El exfutbolista Oscar “Junior” Benítez, con pasado en Boca Juniors, Lanús, Benfica y Atlético Tucumán, entre otros clubes, habló por primera vez desde la cárcel. Condenado a 4 años y 8 meses de prisión por daños y amenazas contra la familia de su expareja, Anabelia Caterina Ayala, el jugador cumple su pena en la Unidad N° 40 de Lomas de Zamora, bajo la supervisión del Juzgado de Ejecución N° 3, a cargo de la jueza Cecilia Vázquez.
Mientras espera el inicio del segundo juicio en su contra, esta vez por instigación al suicidio, tras la muerte de la joven, el 1 de enero de 2024, Benítez decidió romper el silencio. Lo hizo con una carta manuscrita, fechada el 3 de noviembre de 2025, entregada en exclusiva a Revista GENTE por su abogada defensora, Karina Vanessa Steckler.

“Debido a restricciones impuestas por el tribunal, Junior no puede hacer declaraciones públicas ni utilizar redes sociales desde el 15 de enero de 2024. Por eso, todas las comunicaciones oficiales se realizan a través de mi representación legal”, explicó la letrada.
La carta completa de Junior Benítez
Desde la Unidad N° 40 de Lomas de Zamora, el exjugador de Boca y Lanús expresó: “De puño y letra quiero expresar unas palabras que siento necesarias. Durante mucho tiempo elegí el silencio. No porque no tuviera nada que decir, sino porque necesitaba comprender y ordenar lo vivido. Hoy decido hablar con respeto y desde un lugar más consciente”.
Y agregó: “Quiero decir con total claridad que soy inocente, que jamás instigué a nadie al suicidio ni tuve la intención de causar daño. Lamento profundamente el dolor que todo este proceso generó, pero también debo expresar que he sido víctima de una situación muy dura (en lo personal, familiar y social) donde se me señaló y condenó públicamente con mentiras, sin pruebas, inventos y dichos que se contradicen”.

Según Benítez, su vínculo con Anabelia estuvo atravesado por “conflictos emocionales” de ambas partes: “Desde hace varios meses me encuentro en tratamiento psicológico (vía Zoom). Ese espacio terapéutico ha sido y es fundamental para reflexionar y entender que estuve involucrado en una relación compleja, atravesada por conflictos emocionales que me afectaron significativamente. Nunca ejercí violencia. Por el contrario, siempre intenté acompañar, ayudar y contener a Anabelia”.
Más adelante, se refirió a los problemas personales de la joven: “Desde que la conocí, ella venía atravesando graves dificultades emocionales. Según ella, desde su infancia, por un entorno familiar muy conflictivo. Tengo guardados mensajes, donde ella se refiere a ese dolor. Me compartió experiencias difíciles de su niñez. Cuando la conocí, ella venía arrastrando mucho dolor y varios intentos de suicidio (marcas que llevaba en sus muñecas)".

El exfutbolista también apuntó contra el padre de la víctima: “Ella nunca me denunció. Jamás hizo una denuncia en mi contra. Las denuncias las hizo su padre, quien sorprendentemente sí tiene varias denuncias por violencia, hasta de su propia mujer. La pérdida de quien compartió parte de su vida conmigo me marcó para siempre. Su decisión me causó un dolor inmenso, una herida que todavía intento comprender y sanar”.

En los tramos finales de su carta, Benítez remarcó: “Siempre que hable de ella será desde el amor que le tuve, con respeto y mucha tristeza. Yo creo que la presión de su familia agravó su malestar. Estoy muy dolido por todo lo ocurrido, por el impacto en mi familia, en mi nombre. Esto arruinó mi vida. Aun así, sigo adelante apostando a que se sepa la verdad”.
Y concluyó con un pedido directo a la Justicia y a la opinión pública: “Confío en que la Justicia pueda ver, averiguar lo que realmente pasó: una historia de dolor, de conflictos familiares, pero no un delito (al menos no de mi parte). Solo pido que se respete mi derecho a ser escuchado, a defenderme y recuperar mi vida con dignidad. JUNIOR BENÍTEZ”.

