… Y vivimos un momento raro.

–¿Te parece? (Risas)

–Para hacer catarsis en el escenario también, imagino.

–Exacto. Hay una frase de una de las canciones que dice: “Cantar no salva, pero es lo que queda”.

–Muy en sintonía de tu frase de “los políticos pasan pero los artistas quedan”.

–Sí, claro, desde luego, imaginate lo que yo he visto pasar y desaparecer.

–Has vivido en la época más difícil también, con la censura, con el exilio, otro cantar.

–Sí, a mi generación le han tocado muchas cosas. También nos ha hecho muy fuertes. No sólo en la Argentina, esta generación en el mundo ha pasado por más cambios que las generaciones anteriores en 400 años. Porque todo va a una velocidad enorme.

Nacha Guevara
Retomamos algunas de las sesiones de archivo de Nacha Guevara. "El paso del tiempo es difícil, porque empiezan a haber transformaciones que no le gustan a nadie. Como decía Betty Davis, “Envejecer no es para los cobardes”, sostiene con verdad.

La tecnología como vehículo del odio

–¿Cómo impacta la revolución tecnológica y esto de que todo pase por las redes?

–Muchísimo. Y no estoy de acuerdo con el tiempo en que me voy a ir. Porque lo que viene, lo que veo venir, no sé si me gusta tanto.

–¿Qué ves venir?

–Un tiempo de tecnología sin conciencia, ¿viste? Cuando lo primero va por un lado, y por el otro la conciencia humana, es terrible.

–Hablando del odio en las redes, vos tenés tu canción titulada “Queridos odiadores”…

–El odio siempre ha estado en la humanidad, no es un descubrimiento de la tecnología. Lo que pasa es que la tecnología facilitó la comunicación de ese odio. Pero si miramos para atrás, no hay un momento en la humanidad que no haya habido odio ni guerras. Eso habla mucho de nosotros como humanos.

–¿Las redes te gustan o te molestan?

–Sí, me llevo bien, no invierto mi vida en eso. Tengo una persona que me las maneja, pero estoy muy encima yo. No entro en polémicas porque no me interesa perder mi preciosa energía en eso. Pero la verdad tengo seguidores muy lindos y muy fieles, que se mantienen mucho en el tiempo. Personas sensibles que me hacen bien y yo intento hacerles bien. De eso se trata; lo demás cada uno se tiene que hacer cargo de lo que hace y dice. Pero entrar en esa es un privilegio que no me doy.

–No sé si sería para vos entrar en polémica o no pero, a la vista de lo que pasa en el Gaumont y las movilizaciones de tus colegas, ¿se puede leer cierto desprecio por el arte? ¿O cómo lo definirías vos?

–Es ignorancia. Al mismo tiempo que hay ciertas personas que caminan hacía el conocimiento, hay otras que caminan hacia la ignorancia.

Nacha Guevara
"No estoy de acuerdo con el tiempo en que me voy a ir. Porque lo que viene, lo que veo venir, no sé si me gusta tanto. Se trata de un tiempo de tecnología sin consciencia", asegura la artista. En la producción del archivo de Grupo Atlántida, fotografiada por su amigo Gabriel Machado.

La "batalla cultural", la belleza como "revolución" y su eterna desobediencia

–Desde distintas posiciones se habla en nombre de la “batalla cultural”…

–Creo que la comunicación es fundamental, y cambia muchas cosas cuando está mal orientada. Nosotros, por otra parte, hemos sufrido una decadencia cultural en los últimos años. Un gran empobrecimiento del lenguaje, y la televisión ha tenido mucho que ver en eso. Hay una gran falta de imaginación y creatividad, y estamos sumidos en la vulgaridad.

Cuando uno está metido en su casa diez horas por día no hay manera de que eso no te afecte. Entonces mirando la televisión que miramos, todo eso se impregna; quedamos muy lejos de los conceptos de armonía, equilibro y belleza. Que no hay que menospreciarla, porque la belleza puede ser revolucionaria también. Creo que más que debate, nos falta silencio.

–¿Y pensar un poco más?

