Flor Torrente, la hija de Araceli González (56) y Rubén Torrente, cumple 35 años. A propósito de esta fecha, recordamos la primera entrevista que dio la multifacética artista en la que, además de admitir que quería dedicarse a la actuación, contó que su madre cuando terminó el colegio le hizo un costoso regalo.
Hace 17 años, Ara y Flor conversaron con GENTE en la primera nota que dieron juntas. Fue en agosto de 2006, en una casa en Tigre, donde madre e hija abrieron parte de su intimidad y se divirtieron modelando y haciendo tímidas confesiones.
Entre los temas que abordaron, Flor detalló cómo era la relación con su madre, contó sus proyectos a futuro y se jactó de algunos de sus logros. “Hoy rendí matemáticas y terminé el colegio: soy bachiller. Fue uno de los regalos que me hice para los 21. Mamá me dio una cartera de Chanel y un recuerdo genial: el análisis positivo de su embarazo de mí. Y ahora me voy a Nueva York, en principio por tres meses… Voy a estudiar arte, comedia musical, canto, piano, baile, todo lo que me gusta a mí, y además pienso laburar como modelo", contaba.
Y sumaba sobre la travesía inolvidable de la cual volvería con herramientas para desenvolverse en el cine y la televisión: "El año pasado probé suerte durante un mes y pude bancarme bien sola”.
Araceli también habló y recorrió parte de su bitácora de vida. Sobre cómo recordaba sus 21 años dijo: “Eran bastante diferentes de los de Flor. Estaba encarrilada ¡a la fuerza! A los 20 me seleccionaron para trabajar en España con la agencia Star. La semana antes de partir descubrí que estaba embarazada. Me quedé acá y tomé la decisión de ser mamá. Y después sí, zarpé a Madrid con Florcita de cinco meses. En los castings creían que era mi hermana. En ese momento, Elizabeth Márquez y Carolina Peleritti también trabajaban en Europa. Pero mientras ellas salían de pachanga a la noche, yo tenía que hacer todo: cocinar, cuidarla, lavar la ropa. Yo estaba agotada, porque no dormía bien, y me acuerdo que el dueño de la agencia me retaba por mis ojeras. Con nosotras vivía el papá de Flor (Rubén Torrente), pero igualmente era duro”.
Flor vivió las dos separaciones de su madre y también el inicio de su relación con su actual pareja, Fabián Mazzei. “Yo siempre admiré el poder que tiene mamá para salir a flote, para renacer. Vive la transición, la sufre, la procesa, pero la supera. Ahora con Fabi en casa todo es mucho más sencillo. Somos un equipo fortalecido”.
Las personalidades entre madre e hija son muy parecidas aún en la actualidad, pero sobre todo en su forma de mostrarse firmes en lo que piensan. “Para mí, nos parecemos en la actitud para resolver situaciones”, sostenía en ese entonces Araceli González. A lo que Flor Torrente sumaba: “Ah, sí, no damos vueltas. Corto, conciso, al pie”.
Sin embargo, por esta época la actitud le jugaba una mala pasada en el amor a Flor, quien consideraba que al ser tan directa e imponente, ahuyentaba a los hombres que le gustaban. “Olvidate, no me encaran. Cuando tenés carácter y decisión no se te acerca nadie. Te lo juro. Para mí que tengo sarna... Me está costando encontrar a alguien. Mis amigos dicen que me relaje y que no haga de mujer y de hombre, que no quiera resolver y organizar. Pero te juro que no me hablan: se quedan mudos. De cualquier forma, no estoy desesperada por tener novio. Prefiero que me agarre desprevenida”, afirmaba la joven, que en la actualidad se encuentra en pareja con Guido Iannaccio.
“Ahora sí opino: a los hombres les asustan las mujeres tan independientes como nosotras. Cuando una decide, hace y deshace, gana plata y es autosuficiente, hay cosas que son difíciles de compartir. Entonces, huyen o te traicionan”, opinaba Ara defendiendo a su hija.
Flor Torrente y su excelente relación con su hermano Toto Kirzner
En una familia rodeada de mujeres exitosas, Flor habló de lo importante que fue para ella y para su madre transmitirle buenos valores a su hermano, Tomás Kirzner. Fue así como Toto aprendió a cuidar y respetar a las mujeres desde pequeño. “Le enseñamos a entender a las mujeres. Lo volvemos loco. Sabe que a la mujer se la respeta, no se le grita, no se la denigra, no se la maltrata. Mamá siempre dice que soy la versión mejorada de las mujeres de la familia. Porque depuré los errores, no postergué nada, no soy culposa, no voy al psicólogo, analizo todo antes de decidir. Y Toto es de carrera: sabio y observador. Además, crece entre nosotras, mujeres de temperamentos fuertes”, revelaba muy amorosa con su hermano.
A pesar de tener la posibilidad de independizarse en ese entonces aún prefería vivir con su madre. "Es que me encanta la vida familiar, la sobremesa, el clima de barrio, y a la vez tengo mi cuarto, mi privacidad, mi hermano a quien adoro...", contaba contenta.
Y continuaba: "Vivo en su casa... Pero me enseñó que es muy importante ganarse las cosas con laburo. Mi auto no cayó del cielo: lo pagué con mis primeras campañas. Hago lo imposible para no pedirle plata. Sé que cuento con su apoyo, pero programo mi cabeza como si no la tuviera".
"Ahora me voy a Nueva York, porque junté plata, y voy a laburar allá para mantenerme. Si todavía no me compré un departamento es porque no me da el cuero para todo. Hoy apuesto a formarme afuera, y después veré...", concluía.
Sobre la relación con su hija y el paso del tiempo, Araceli decía: "Nosotras compartimos todo. Menos los hombres (risas). Bueno, no todo. Yo acepto mi edad y mis lugares. Me deprimo cuando Flor me cuenta que ve mujeres de 42, como yo, en el boliche. Eso no me cabe en la cabeza: jamás competiría con una de 20. No me gusta apendejarme. Me hace bien aceptar mi edad, que me digan “abuela” si lo soy. Eso no quita que me preocupe verme bien, vital, sexy. Pero me preocupa más el interior que las arrugas, la cola firme y el síndrome de Madonna".
