Quién es Flavia Royón, la ingeniera que gestiona la agenda energética de Sergio Massa – GENTE Online
 

Quién es Flavia Royón, la ingeniera que gestiona la agenda energética de Sergio Massa

Maneja el bajo perfil y tiene un rol clave en la estrategia electoral del ministro de Economía de cara a las provincias. Nació en Salta, viene del sector privado y desde hace cuatro años incursiona en la función pública. Resalta su feminidad en un territorio que sigue masculinizado.
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Flavia Royón es una pieza federal en el tablero de ajedrez político de Sergio Massa. De bajo perfil y pragmática, la secretaria de Energía de la Nación, que nació en Salta y es ingeniera industrial, desarrolló su carrera profesional en la actividad privada, jamás militó en la actividad política y dice estar convencida de que el país “tiene una oportunidad clara de salir adelante”. No abandona el maquillaje ni la elegancia mientras recorre las obras con casco junto a los obreros. “El sector energético sigue siendo un lugar masculinizado, pero las cosas están cambiando”, dice la funcionaria durante una entrevista con GENTE.

Proviene de una familia de clase media radicada en la capital salteña. Su madre nació en Buenos Aires, es asistente social y abogada. Su padre falleció, era sanjuanino, un hombre pulcro, de buenos trajes y modales que dedicó buena parte de su vida a viajar con muestras de medicamentos para especialistas, un visitador médico. Tiene dos hermanas y un hermano. La primaria la realizó en un colegio público, la secundaria en una privada luego continuó los estudios en una universidad pública.

Se casó con su novio de toda la vida siendo ambos muy jóvenes, tuvieron un hijo al que llamaron Marco y al poco tiempo se separaron. Veinte años después, en febrero del año pasado, Marco dejó Salta para estudiar en Buenos Aires. Cuando comenzaba a acomodarse en la urbe porteña, siete meses después, apareció su madre, dejó los bártulos que traía en el departamento y se fue al Ministerio de Economía para hacerse cargo de la secretaría de Energía de la Nación.

Royón se recibió como ingeniera industrial en la Universidad Nacional de Salta y tiene un máster en Administración de Negocios de la Universidad Austral, además de una intensa carrera en el ámbito privado. Antes de recibirse ya trabajaba, primero lo hizo en la embotelladora de Coca Cola y luego en el Frigorífico Bermejo, el más importante del noroeste argentino –pertenecía al fallecido banquero Jorge Brito–, donde comenzó a escalar hasta llegar al cargo máximo de Gerenta General. También realizó trabajos como consultora en proyectos de inversión, exportación y sistemas de calidad.

El método Royón

“Es alguien muy inquieta y capaz. Si no sabe algo te pide un plazo de cuarenta y ocho horas para estudiar el tema y después te ofrece una solución. Le gusta aprender”, así la perfiló un empresario del sector energético. El relato coincide con algunas de sus costumbres. No va al gimnasio, no hace yoga, no sale a correr, no mira series, solo lee, estudia. No necesita descomprimir porque su secreto es ser metódica, lo que le permite prevenir situaciones de crisis. Pero el universo suele ser muy travieso y el desastre llega sin anunciar, en esos casos su principal arma es la frialdad.

Ser metódica le dio tiempo para seguir capacitándose. Realizó cursos en inversión, producción y gestión de negocios, además de haber participado en programas académicos en Estados Unidos, Reino Unido e Israel. Le gustan esas cosas, la ingeniera ama los sistemas de producción, encontrar métodos, estudiarlos.

Cuando Sergio Massa la llamó desde la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación para decirle que él asumirá como ministro de Economía y que la quería en su equipo, Royón le pidió cuarenta y ocho horas. En aquel momento, ella era secretaria de Minería y Energía de Salta, todo estaba tranquilo, la gestión venía sin sobresaltos, el gobernador Gustavo Sáenz no trababa sus iniciativas. ¿Qué la motivó a salir de esa zona de relativo confort y montarse sobre la ola de un gobierno que ardía? El desafío, creer que puede.

Recién estaba entendiendo cómo funcionaba el intrincado aparato de la burocracia estatal, su experiencia en ese territorio no era mucha. Tampoco venía de la militancia política, una completa outsider. “Ella conoce la problemática de la actividad privada por eso el empresariado salteño la eligió presidenta de la Cámara de Comercio Exterior, entiende de mercados. También estuvo en la Fundación ProSalta, porque entiende de la relación entre lo privado y lo social, es muy metódica”, me comentó un empresario salteño que la conoce desde antes de pegar el salto a la función pública de la mano de Sáenz, uno de los primeros aliados al ministro de Economía y precandidato a la presidencia por el frente Unión por la Patria.

