Según Pitty la Numeróloga, la elección del color en la vestimenta nunca es un gesto casual: cada tonalidad influye en el estado de ánimo y en la energía que se proyecta hacia los demás. Los colores actúan como una vibración que puede potenciarse aún más cuando se los combina con la repetición de números específicos.
La especialista sostiene que vestirse con conciencia cromática es una herramienta poderosa para acompañar distintas situaciones de la vida cotidiana, desde decisiones laborales hasta momentos en los que se busca energía, pasión o bienestar. Conocer qué transmite cada color y cómo reforzarlo mediante la numerología abre la posibilidad de utilizar la ropa como un recurso de transformación personal.
El negro, por ejemplo, transmite seriedad, aunque no es recomendable en visitas a hospitales o situaciones vinculadas con la salud. En estos casos, la vibración se equilibra al repetir mentalmente el número 9 9 9.

El azul resulta ideal para entrevistas laborales o momentos en los que se deben tomar decisiones importantes, ya que ayuda a proyectar seguridad y confianza. Su poder se refuerza al acompañarlo con el número 8 8 8.

El amarillo se asocia a lo material y a los nuevos comienzos, por lo que es el color indicado para firmar contratos, comprar una casa o recorrer una propiedad deseada. Su energía se activa al repetir 1 1 1.

Cuando la vitalidad decae, el naranja aparece como un aliado clave: eleva el ánimo y recupera fuerzas. Para potenciar su efecto, se recomienda el número 3 3 3.

El verde simboliza sanidad, esperanza y renovación, atributos que se fortalecen al pronunciar 6 6 6.

Finalmente, el rojo es el color que conecta con la pasión, el amor y los buenos acontecimientos. Su magnetismo alcanza mayor fuerza al acompañarse del número 4 4 4.

De este modo, la propuesta de Pitty la Numeróloga es considerar el lenguaje energético de los colores y utilizarlos como herramienta de bienestar y atracción positiva en la vida cotidiana.
Cómo aplicar esta guía en la vida diaria
Más allá de elegir un color puntual, Pitty propone observar el guardarropa como un mapa energético personal. Organizar las prendas por tonalidades y reservar ciertos conjuntos para ocasiones específicas puede ser una manera práctica de integrar este conocimiento en la rutina.
También sugiere que el acto de vestirse se convierta en un momento de conexión: tomarse unos minutos frente al espejo, visualizar la intención del día y reforzarla con el color elegido y el número asociado. De esa forma, la vestimenta deja de ser un hábito automático y se transforma en un pequeño ritual cotidiano.

Por último, la especialista destaca que no se trata de imponer reglas estrictas, sino de reconocer el valor simbólico y energético de los colores. La clave está en escuchar las emociones que despierta cada tono y utilizar cada uno de manera consciente para favorecer la armonía, la seguridad y el bienestar personal.