"Jamás volvería": se fue a vivir hace 34 años a Aruba y cuenta cómo construyó un verdadero imperio en el Caribe – GENTE Online
 

Es argentino, se fue a vivir hace 34 años a Aruba y cuenta cómo construyó un caso de éxito en el Caribe

carlos sonensein aruba
Carlos Sonensein tiene 69 años, es contador público y se radicó en “la isla más feliz del mundo” en enero de 1990, sin saber hablar inglés y con muchos proyectos en mente. Hoy tiene un restaurante de comidas típicas argentinas y una empresa de real state. Un caso de éxito. “La situación que estábamos viviendo en ese momento en Argentina era complicada”, afirma a Revista GENTE.
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Una valija llena de ilusiones, y comenzar una nueva vida. De esa forma, Carlos Sonensein (69) arribó el 3 de enero de 1990 a Aruba. Fue el encargado de abrir el camino para que, poco más de un mes después, lleguen a la “isla más feliz del mundo” su esposa, sus tres hijos y suegros. Esta historia es la de miles de argentinos que abandonan su tierra natal con el objetivo de conseguir un futuro mejor.

“Conocí matrimonios en donde alguno de la pareja empezaba a extrañar lo suficiente como para querer regresarse, pero acá todos tiramos para adelante. Mi esposa siempre fue muy compañera y bancó la parada”, cuenta quien en la actualidad tiene un restaurante argentino llamado Che bar y una empresa de real state. Hoy están completamente radicados e instalados, a tal punto que el apellido familiar ya tiene su primera generación nacida en Aruba de la mano de sus nietos de 10, 8, 7, y 6 años.

Carlos, orgulloso de su Che Bar.
Carlos, orgulloso de su Che Bar.

“Para mí, vivir acá es sinónimo de calidad de vida. Tener 300 días del año soleados, esta temperatura tan agradable… Sacando cualquier necesidad básica que pueda tener una persona referida a los ingresos, alimentos o el acceso a la vivienda, esto es lo que más me cautivó”, es lo primero que dice cuando se le pregunta qué lo enamoró de este pequeño rincón del Caribe. La temperatura media del agua en 25 grados, unas 13 horas de luz en los meses de junio y julio, y un promedio de 28 grados de temperatura ambiente son los puntos clave.

Trabaja a la mañana, descansa después del mediodía y, luego sale a entrenar al aire libre. Salir a correr por la playa y disfrutar de los rayos de sol es una de sus pasiones. Y representa esa joyita que, en lo personal, lo dejó encandilado de este lugar ubicado a 5.300 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Actualmente vive en un condominio ubicado a 150 metros de Eagle Beach, una de las cinco mejores playas del mundo. Un sueño que ni el lente de cámara de mayor precisión logra captar en su máximo esplendor.  

Una vista aérea de Eagle Beach, una de las playas de arena blanca y suave catalogada como la playa número uno del Caribe y la segunda mejor del mundo, según Tripadvisor.
Una vista aérea de Eagle Beach, una playa de arena blanca y suave catalogada como la número uno del Caribe y la segunda mejor del mundo, según Tripadvisor.

Cuando Carlos se propone recordar esos primeros días en Aruba, dice que la decisión fue en base a un momento límite por el que tuvo que atravesar junto a su esposa: “Fue un poco accidental”, comparte mientras piensa.

“La situación que estábamos viviendo en ese momento en Argentina era complicada. Corría fines de 1988 y me acuerdo que constantemente se generaban extensos cortes de luz de entre cinco y ocho horas. Mi hijo, que en ese momento tenía ocho meses, comió algo en mal estado y se agarró una meningitis. Eso me cambió la mente. Nunca se me hubiera ocurrido irme del país, pero aquella situación me modificó la mentalidad, y me obligó a pensar en un nuevo futuro”, informa.