–La mente es muy tramposa. El silencio es la mente en silencio, cuando nos conectamos con la vida. Hay una desconexión fundamental con la vida. No sabemos para qué vivimos… ¿para pagar la luz? ¿Alguien se hace esa pregunta? No fue que se produjo un milagro y aparecimos vivos en este planeta. No vivimos para cosas tan menores, para sueños tan pequeños. No me resigno a eso.

Estamos diseñados para cosas más grandes. Desde que hemos nacido nos han metido creencias, juicios, prejuicios, ideas, conceptos que no nos pertenecen. Cuando crecés, es el momento de preguntarse: ¿esto que fue cierto para mí cuando tenía seis años, es verdad para mí hoy? Esa pregunta no nos la hacemos.

–¿Es decir que muchas veces actuamos como un depósito de creencias ajenas?

–Y así no es. Hay que despojarse de todo lo inculcado y ver qué me sirve y qué no me sirve. Pero bueno, nadie tiene tiempo para eso porque están ocupados en comprarse un teléfono nuevo.

–¿Te considerás en algún punto alguien “iluminado”? Lo digo en el sentido de aportar luz, no desde la superioridad.

–Siento que soy desobediente. No es que es una revelación, pero soy consciente de cuando un mandato no me pertenece. Este un trabajo interminable, pero es de los pocos trabajos que valen la pena: llegar a ser quien sos en realidad.

Nacha Guevara
"Yo soy una persona introvertida, esa es mi naturaleza. En general, mostrarme va contra eso, pero en el escenario no, porque es mi hogar", señala Nacha.

Las mil y una Nachas y qué pasó con la biografía sobre su vida

–¿Vos estás contenta con la Nacha que sos hoy?

–A veces sí, a veces no. Si miro para atrás, digo: “Sí hubo progresos”. Aunque es muy difícil verse a uno mismo, ha habido muchas transformaciones. Pero eso no termina nunca, esa es la maravilla de este camino, que siempre hay más para conocer, descubrir y ver cosas que no habías visto antes.

–Se necesita un trabajo permanente de indagación que no todos hacen… esto de pasar toda una vida tan atentos a uno mismo.

–Es que la larga, esa comodidad que uno busca en la vida es una trampa. Porque, por lo general, nos mantienen cerrados en lo que conocemos.

–Vos siempre estás atenta a vos…¿En el último tiempo descubriste algún otro recurso que pueda ser inspirador para otros?

–Yo he tenido mis prácticas con el aprendizaje y es algo infinito. Toda mi búsqueda me ha acercado a mucho conocimiento. Y otra cosa que me apasiona y me mantiene viva a la vez, es la música. Como digo en el espectáculo, con ella he bailado, he llorado… con la música he amado.

–En su momento me has hablando del libro que estabas escribiendo, tu biografía. ¿Qué pasó con eso?

–La tengo escrita. Quiero que funcione, en el sentido de a dónde dirigirlo. Iba a hacer un libro, después no me gustó cómo la editorial iba a tratarlo, así que cancelé el contrato. Ahora estoy viendo si pudiera hacer una serie, una película… algo de eso.

–¿Cómo sería?

–Hay una historia para contar, es muy rica y tiene mucho humor, también. Cuando miro todo lo que hice digo: “Con razón a veces me levanto cansada a la mañana”. Las he hecho todas. Me pregunto: “¿He pasado por todas estas piruetas?”.

Nacha Guevara
"Cuando miro todo lo que hice, digo: 'Con razón a veces me levanto cansada a la mañana'. Las he hecho todas. Me pregunto: '¿He pasado por todas estas piruetas?'?" (Nacha Guevara)

De su momento más feliz, a lo que la cambió la pandemia

–Si tuvieras que recordar el momento más feliz de tu vida, ¿podrías referirte a uno?

–Eso es difícil. A veces son momentos idiotas muy íntimos, de esos que pueden suceder frente a la naturaleza, frente a una hojita de un árbol que te cae al lado y la observás con atención. Y ahí encontrás mucha sabiduría. Profesionalmente, diría que cuando por fin cumplí el sueño de subirme a un escenario en Broadway y fue la primera vez que se habló español allí.

