Ayer se conoció la sentencia para los acusados por el femicidio y violación de Anahí Benítez, la adolescente de 16 años que en 2007 fue hallada muerta en Reserva Natural Santa Catalina. Se trata del segundo juicio que se llevó adelante, ya que el fallo del primero fue anulado.
Finalmente, Marcelo Villalba fue sentenciado a prisión perpetua, mientras que Marcos Bazán, quien había sido condenado en el primer juicio, fue absuelto. Cabe destacar que ambos estuvieron siempre involucrados como coautores del femicidio. Al culpable se le sumaron los delitos de robo y abuso sexual agravado por acceso carnal, privación ilegal de la libertad agravada y homicidio criminis causa agravado por alevosía por mediar violencia de género.
En la última audiencia, previa al veredicto, la madre de la víctima, Silvia Pérez Vilor, aseguró que no se sintió “nada representada por el Estado” y reclamó el pedido de prisión perpetua también para Bazán.
Villalba quedó involucrado judicialmente cuando se encontró su ADN en el cuerpo de la víctima, además de que tenía el celular de Anahí. Según la Justicia, Bazán no formó parte del hecho. En sus últimas palabras ante el Tribunal, fue categórico: pidió justicia por Anahí, se encolumnó bajo la consigna "Ni una Menos" y solicitó "que no haya gente inocente presa".
El femicidio de Anahí Benítez
Anahí era estudiante del 5° año en la Escuela Normal Antonio Mentruyt de Banfield. Tenía 16 años y le gustaba pintar. Fue vista por última vez el 29 de julio de 2017, cuando salió de su casa de Lomas de Zamora para dar un paseo. Y nunca más volvió.
Seis días después, su cadáver fue encontrado semienterrado, desnudo, con lesiones cortantes y golpes en la cabeza, en la Reserva Natural Santa Catalina. La autopsia determinó que murió por asfixia por sofocamiento, además de confirmar que fue víctima de un ataque sexual.
Las fiscales especializadas en Género, Verónica Pérez y Fabiola Juanatey, Anahí habría sido abusada bajo amenazas o los efectos de algún narcótico mientras estaba privada de su libertad. El examen toxicológico lo confirmó: en su estómago encontraron restos de un ansiolítico derivado de la Benzodiazepina.
Además, se comprobó que el ADN de Villalba estaba presente en el cuerpo de Anahí, y ese material genético coincidía también con el encontrado en el celular de la víctima. El teléfono fue activado por el hijo también adolescente del acusado, ya que se lo había regalado a él. Eso fue clave para dar con el culpable, que terminó diciendo que lo encontró en una vereda, le sacó el chip y la funda, y dijo que había descartado eso en un descampado.