Y completa: “Yo no quería ir al típico lugar. Entonces, por intermedio de un amigo que era médico y había estado aquí, me auto convencí de que Aruba era el destino. Así llegamos. De entrada empecé a trabajar en la playa en una empresa de un amigo argentino que se llama Pelican Watersports. Eso se extendió durante doce años hasta que me metí en el rubro gastronómico. No me puedo quejar de cómo fue mi crecimiento”.

Carlos posa frente a Che Bar, el restaurante familiar con el que desde hace décadas deleitan a los comensales con platos típicos argentinos.
Carlos posa frente a Che Bar, el restaurante familiar con el que desde hace años deleitan a los comensales con platos típicos argentinos.

“En ese momento para mí lo más importante fue intentar, desde el primer día, comunicarme en papiamento (idioma local de la isla, aunque el 90 por ciento de los habitantes también habla inglés, español y holandés). Fue el objetivo inicial que me puse. No me llevó tanto tiempo. Cuando hay que estudiar no tengo problema: agarraba libros y diarios”, explica.

Y reflexiona desde la distancia: “Se extraña a la familia, las reuniones con amigos… pero acá somos muy caseros. No somos de salir tanto. En los noventa teníamos que hacer cola en un locutorio para hablar con un familiar. Hoy en día es mucho más fácil poder comunicarnos y vernos”.

La vida de un argentino con doble trabajo en Aruba

“Hay que trabajar como en cualquier lugar del mundo. La gente se piensa que uno vive acá y está todo el día tirado debajo de una palmera tomando piña colada. Y no es así”, explica entre risas Sonensein.

La fachada de Che Bar, que ofrece la opción de poder estar al aire libre y shows musicales.
La fachada de Che Bar, que ofrece la opción de poder estar al aire libre y shows musicales.

Che Bar fue el primer proyecto propio de la familia en Aruba. El local está emplazado en el área denominada Palm Beach, cerca de los hoteles de lujo que alojan a los miles de turistas que arriban cada año para deleitarse con la carta que tiene exquisiteces típicas de la Argentina y platos de cocina internacional.

“Cuando abrimos en 2013 éramos una parrilla, pero a fines del año pasado decidimos cambiar el concepto para transformarlo en una confitería. Es un ambiente más fresco, y ameno para trabajar. La idea de modifica el mercado fue una decisión que tomamos en familia. Nos pareció a todos que era un cambio que nos iba a beneficiar. Estar trabajando en un lugar con aire acondicionado hace que el trabajador y los comensales estén más cómodos, y eso sólo lo lográbamos eliminando la parrilla”, explica.  

En la época del último Mundial, el lugar se convirtió en un punto de encuentro para la comunidad argentina local y turistas.
En la época del último Mundial, el lugar se convirtió en un punto de encuentro para la comunidad argentina local y turistas.

El comercio abre a las 7:30 y cierra a las 23:00. Antes de su fisonomía actual, un poco más “curada” según su dueño, la impronta argentina era un distintivo. “Teníamos los banderines de Boca, una camiseta de Lautaro Martínez, unas copas del mundo que compré cuando viajé a Qatar… era un montón. Hablando mal y pronto, ahora el lugar se hizo más fino… delicado. No es para otro tipo de gente, pero lo que buscamos es tener un espacio que esté más universalizado”, detalla entre risas.

Sándwiches de milanesa, empanadas, chorizo, el clásico roast beef, ensaladas y las delicias más universales como los burritos, el pollo picante o, en el postre, los waffles -aunque con banana y dulce de leche para darle ese sabor argentino- son las preparaciones que forman parte del actual menú. “La carne llega de argentina, salvo la que tiene hueso que, cuando éramos una parrilla, la exportábamos desde Estados Unidos”, añade.

Las empanadas se consiguen a 3,75 dólares la unidad.
Las empanadas se consiguen a 3,75 dólares la unidad.
Los waffles de banana y dulce de leche tienen un valor de 9,50 dólares. También hay con cockies, frutas y miel.
Los waffles de banana y dulce de leche tienen un valor de 9,50 dólares. También hay con cockies, frutas y miel.

Mientras coordina los destinos del, también lleva las riendas de Aruba Brokers, la empresa de real state que maneja con Juan, uno de sus hijos, que obtuvo una maestría en finanzas.