Igual, hay que ver si uno se da cuenta que en este momento está siendo feliz. Si miramos bien, todo es un milagro: respirar lo es. ¿Cuánta gente hoy no se despertó? En realidad, si ponemos la atención donde hay que ponerla, la vida se enriquece automáticamente. Y es un éxito, en consecuencia. Porque es tan raro que haya sucedido todo esto. ¿Cuántas cosas tuvieron que cruzarse en el universo por años para que nosotras lleguemos a tener esta conversación?.

–Y poder hacer una pausa para hablar de una hojita que se mueve o una flor que se abre…

–Es que nosotros somos la naturaleza. Es imposible desligarnos de ahí. En el momento en el que el ser humano se desprende de la naturaleza y se cree superior o viene a dominarla, la afecta completamente. Pero ella es mucho más poderosa que nosotros y no nos necesita. Nosotros nos vamos del planeta, y el planeta florece.

–Pero sí nos necesita, porque también lo destruimos.

–Y sí, pero uno no puede ser responsable hasta que no es uno con lo demás. Esa idea de separación, hace imposible que te hagas responsable. La naturaleza ya tiene sus caminos, y agarrate cuando se enoja. Mirá, ahora tenemos la oleada de mosquitos que nos está dejando un dengue divino, y unas inundaciones terribles.  

–¿Con qué lecciones saliste de la pandemia? ¿Qué tanto cambiaste?

–Me pegó mucho el aislamiento. Me cuesta más estar entre la gente y hay cosas que ya no me interesan más. Me volví mucho más selectiva en cuanto a las salidas. Si salgo y me encuentro con un grupo de gente, estoy ahí y me pregunto: “¿Qué aporta esto a mi vida?”.

Viste que vivimos en piyama… bueno, creo que muchas personas descubrimos la libertad que te da eso. No volví a ponerme tacos nunca más. Tampoco veo a la moda tal como la veía antes. Veo una decadencia enorme, una gran falta de ingenio, ves cosas como una falda hecha con una toalla, cualquier cosa. Después de la pandemia la moda no fue igual.  

La moda, su paso junto a Tinelli y su pasado pionero en la tevé

¿Qué moda te interesa?

–Me divierte la moda de Seúl, y la moda coreana, en general, que es muy descontracturada pero muy creativa. Ahí jamás se parecen unos a otros. Y creo que eso lo dejó la pandemia también: marcó una necesidad de comodidad, de estar a gusto con uno.

–¿Y qué te pasó cuando volviste a los escenarios a ser la Nacha que hay que mostrar?

Yo soy una persona introvertida, esa es mi naturaleza. En general mostrarme va contra eso, pero en el escenario no, porque es mi hogar.

–¿Cómo te reseteaste para ser jurado de Marcelo Tinelli en su momento? ¿Hiciste un mindset?

–Cuando me decido a hacer algo, lo hago con la misma seriedad: no importa si es Shakespeare o el programa de Tinelli. Con la responsabilidad y con el mismo cuidado, si no, no lo hago. Entonces, no creo en la distinción de los géneros sobre la actitud con que uno hace las cosas. Antes de hacerlo, hablé con un productor amigo y le dije que no sabía qué hacer. Y él me dijo una cosa muy sabia. Me dijo: “Uno es quien es, donde quiera que esté”.

–Volviendo a tu pasado, cuando conducías había un germen ahí del empoderamiento femenino, de alguna manera, en el invitabas a las mujeres a que pudieran mirarse al espejo y ver quiénes querían ser. ¿Dirías que fuiste pionera?

–Sí, fue muy fuerte para mí. Y es el día de hoy que el público me lo recuerda en la calle. Pero los medios fueron muy crueles. Fue hermoso de hacer (Me gusta ser mujer, en el viejo ATC. Yo digo siempre que si hay cielo y me toca ir, me van a dejar entrar por ese programa.

–En esa época también impulsabas a donar los tapados de pieles en favor de los derechos de los animales. ¿Sentís que has sido incomprendida?

–Sí, me comí todos los palos que los que vinieron después no sufrieron.

"Al mismo tiempo que hay ciertas personas que caminan hacía el conocimiento, hay otras que caminan hacia la ignorancia", lanza Clotilde Acosta, ese su verdadero nombre. En la imagen, en una producción de tapa que data de 2016. También fotografiada por Machado.

