“Elegí a mi cirujano por televisión; tremendo pero real”, confesaba en 2014 Silvina Luna (1980-2023). Fue en una íntima charla en la que puso en palabras cómo fue la operación estética que casi una década después la llevaría a la muerte.
En el año 2011, la ex Gran Hermano pasó por el quirófano de Aníbal Lotocki (53) para realizarse un aumento de glúteos. Para lograrlo, primero se hizo con él una lipoaspiración y, con la grasa que sacaron de su cuerpo sumada a la sustancia metil metacrilato, le creó la "cola perfecta".
Tan sólo 3 años después de esa intervención quirúrgica, Luna comenzó a padecer las consecuencias de esa sustancia. Días después de una de sus primeras internaciones en el Hospital Italiano por complicaciones renales, decidió romper el silencio con este medio.
Los motivos por los que se realizó la operación
Tratando de dar explicaciones al motivo principal que la llevó a operarse, reflexionó: “Es cultural, ¿no? Tal vez una exigencia masculina".
“En ese momento, agregarse cola era una novedad. Parecía un método chiquito, inofensivo. Creí, confié. Así llegué al consultorio, decidida, sin escuchar los consejos de mis amigas y con resultados impecables de un chequeo que me había hecho un año antes (2010) en la Fundación Favaloro”, relataba en ese entonces Silvina.
En ese entonces, mientras todavía estaba peleando por su vida, Silvina se preguntaba cuánto más tendría que tratarse médicamente: "Todo depende del tiempo, la evolución. Hoy es incertidumbre: ¿me curo mañana o dentro de cinco años?".
La fatídica operación de glúteos
Sobre la cirugía en la cual le incorporaron metil metacrilato, dijo en tono de broma: "No tiene solución. Pero estéticamente me quedó muy bien".
Días previos a esta declaración la modelo había denunciado en Intrusos: "Lotocki me inyectó sustancias tóxicas". Por ese motivo, explicó con mayor detenimiento: "Hace días recibí los estudios de la biopsia. Ya no hay dudas (y sí pruebas) de que lo que me aplicaron perjudicó mi salud".
Silvina fue cuestionada por haber ocultado esta información. "Negaba la operación en un principio por coquetería. Pero cuando me cargaban con '¡mirá lo que hicieron los rollers!', yo también me reía. Me daba pudor explicar lo obvio y mirá, ahora tengo la necesidad de explicar cada detalle", detalló.
"Renuncio definitivamente a las cirugías estéticas", sentenció. Luego, intentó buscar lo "positivo " a todas sus consecuencias médicas: "La conclusión de esta experiencia es intentar aceptarnos como somos. Dios siempre te da algo bueno. ¿Tenés buenas gambas? Entonces destacá ese aspecto, por citar un ejemplo estético. Las mujeres debemos dejar de ser tan duras. Y no digo que esté mal operarse. La clave es hacerlo con conciencia y analizando por qué realmente queremos el cambio. A partir de ahora apuesto a otros métodos y, aunque suene a cliché, la prioridad la tiene el cuidado interior".
Como reflexión final, expuso: "Estoy arrepentida de haber querido ser perfecta y hoy pago mi error. Pienso en lo que hice y digo: '¡Qué agresiva que fui conmigo misma! ¿Por qué me castigué tanto?'. Creo que durante mucho tiempo no me daba permiso de ser feliz, no permitía que finalmente llegasen las cosas buenas de la vida. Todo eso me jugó en contra frente al espejo".
La presión de los medios y los mandatos estéticos
Con total sinceridad, reflexionó sobre la presión mediática: "En esa etapa, la mirada de los demás en un medio prejuicioso me pesaba: sentía el 'sos linda, esto no es para vos', o 'hasta acá está bien'. Quise abarcar todo. Siempre tuve hambre de crecimiento profesional".
"Este medio es cruel: todas las miserias están sobreexpuestas. Hay que aprender a manejarlo y no involucrarse demasiado. En este país no se perdona la funcionalidad. Se condena al multifacético: si
sos actriz, no podés ser conductora. Hoy entendí que los prejuicios están pasados de moda", cerraba.
El deseo trunco de ser madre
Silvina se ocupó durante más de una década al cuidado de su salud. De todos modos, tenía un deseo muy claro y era poder retribuirle a un hijo el amor que recibió. "Mi miedo más produndo es no poder ser mamá. Ese fue un punto de quiebre, porque es un deseo de toda mi vida. Me angustia saber si habrá consecuencias. Ya tendré una charla al respecto. Es uno de los ítems pendientes con mi médico. Supongo que con algún tratamiento será posible", contaba con mucha tristeza, pero aún algo de esperanza a revista GENTE.
Qué decía Aníbal Lotocki sobre el caso de Silvina Luna
Aníbal Lotocki brindó una contundente entrevista a revista GENTE. Sobre las acusaciones de Silvina Luna, él fue tajante y negó por completo sus dichos. “No fue mala praxis. Es totalmente legal todo lo que hice. No le inyecté ningún aceite de avión ni sustancia tóxica. Lo primero que le hicimos fue una lipoaspiración en 2011, donde le sacamos grasa de su cintura, y esa grasa fue la que utilizamos", explicó sin temor.
Luego detalló cómo fue la intervención que le realizó a la modelo: "Fue un relleno de sus glúteos. Para que quede más firme, la mezclamos con un poquito de metil metacrilato. Esto no es un invento mío. Está aprobado por las autoridades sanitarias, tanto en la Argentina como en Alemania y España. El metil metacrilato, junto con la grasa de la propia persona, no provoca efectos colaterales".
Sobre la primera acusación pública de Luna, respondió: "Ella hizo su descargo en Intrusos, porque está pasando un momento difícil, pero se expresó sin pensar en los daños que pudo causar. Me pareció extraño lo que hizo, porque ella nunca quiso contar que se operó los glúteos".
Al ser consultado por este medio sobre si se arrepiente de haber realizado alguna cirugía, contestó tajante: "No, para nada. Pero sé que genera mucha envidia en el ambiente de la estética que las famosas me hayan elegido para que las opere. Hay algunos que no me perdonan el éxito".
Fotos: Archivo Grupo Atlántida
Recopilación de archivo: Mónica Banjik
