Mes de la lucha contra el cáncer de mama: las inspiradoras historias de resiliencia de Marisa Andino, María Laura Santillán, Juariu y Majo Martino – GENTE Online
 

Mes de la lucha contra el cáncer de mama: las inspiradoras historias de resiliencia de Marisa Andino, María Laura Santillán, Juariu y Majo Martino

Revista GENTE reúne a cuatro mujeres que, desde diferentes ámbitos, comparten sus experiencias de superación, convirtiéndose en un faro de esperanza para quienes enfrentan esta enfermedad. Lejos de estadísticas frías, sus testimonios recuerdan el poder de la detección temprana, la importancia del apoyo familiar y la fuerza que nace de la propia lucha.
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El poder de las voces, de la identificación y de un mensaje alentador. Con el comienzo del mes de octubre las campañas de concientización acerca del cáncer de mama toman un rol relevante. Una oportunidad más para informar sobre una problemática que, tratada a tiempo, puede convertirse en un desafío ganado y un futuro con calidad de vida. Es por eso que Revista GENTE reunió a cuatro referentes como María Laura Santillán (62), Juariu (38), Majo Martino (39) y Marisa Andino (59) para hablar de sus historias de superación, brindando testimonios enriquecedores que sirven de ejemplo para muchas mujeres que hoy enfrentan esos mismos interrogantes que ellas sortearon con éxito.

De acuerdo a los últimos datos del Instituto Nacional del Cáncer, se diagnosticaron en nuestro país 21 mil nuevos casos de cáncer de mama. A la cifra se le suma una estadística no menos alarmante: alrededor de 6.100 mujeres mueren al año por tal enfermedad. Son los datos duros, muy duros. Sin embargo, esas fuertes cifras conviven con historias y vivencias individuales. “La palabra miedo es algo que aparece: una de cada tres personas atraviesa cáncer. Pero de este este se puede salir y de muchos otros también”, inicia diciendo María Laura Santillán.

La tapa de la semana.
Mes rosa. La tapa de la semana de Revista GENTE con cuatro referentes nacionales queridos y respetados.

“Una vez que me lo sacaron se hizo el estudio del tumor y el rango estaba en el medio entre hacer rayos o rayos y quimioterapia. Se podía elegir. ‘Démosle con todo’, fue la frase de mi oncólogo. El momento en el que te dicen que debés hacer quimioterapia es tan tremendo, como cuando te informan que tenés la enfermedad. Claro, la quimioterapia se asocia a la muerte, a un camino de ida y no de sanación. Fue el segundo shock. Pasa que después de que la atravesás no le tenés miedo a nada”, continúa la conductora de LN+ e Infobae.

“Esto es como sumar un granito de arena”, coinciden las entrevistadas sobre la importancia de seguir acercando información a las mujeres. “Lo que llevamos en el cuerpo son marcas de lucha”, afirma Juariu.

“Yo empecé el tratamiento pensando que nunca iba a quedar embarazada”, cuenta la chica de las redes que se encontró con este diagnóstico en 2017. Y enseguida se suma Marisa Andino, conductora de Telenueve al mediodía: “Por eso es importante dar testimonio, especialmente apuntando a las mujeres que tienen miedo al futuro”.

“En un momento me pregunté por qué a mí. La vida me cambió en un segundo. Pero es loco pensar esto: la enfermedad terminó volviéndose un cable a tierra. A la distancia yo le saco algo positivo. Es difícil la presión ésta de 'tuviste cáncer: tenés que valorar la vida’. Me voy a bañar, me veo la cicatriz y vuelvo a la realidad. A mí esos detalles me conectan con lo más preciado de la vida”, siente Juariu.

“A alguien que se entera del cuadro lo primero que le diría es que confíe en su médico. Es lo principal. Que haga caso, se haga todos los estudios y esté tranquilo. También que se refugie en sus amigos y en familia, en la red de contención cercana”, acota.

Marisa Andino y Juariu.