De espíritu federal

En diciembre de 2019 el mandatario salteño la nombró directora Ejecutiva de Financiamiento y Promoción de las Inversiones. Un año después quedó al frente del Consejo Económico y Social, además saltó a la secretaría de Minería y Energía. Royón ya estaba en el radar de Massa.

Pasadas las 48 horas, después de hablar con su familia y el Gobernador, aceptó el “desafío” que le propuso Massa. Acomodó los pendientes en Salta y se tomó un vuelo clase económica. Ahora, la ingeniera es un engranaje clave del equipo que intenta rescatar el país. Una reingeniería que el propio ministro de Economía promete acelerar si gana las elecciones generales de octubre.  

Para ella fue un proceso de cuatro años de mucho “vértigo”, de Sáenz a Massa. En su entorno dicen que no saca un minuto el pie del acelerador, que viaja por todo el país, que le gusta pisar el terreno.

“Durante el segundo trimestre del año se incorporaron 173 Megavatios de potencia de energías renovables, y llegamos así a los 5.400 MW de potencia instalada de esta fuente en todo el país. Seguimos rompiendo récords en generación de renovables y vamos camino a cumplir los compromisos internacionales asumidos por todo el país”, explica sin respirar el subsecretario de Energía Eléctrica, Santiago Yanotti. Después habla de los diferentes tipos de energía, dice que hay mucha pero que falta más, no quita el ojo de las tarifas, y cada dos párrafos repite “en todo el país”. El funcionario es tucumano y derrama el mismo federalismo que su jefa: “es nuestra impronta, somos del Norte Grande, pero también tenemos gente del sur y de todo el país”

Yanotti tira números, datos de gestión. Le pregunto por tercera vez sobre Royón y responde lo mismo: “trabajamos muy bien en conjunto y para todo el país”. El subsecretario parece obsesionado y vuelve al punto de partida: “vamos hacia una matriz energética limpia y federal y que incorpora prácticamente a todas las tecnologías tales como pequeños aprovechamientos hidroeléctricos, eólicas, solar fotovoltaica, biomasa y biogás. Energía para todo el país”

La argentina energética 

La agenda de la secretaria de Energía esta sobrecargada y acepta una corta entrevista telefónica con GENTE. Se reconoce como una outsider de la política, cree que vive en “un momento histórico” y que “el país nos necesita a todos unidos”, algo que, según ella, “Massa lo comprendió y por eso está haciendo un esfuerzo muy grande”, y siguiendo esa lógica, hace una suerte de invitación general “para ayudarlo” a revertir la situación de Argentina. “Si este tipo pone en juego su capital político para agarrar esta papa caliente, hay que acompañarlo”, dice con la convicción de un cruzado.

No fuma. Prefiere la humita antes que los tamales y las empanadas. “Cuando llevaba una vida más normal” procuraba hacer actividad física, ahora los tiempos no dan y pone a raya los dulces, una de sus debilidades. Flavia Royón mantiene su elegancia en todo momento, ya sea en su despacho como cuando visita las obras.

—En las reuniones del sector energético siempre observé más hombres que mujeres, ¿eso sigue siendo así? 

Es un ambiente altamente masculinizado. Primero, soy ingeniera industrial, cuando yo estudié éramos pocas las que cursaban ingeniería, en algunas clases era la única mujer, ahora ya tengo el cuero un tanto grueso. Segundo, antes pasé por la industria del ganado y carnes. Ahí la tenemos a Cristina Fernández de Kirchner, una mujer que se la ve siempre muy arreglada, coqueta, pero ha sabido dar sobradas muestras de fortaleza y liderazgo. En la minería, en energía, tenemos la materia pendiente de incorporación de más mujeres.  

A pocos días de cumplir un año al frente de un área tan sensible como prometedora, Royón explica que “cuando se trabaja en la parte privada, hay una mirada muy sectorial. En cambio, en la función pública uno aprende a tener una mirada más amplia, pensando en el beneficio de todos y todas”. Asegura ser pragmática, por eso sabe que siempre hay intereses encontrados, sectores que ganan, otros que pierden. Su método es “congeniar y acordar, buscar avanzar primero por los puntos en común”.

Cuenta su experiencia en el Consejo Económico y Social de Salta, donde tuvo que juntar a todos los sectores, desde empresarios, académicos, sindicatos, etcétera, para pensar políticas de Estado a largo plazo. “Uno tiene que aprender a escuchar, a debatir, pero siempre salvando los puntos de encuentro, esa gimnasia, ese diálogo es lo que nos hace falta. Hablo de un diálogo constructivo, no pelearnos por posiciones ideológicas diferentes, mirar hacia adelante para encontrar soluciones”.

Le pregunto de quién heredó esa actitud para el diálogo y después de pensarlo unos segundos dice que de su madre. “Mi mamá siempre estuvo muy comprometida con el trabajo social, lo que requiere diálogo”.