Las manifestaciones antes de las manifestaciones y el revival new age

–Viste que hoy está muy presente el boom de las manifestadoras en TikTok, la divulgación de que creamos nuestras realidad con nuestros pensamientos. En los ochentas, ahí en tu programa hacías esto mismo con las afirmaciones ante el espejo.

–No sé lo que me decís de las “manifestadoras”, pero bueno, bienvenido. Con cada pensamiento estamos creando la realidad que vivimos. La realidad no está creada. Ojalá que eso se haga consciente, porque nos hará ser mucho más cuidadosos de lo que hacemos y lo que decimos. Pero que por favor no sea dogma y fanatismo.

–Me decías que algo que permanece continuo en vos es la meditación. ¿Cómo son tus rutinas?

–Por las mañanas, antes de salir al mundo, hago mi meditación de cuarenta minutos. Y a la noche, a veces hago algún ejercicio antes de dormir. Eso lo hago hace cuarenta y cinco años. Después a la tarde, a veces hago algún ejercicio, pero no con continuidad. Lo hago cuando siento que me hace feliz: hago yoga y pilates, pero a veces me cuesta.

–Y cuando no hacés nada, ¿qué te gusta hacer? ¿Te quedas con tus pensamientos sin más?

–No hago nada. Estiro la cama. Me quedo mirando algo. Boludeo (Risas). Miro las plantitas. Disfruto mucho.

–Lo que ahora llaman “la vida lenta”.

–¡A todo le ponen un título! En esta generación a todo le ponen nombre y siempre hay algo nuevo. ¿Cuál es la tendencia que sigue? ¿Cuál es el maestro nuevo hoy? ¿Cuál es la frase que sirve hoy? A eso en los 80 lo llamaban los comunicadores new age. Y ahora es puro consumo. Pero trabajar en uno mismo es perseverancia; sin ella no hay éxito en nada.

–Y tu vida es prueba de esa constancia…

–El éxito es no ir cambiando de bote cada tres días; así es muy difícil que llegues a destino.

En relación a la muerte digna, Nacha se refiere al negocio de la medicina, "que hace que seas un objeto y que no puedas tomar ninguna decisión sobre tu vida. Cuanto más se estira la vida, más ganan las prepagas".

La valentía de envejecer y su idea acerca de la muerte y la eutanasia

–Siempre has dicho que te tiene sin cuidado el paso del tiempo y que la muerte no es un tema para vos. ¿Cambió algo?

–El paso del tiempo es difícil, porque empiezan a haber transformaciones que no le gustan a nadie. Como decía Betty Davis: “Envejecer no es para los cobardes”. Y te aseguro que es así. Porque se requiere de cierta fortaleza ir asumiendo que vas perdiendo ciertas cosas que tenías o que podías hacer. Es duro de aceptar. Pero no tengo la obsesión por el paso del tiempo. Incluso me pasa cuando me preguntan las edades que tienen mis hijos, y tengo que remontarme a la década en la que nací. El tiempo no es algo en lo que ponga atención.

–Pero la muerte sí que es un gran misterio, ¿verdad? ¿Qué te genera?

–Es algo que lo escondemos mucho debajo de la alfombra. Y si hay dos cosas seguras aquí son dos: una es que hemos nacido, porque aquí estamos, y otra es que nos vamos a ir. En el medio, nada es seguro. Entonces es mejor hacerse amigo de ese paso que hay que dar sí o sí. Lo que sí es que es que quiero tener una muerta digna, eso lo tengo muy claro.  

Hoy está en el centro de la escena el tema del derecho a la muerte y el debate acerca la eutanasia…

–Sí, lo que pasa es que no es tanto la eutanasia, sino el negocio de la medicina, que hace que seas un objeto y que no puedas tomar ninguna decisión sobre tu vida. Cuanto más se estira la vida, más ganan las prepagas, ¿verdad? Entonces creo que uno tiene que tener una autonomía en eso. Poder decir: “Hasta aquí”. Más si sos mínimamente inteligente y sabés que te vas a morir. Además sabiendo que es algo que jode a todos los que están alrededor, a tu familia y a todo el mundo. Hay que hacerlo lo más dignamente posible.

Fotos: gentileza NG y archivo Atlántida.

Imagen de apertura: Gustavo Ramírez

Agradecemos a Maxi Cardaci

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