El descargo de Junior Benítez
La carta, de puño y letra, del exdeportista de elite marcó la primera vez que este habló de su tormentoso vínculo con Anabelia, cuya familia insiste en que ella se suicidó por el agobio y las amenazas de Benítez.
"Él es un típico psicópata. Mi hija estaba controlada las 24 horas a través de la tablet. Era continuamente amenazarla, amedrentarla. A veces yo escuchaba cómo hablaban y era la forma de voz amenazante, culpándola. El psicópata no reconoce sus actos. Junior piensa que está preso por culpa mía y no por lo que él hizo. Él es consciente”, aseguró Juan Carlos Ayala, el padre de Anabelia, en declaraciones a Infobae el año pasado.
Con la palabra del exdelantero, que mezcla autodefensa, pesar y un relato alternativo de los hechos de público conocimiento, la causa por la muerte de Anabelia se prepara para llegar a juicio.

El suicidio de Anabelia Caterina Ayala
El caso, que conmovió a todos los vecinos de Almirante Brown, comenzó mucho antes del 1 de enero de 2024, cuando Anabelia fue hallada ahorcada en su habitación. Sin embargo, esa madrugada todo cambio.
La familia de la joven afirmó que, al lado de su cuerpo, encontraron una tablet encendida y una llamada con Benítez finalizada. Por lo que se reforzó la hipótesis de que el exdelantero habría presenciado el desenlace “sin intervenir”.
Desde la defensa sostuvieron otro relato: que Anabelia “nunca denunció” a Benítez y que existen “mensajes y cartas” que probarían “una relación de confianza y afecto”.
En esa tensión se movió toda la instrucción que, a mediados de 2025, quedó elevada a juicio por el Juzgado Correccional N°2 (jueza Claudia Dávalos), próximo a la citación del art. 338 del CPP bonaerense.

Una historia marcada por el dolor y los conflictos
Junior Benítez y Anabelia Ayala mantuvieron durante años una relación intensa y conflictiva, atravesada por separaciones, reconciliaciones y denuncias cruzadas.
El exdelantero, casado y padre de cuatro hijos, conoció a la joven en Almirante Brown, y desde entonces su vínculo se volvió inestable. Según la familia de Anabelia, él la controlaba en todo momento, la celaba y la presionaba emocionalmente; ella, en tanto, insistía en sostener la relación pese a la oposición de sus padres.
“Mi hija era una persona que ya no pensaba por sí sola, estaba siendo psicopateada, no tenía poder sobre su vida. Por eso no me cabe ninguna duda que fue una inducción al suicidio. Hay audios de la familia de él que dicen que no pudieron brindar porque veían cómo la piba se colgaba. Mi hija no tomaba sus propias decisiones. Si la hubieran querido salvar, hubiesen llamado al 911, ni siquiera a un vecino”, contó el papá de Anabelia a ese mismo medio.

La madre, María Cecilia Barrios, también denunció a Benítez y aseguró que su hija vivía “atemorizada”. Para la familia, el vínculo fue un círculo de violencia psicológica que culminó en tragedia: el 1 de enero de 2024, cuando Anabelia fue hallada ahorcada en su habitación, con su tablet encendida y una llamada con Benítez recién terminada.
Ese detalle fue clave para que la Justicia abriera una causa por instigación al suicidio, mientras el exfutbolista ya cumplía una condena previa por daños y amenazas contra la familia Ayala-Barrios.
De acuerdo con los padres, la joven sufría hostigamientos constantes. Pero desde el entorno de Benítez sostienen lo contrario: que “Anabelia nunca lo denunció”, que “había amor mutuo” y que el vínculo estaba marcado por “una profunda dependencia emocional”. En ese contrapunto se escribió esta historia, que hoy suma un nuevo capítulo con la carta de Junior desde prisión.
Cualquier persona que sea víctima o tenga conocimiento de una situación de violencia familiar o sexual puede comunicarse las 24 horas, los 365 días del año, desde todo el país y de manera gratuita a la línea 137 o enviar un mensaje de WhatsApp al 11-3133-1000.
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