En base a las décadas de conocimiento, ofrecen los negocios básicos de venta y alquiler de propiedades enfocado en las personas que quieren invertir en departamentos, condominios, tierras o en complejos comerciales. También tienen una línea que explota los alquileres con destino vacacional.

“Alquilar una casa para vivienda puede rondar alrededor de los mil dólares por mes, dependiendo la zona. Para comprar un departamento en un condominio con dos cuartos y dos baños tenes que calcular unos 400 mil dólares. Pero si hablamos de una propiedad frente al mar, puede llegar a costar unos 5 millones de dólares”, precisa al dar un pantallazo del mercado local.

Aruba Broker.
Aruba Brokers.

Pero, además, su tiene una tercer tarea vinculada al deporte insignia de Argentina: “Justo antes de la pandemia me recibí de entrenador de fútbol por medio de un curso virtual que dio AFA y también hice otro para ser preparador de futbolistas. Viaje para dar los exámenes a Buenos Aires, y llegué justo un día antes de que cerraran las fronteras. Ahora en marzo voy a dar una prueba con FIFA para representar a jugadores. Los proyectos relacionados a este tema que creía que iba a tener no se dieron, por esto me estoy enfocando en otra área”.

Su conexión con la realidad de Argentina

“Estoy súper bien informado. Lo primero que agarro cuando empieza el día es Página/12 o C5N. Me informo muy bien. Los problemas políticos y económicos en Argentina son cíclicos. Más cíclicos que nunca.

Pensar en el contexto actual que vive el país, trae la clásica pregunta de si recibe consultas de otros compatriotas para instalarse en la isla tras conocer su caso de éxito.

Carlos Sonensein.
Carlos Sonensein.

Al respecto, advierte que “con la pandemia se hizo todo más exigente desde las autoridades. Es difícil entrar si no sos un inversionista o si no tenes un trabajo que no lo haga alguien de la isla” y apunta que hoy quienes se instalan son personas que tienen grandes proyectos de inversión.

Para los que piensan en emigrar hacia ese destino, enumera algunas cuestiones a tener en cuenta… más virtudes que contras, es la conclusión: “Es más caro que México, por ejemplo. Aunque tenes mucha más seguridad, el índice de criminalidad es muy bajo, estás fuera del radio de huracanes por estar en el sur del Caribe, y la calidad del turismo es más premium”.

Las 3 playas que un argentino residente en Aruba recomienda a sus compatriotas

Eagle Beach. Son más de 3 kilómetros de arena blanca coralina que no se calienta con el sol. El agua es cristalina y la amplitud de la playa hace que nunca parezca llena.
Eagle Beach. Son más de 3 kilómetros de arena blanca coralina que no se calienta con el sol. El agua es cristalina y la amplitud de la playa hace que nunca parezca llena.
Baby Beach. Las aguas poco profundas hacen que sea la playa perfecta para nadadores que disfrutan cubrir largas distancias sin dejar de hacer pie, motivo por el que es ideal también para ir con niños.
Baby Beach. Las aguas poco profundas hacen que sea la playa perfecta para nadadores que disfrutan cubrir largas distancias sin dejar de hacer pie, motivo por el que es ideal también para ir con niños.
Palm Beach. Ubicada en la zona hotelera, es la cita obligada de los turistas internacionales.
Palm Beach. Ubicada en la zona hotelera, es la cita obligada de los turistas internacionales.

Qué saben de Argentina los turistas que visitan Aruba

Revista GENTE en el carnaval de Aruba

Fotos: Michael Salazar, Erika Hincapie, Jonathan Petit, Carlos Delgado, gentileza Aruba Tourism Authority y redes sociales.

Video: Cinthya Castaño.

Edición de video: Martina Cretella y Ramiro Palais.

Agradecemos especialmente a Soledad Lladó, Amayra Boekhoudt y María Camila Arévalo de Aruba Tourism Authority por el recibimiento y el acompañamiento a lo largo del viaje.

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