Dice que la vida de funcionaria nacional es más “sacrificada” de lo que creía, que tuvo que resignar varias cosas, especialmente tiempo. Desde hace un año que no tiene fines de semana, feriados ni vacaciones, y asegura que trabajar con Massa significa no tener horarios: “Constantemente está con todos los temas en la cabeza, tiene la capacidad de manejar muchos temas a la vez. Es muy demandante, por decirlo de alguna manera”.

Toma aire y repite, ahora con más detalles, que tuvo “muchísimooo” trabajando y resolviendo cuestiones urgentes. Habla del bum del litio, del desarrollo de la minería, de las medidas para mitigar impactos ambientales, de nuevos tendidos eléctricos, de la explotación de energía renovable, de infraestructura, de exportaciones, de los subsidios, y principalmente del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner.

El primer tramo del gasoducto fue inaugurado el mes pasado. El Gobierno podría revertir la balanza energética negativa al ahorrar unos 2.100 millones de dólares para lo que queda del año y se prevé, según datos oficiales, que para 2024 se economizaría 4.200 millones de dólares en importaciones. La obra llegó en un clima de incertidumbre política –generada por las venideras elecciones generales polarizadas y con final abierto– y de crisis económica.

La obra es clave para evacuar el gas de Vaca Muerta, al suroeste del país, donde se encuentra la segunda reserva de gas no convencional del mundo, y para ahorrar millones de divisas que se destinaba a importar gas. Además, permitirá sustituir parte del gasoil en generación eléctrica de centrales térmicas. La primera parte del gasoducto atraviesa Neuquén, Río Negro, La Pampa y Buenos Aires. Con la segunda etapa se extenderá hasta la localidad de San Jerónimo, en la provincia de Santa Fe, lo que permitiría su vinculación con el Gasoducto del Noreste (GNEA), licitación prevista para septiembre. Con el desarrollo del gas de Vaca Muerta, el Gobierno cree que se podrá lograr, por un lado, el autoabastecimiento energético y, por el otro, el país se proyectará como un proveedor internacional. Los planes prevén sumar la reversión del gasoducto del norte y la instalación de plantas compresoras que consolidarán la capacidad de transporte local y habilitarían la exportación de gas al norte de Chile y a Brasil.

Royón dijo que este semestre “fue el de más producción de petróleo desde 2009”. Asegura que hay una fuerte apuesta por el sector energético argentino. “El año pasado hubo un saldo negativo de 4.600 millones de dólares, este año creemos que va a ser positiva con 200 millones de dólares y para el 2030 proyectamos una balanza de 18 mil millones de dólares, claramente el sector energético se va a constituir como el segundo generador de divisas en el país”, dice mientras larga otros números que parecen alentadores.

Con respecto a las polémicas por los subsidios, la secretaria de Energía asegura que la “concepción” del Gobierno es “no es retirar todos los subsidios, ni dejar sólo la tarifa social”, y que tanto el gas como la electricidad “son servicios esenciales”“Implementamos la segmentación, es una realidad. Con eso se busca que aquel que pueda pagar la luz y el gas lo haga, mientras que el Estado trata de sostener a aquel que necesita, lo que significa trabajar contra la pobreza energética”, como una suerte de justo medio para el crecimiento del conjunto.

Hace veintisiete años un jefe de Estado, con sobrada experiencia y entrado en años, me dijo que “la primera obligación de todo funcionario público es ser optimista”. Fue Carlos Menem, lo mismo se venía diciendo desde hace siglos. Quien se entrega a la intrépida carrera de la política debe estar inoculado, necesariamente, de optimismo.

“La historia de los últimos años ha sido compleja. Un endeudamiento altísimo, una pandemia, la crisis de los precios de la energía, la peor sequía de los últimos ochenta años, creo realmente que son cosas muy atípicas. Pero yo soy muy optimista, Argentina tiene todo para salir adelante. Esto lo escuchamos hace un montón de tiempo, pero hoy veo una oportunidad clara. Con el gasoducto terminado, con la inversión que yo veo, los crecimientos de producción se están dando. Veo un crecimiento para el país y una oportunidad en lo internacional”. También rescata “los recursos naturales distribuidos en todo el país, el talento humano”.

La salteña suelta datos, números, habla de los fondos para encarar grandes proyectos hidroeléctricos porque “la gestión del agua se impone en la agenda”, e incorpora nuevos conceptos como el de la economía circular. “Argentina es grande y cada región tiene su potencial energético, para el crecimiento de la patria, de todas las provincias, es necesario tener una mirada federal”, agrega Flavia Royón, la ingeniera que comenzó a creer que “es desde la política donde se puede cambiar la realidad”.  

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