Marisa Andino comenta que en su caso fue clave haberlo detectado a tiempo, y revive el momento en el que sus hijos se enteraron: “Mi marido (Marcelo Velcoff) los llevó al living para hablarles, y yo me escondí para escuchar. Fue bravo cómo se sintieron. Eso fue peor para mí. Él le explicó que yo iba a estar bien, pero ellos le preguntaban si yo me iba a morir. Resultó lo más duro. No sé por qué me quedé escuchando, es lo que sentí al instante”.

El 31 de diciembre de 2022 es una fecha que quedó grabada a fuego en la vida de Majo Martino. Estaba con toda su familia haciendo temporada teatral en Córdoba, se enteró de tu padecimiento. "Imaginate lo que fue ese fin de año -cuenta la panelista de Mañanísima (eltrece)-. Un shock. Seguí haciendo la obra de teatro, pero el 16 de enero viajé a Buenos Aires para operarme al día siguiente. Después regresé a seguir con mi trabajo. Agradezco haberlo hecho, porque me obligaba a ponerme con una actitud que me transformaba. De día estaba deprimida, pero a la noche en el teatro era otra persona".

Todas insisten en que la detección temprana y las campañas son clave. “Cuando uno encuentra algo que no es habitual en el cuerpo debe consultar inmediatamente. Yo estoy dando esta nota diez años después gracias a la detección temprana. No tenía antecedentes familiares y simplemente me había hecho el estudio genético porque tenía miedo por mis hijas”, explica Santillán.

Majo Martino redondea el concepto: "La situación te da miedo, pero se sale. Yo un día le hice una pregunta a una colega que pasó por lo mismo: ‘¿Se vuelve a ser feliz?’, le tire. Y me dijo: ‘Sí, se vuelve a ser feliz’".

María Laura Santillán en primera persona: "Le hice caso a mi médico en 'darle con todo' a la enfermedad"

"Lo bueno de naturalizar esta enfermedad es que provoca a que la gente se anime a hacer la consulta".
"Lo bueno de naturalizar esta enfermedad es que provoca a que la gente se anime a hacer la consulta. En mi caso le estoy muy agradecida a mi ginecólogo que fue también mi obstetra y mi mastólogo, el doctor Rolando Turrado, y a mi oncólogo que me dio el tratamiento contra el cáncer y que es quien me controla, Carlos Bas".

"Yo siempre digo que el aro del corpiño me avisó. Parece loco. Me molestaba. Ahí fue que empecé a tocarlo y noté algo duritoo, pero chico. Empecé a pensar en eso: me lo miraba, creía que era un granito, alguna cosa interna, hasta que, después de unas semanas, llamé a mi médico y le pedí una orden para hacerme una ecografía mamaria.

Cuando me hacía el estudio, a la ecógrafa le cambió la cara. Me dijo que quería hablar con mi médico. Ahí nomás lo llamó por teléfono. De ese consultorio me fui shockeada rumbo a una farmacia porque me había indicado que me haciera una punción. Compré todo, volví y le dije que no quería hacérmela,que no iba a esperar un mes el resultado.

Llamé a mi hija más grande, para contarle lo que estaba pasando, y al trabajo, para avisar que no iba a ir. Era una tarde del 14 de junio del 2014. Mi ginecólogo, Rolando Turrado, era el obstetra del parto de mis hijas. "A la noche voy a tu casa", me dijo. Estaba por viajar un mes a México, pero no dudó y pronto pidió un quirófano para operarme. Así que la intervención la hicimos a los dos días sin la punción. Confié a ciegas en él con la teoría de que era algo maligno.

"Muchas personas, por principios, no van al médico o no se vacunan. También hay otras personas con miedo. Por eso es importante insistir en las campañas".
"Muchas personas, por principios, no van al médico o no se vacunan. También hay otras con miedo. Por eso es importante insistir con las campañas."

