El caso del brutal asesinato de César Rodas, un artista callejero de 39 años que vivía en una pensión en Guaymallén, estremece a todo Mendoza. El miércoles pasado, su cuerpo fue hallado descuartizado y parcialmente calcinado en una vivienda del barrio donde residía.
La principal sospechosa es Adriana Suárez, de 40 años, quien se encontraba cumpliendo prisión domiciliaria en el lugar junto a sus cinco hijas menores de edad. También está detenido su actual pareja, Marcelo “El Porteño” Altamirano, de 35 años.
Según indicaron fuentes judiciales al diario UNO de Mendoza, Rodas fue sometido a una sesión de tortura que duró aproximadamente cinco horas. Durante ese lapso, fue golpeado con una manopla, la pata maciza de una cama, una pala de jardín y otros objetos contundentes.
Según los investigadores del caso, el ataque comenzó con una discusión, tras la cual la víctima recibió el primer golpe en los pies. Luego, lo habrían obligado a leer fragmentos de una Biblia mientras lo golpeaban salvajemente. El ejemplar, manchado de sangre, fue secuestrado por la policía junto a otros elementos clave.
“La causa de muerte no se ha podido determinar. Suponemos que se desvaneció por los golpes. El cuerpo está, literalmente, dividido”, reveló una fuente cercana al caso.
Luego del homicidio, los presuntos autores ocultaron el cadáver debajo de la cama en la que durmieron esa noche. Al día siguiente, comenzaron a desmembrarlo.
Parte del cuerpo fue calcinado dentro del hogar y otra fue devorada por los perros de la casa, según pudieron determinar los investigadores. Un espeso humo blanco y un fuerte olor que salió de la vivienda alertaron a los vecinos.
La pista final llegó cuando Suárez, en algún momento del miércoles, envió una foto del cadáver a su ex pareja. Este contacto derivó en un llamado al 911 y el posterior hallazgo del cuerpo por parte de la Policía. El torso fue encontrado en el hogar de la casa; la cabeza, dentro de una bolsa plástica aparte.
La vivienda donde ocurrió el crimen está ubicada en la calle Adolfo Calle 1978. Allí Suárez cumplía arresto domiciliario desde 2020 por un robo agravado cometido en 2019 junto a su anterior pareja.
Según trascendió, ella y Altamirano habrían consumido drogas y alcohol durante gran parte del día en el que asesinaron a Rodas.
Las hijas de Suárez, de entre 6 y 15 años, fueron testigos ocasionales del crimen. Una de ellas habría estado presente durante una parte clave de los hechos y fue señalada como testigo clave. Todas las menores quedaron a cargo del Programa Provincial de Maltrato Infantil y fueron trasladadas a un centro de resguardo.
La fiscal Andrea Lazo imputó a Suárez y Altamirano por homicidio agravado por ensañamiento, delito que contempla la pena de prisión perpetua. Además, se busca a una tercera persona que habría actuado como partícipe necesario.
