No fue ningún fotógrafo de Vanity Fair ni de Architecture Digest. El encargado de mostrarnos el universo personal de Madonna fue un creador de contenido bautizado Lyas que, en su primer y más viralizado video, se mostró como si fuera un intruso.
Con esa sorpresa de quien “toma por asalto” el refugio de la reina del pop, que queda en el Upper East Side neoyorkino, registró el material que todos queríamos ver. Y lo hizo con la urgencia de quien simula estar haciendo lo incorrecto. Claro que contaba con el visto bueno de Maddie, que lo esperaba en su glam room y vestidor para cerrar el recorrido tras haber brillado en la red carpet de la MET Gala 2025.

¿El resultado? Un house tour súper íntimo, lleno de pistas estéticas y de cómo vive la blonda hoy en las tres casas que componen su espaciosa mansión, con 26 suites, 14 baños y 9 chimeneas. A continuación, capturamos frame a frame y analizamos los espacios (y las elecciones) donde Madonna es simplemente Veronica.

Las fotos y los recuerdos preciados
¿Recuerdos personalísimos que hacen única a su residencia? Además de tener enmarcada una foto firmada por Barack Obama, por supuesto que abundan imágenes de sus hijos de pequeños, a la par que en una de las paredes que da escaleras arriba, la joven Ciccone de los ochenta mira a la cámara con su habitual rebeldía.

“Insane", repitió el Tiktoker que tuvo el privilegio de hacer el house tour en primera persona. Súper excitado, Lyas destacó "un bar privado" y una parte de la casa descrita como “giving coven” (¿será una verdadera zona de aquelarre, como buena bruja blanca?).

Los libros
Sus bibliotecas son claros tesoros que custodian libros de arte y moda. A la vista, en uno de los estantes se destaca un libro de Pollock, así como en una mesa ratona que parece un espacio de ritual, lleno de velas y candelabros, descansan y se exhiben como perlas libros de Édith Piaf y Eva Perón, a quien, por supuesto, interpretó en el cine dirigida por Alan Parker.

El corazón de la casa: memorabilia y “Madonnamanía”
En sus escondites más encantadores, que van de bibliotecas a su oficina personal, Madonna guarda desde sus Golden Globes hasta su trofeo del Rock & Roll Hall of Fame. Pero también conserva documentos personales, una máquina de escribir y hasta hojas con correcciones de guion de Who’s That Girl (1987). Casi como una cápsula del tiempo.

Un museo privado
En el museo privado de la reina del pop, la historia del arte y el pop son un solo corazón. Y, como era de esperarse, cada rincón fue curado con la obsesión que la caracteriza: mínimo, la de una directora creativa. De obras originales de Keith Haring y retratos en blanco y negro de Steven Klein, a una ilustración de Madonna según Basquiat que nunca había sido vista hasta ahora y que reza "not on sale" (no está en venta).

En su mansión, pasado y presente se codean con naturalidad. Cada espacio respira su vibra más real. Además de mostrar qué tan fan es del arte, también quedó a la vista su escritorio personal, repleto de fotos, guiones, agendas, cuadernos de journaling y una lámpara de lectura. Como cualquier espacio personal, también vibra "desorden" creativo: a la vista se amontonan pilas de papeles arriba de una caja apoyada en el suelo y una tote bag.

La ambientación
Con mucho negro y madera color ébano, la mansión tiene todo un costado casi gótico, que juega con elementos que podrían gustarle a Tim Burton. De estatuas y obras de arte "tenebrosas" en metal, a muebles escandinavos y centenares de candelabros antiguos y velas por doquier, si hay algo que la artista elige es vivir su propio mundo de fantasía.

En los livings conviven las alfombras geométricas con lámparas de techo con diversos diseños –incluido un artefacto lumínico conformado por tubos–, las paredes blancas, los pisos oscuros y, como se aprecia abajo a la derecha, una de las ¡nueve! chimeneas. No hay dudas de que prolifera una estética muy de ritual.

¿Más detalles a la vista? Floreros con tulipanes, banquitos matelaseados para sentarse cómodo a ojear libros o quemar cartas en el fuego y su colección exhibida de guitarras que le recuerdan sus momentos de gloria.

El glam room, entre la nostalgia y sus prendas de archivo
Una de las escenas más virales de los dos videos de Lyas en la casa de Madonna fue cuando ingresó con su cel al glam room: una habitación completamente blanca, espejos infinitos, reliquias de archivo y un aura celestial. Allí estaba Madonna, fumando un habano, muy relajada después de la MET.

Ahí fue que se dio el momento más fashionista del tour en el que la reina del pop mencionó a algunos de los diseñadores icónicos mientras mostraba piezas de archivo. Habló de Azzedine Alaïa (1935-2017) y Jean Paul Gaultier, y también de Alexander Mcqueen y su amigo John Galliano. “Ellos organizaban shows increíbles”, sentenció.
“Me sentía muy especial yendo a un desfile, no había tantos fotógrafos. Hasta podías sentarte unos minutos sin que te sacaran ni siquiera una”, detalló con nostalgia. “Esos fueron los mejores días. Nunca volverán a ser lo mismo”, sumó.

Para cerrar, destacó la pasión por el detalle y la profunda admiración que tienen los gays por las mujeres que les permite vestirlas de modo excepcional. Lo dijo cuando Lyas le preguntó “si le parecía mejor ser homosexual para trabajar en la moda”. Ahí ella respondió: “Es algo esencial para triunfar en ella”.