La quimio fue fuerte porque, por más que te la hagan espléndidamente bien, es dura. Yo la transité en soledad, por decisión propia. Más allá de que estaba acompañada por amigas y por familia, los días de la quimio y el posterior prefería meterme adentro. Se te vienen pensamientos de adónde va a parar todo, que va a pasar si me ocurre algo, qué pasa con mis hijas, qué necesito prever. Cosas que nunca en la vida pensás. Momentos de terror.

En mi caso elegí el tratamiento más largo para cumplir con eso de "darle con todo" que me había propuesto mi médico. Incluso hice más quimioterapias de las aconsejadas acá, en base a lo que me recomendaron en Estados Unidos. Cuando me recuperé de la quimio en 2015 volví al ruedo, más allá de que nunca dejé de trabajar del todo porque me hacía bien. Todo terminó en 2020. Menos la vida: la vida sigue.

Lo cierto es que uno nunca imagina que puede tener una enfermedad como el cáncer. No está en tu cabeza, así como tampoco lo está el hecho de que te podés morir. El momento en el que te lo dicen es fuerte. Se trata de una enfermedad mortal. Las cosas, sin dudarlo, te cambian.

Cuando mi caso se hizo conocido, mucha gente se acercó para escribirme y que no conocía. En base a eso armé muchos vínculos. Te doy un ejemplo: con Mónica Gutiérrez conectamos, justo coincidimos unas vacaciones y se a. es muy lindo y valorable.
"Cuando mi caso se hizo conocido mucha gente que no conocía me escribió. En base a eso armé muchos vínculos. Te doy un ejemplo: con Mónica Gutiérrez conectamos, justo coincidimos unas vacaciones y se dio algo muy lindo y valorable".

Por eso, si tengo que pensar en qué me dejó esto, es que en primer lugar sabés que tenés el tiempo presente. Una cosa es que te lo digan, pero otra es sentir el famoso "esto se puede terminar" o que el cáncer puede volver. De esto aprendí a no perder el tiempo en cosas o personas que no van. Siempre fui de decir que no a muchas cosas, y ahora mucho más. Elijo qué hacer, qué vale la pena y qué no. Las cosas ocupan otro lugar.  

Hay que tener respeto por la enfermedad. El desafío es que te pase y lo cures. ¡Manos a la obra! El otro camino no tiene que existir. Sigue siendo una enfermedad, no hay que olvidarlo. Pero hay herramientas para atravesarlo y salir."

Juariu en primera persona: "Cuando me descubrieron el cáncer de mama me sentí chica e inexperta"

"Hablé con muchas chicas que pasaron lo mismo que yo".
"Yo me enteré a mis 29 años. A partir de ahí hablé con muchas chicas que pasaron lo mismo que yo".

Tenía 29 años cuando, mientras me palpaba, descubrí algo raro: era como una bolita. Fue de casualidad porque tampoco me estaba auto controlando, pero apareció esa sensación rara. No tengo antecedentes familiares ni nada. Tampoco me habían indicado el estudio por la edad. Se lo conté a mi marido, que en ese entonces estaba haciendo la residencia, y me recomendó una consulta con un ginecólogo.

Me hicieron una ecografía y ahí ya me dijeron que viera un especialista porque no estaba bueno lo que se veía. Cuando fui a ver al médico me hizo un gesto como que estaba contento, y yo pensé: "¡No tengo nada!’". Pero ahí me confirmó: "Es malo, pero no es el peor’" Me pidió que no pensara en nada, que me operara y listo.

A los cinco días me operaron. Nunca me dijeron si era algo feo o no. "Lo sacamos", fue lo que me indicó el médico. Como era muy chico en la punción no pudieron determinar bien qué era. Extrajeron el tumor y los ganglios de la axila. Hice muchas sesiones de rayos… más de treinta. Y un tratamiento de inyecciones que duró siete años y ahora dejé porque estoy embarazada.

El mientras tanto, la espera del resultado, fue lo más complicado. Era entrar todos los días a la página del Hospital Italiano para ver si había algún resultado: me sentía chica e inexperta. No había hablado con nadie del tema porque carecía de antecedentes en la familia. Todo un mundo nuevo para mí. Tuve mucho miedo.

Su caso, como el de muchas otras, tuvo como clave el hecho de actuar de inmediato.
Su caso, como el de muchas otras, tuvo como clave el hecho de actuar de inmediato.

Si tuviera que rebobinar la experiencia, recuerdo que apenas me enteré no me animaba a decirle a mi mamá lo que me estaba pasando Claro, mi marido y yo somos de Tucumán y la distancia nos permitía pensar cómo hacer. Me detectaron el tumor un 27 de diciembre y me operaron el 3 de enero, justo cuando teníamos planeado viajar para pasar las fiestas con ellos. Cuando hablaba con mi mamá le decía que tenía "un nodulito". No quería preocuparla, buscaba minimizarlo, darle a entender que se trataba de una boludez. Hasta que mi esposo la llamó por teléfono y le contó lo estaba pasando. Al final terminó viajando a verme, pero en un inicio fue duro estar acá solitos viviendo esto.

En ese momento me salió hacerlo así. Escuchar la palabra "cáncer" para muchas personas es algo devastador. Yo no sé si cambió el concepto, pero el cáncer de mama fue cambiando gracias a las campañas. Gracias a Dios se puede sobrepasar un cuadro así. A mí me escribieron muchas chicas jóvenes diciendo que se encontraron algo raro y que no sabían que tenían. El consejo que me dieron a mí se los doy a todas: no piensen, hagan lo que tienen que hacer, no googleen: ¡vayan al médico!"

Marisa Andino en primera persona: "De esto se aprenden muchas cosas porque empezás a valorar todo"

Marisa fue mamá por primera vez a los 22 años, dos años más tarde tuvo al segundo y en medio de la búsqueda de la nena algo sucedió, 10 años más tarde llegó el tercer varón
Marisa fue mamá por primera vez a los 22 años (de Juan Ignacio). Dos años más tarde llegó Tomi y luego de una década, en medio de la búsqueda de la nena, Salvador.

"Descubrí que tenía cáncer de mama en 2012, gracias a una mamografía y una ecografía. Mi marido es médico, un día me preguntó si me lo había hecho, y habían pasado dos años de la última vez. Se puso como loco. Me hizo las órdenes, y fui con una amiga que también necesitaba hacerse los exámenes. Ella buscó sus resultados, de paso retiró los míos, y se los leyó a mi marido por teléfono. A él no le gustaron nada, así que le pidió que le mandare los resultados en forma urgente por un taxi, y definió que debía ver a un mastólogo para que me revisara bien. Fue así que llegue a Eduardo González y todo terminó en tres cirugías...

Yo no tenía antecedentes. Uno de los mitos es que no desarrollás cáncer de mama si amamantás a tus hijos. En mi caso le había dado de mamar a los tres, a uno de ellos durante dos años y medio. Como mi menarca fue tardía, a los quince años, y estadísticamente dicen que los casos se dan más en las mujeres que la tuvieron de forma temprana alrededor de los ocho años, nada hacía poder pensar que yo tenía cáncer de mama. Peor pasó...

Lo primera resultó una punción que terminó siendo una intervención ya que, como el nódulo estaba demasiado atrás, me tuvieron que abrir. Fue a estudio. El tema era la espera. Yo estaba tranquila, pero el que estaba nervioso era mi marido. Él se enteró del resultado: llamó al médico porque no aguantaba más. Entonces, se lo dijo a uno de sus mejores amigos, no me contó nada a mí. Eso fue un viernes y yo el domingo tenía la entrega de los Martín Fierro. No me lo comentó porque quería que yo esyuviera bien ese día. Gané el premio y al otro día a la mañana me llama temprano para que vayamos a ver al doctor. "Tenemos que ir al médico", me decía. Yo no entendía qué pasaba.

"De esto se aprenden muchas cosas porque empezas a valorar todo".
Marisa Andino para Revista GENTE.

El doctor me dijo que era maligno. Fue como que se me cayó un balde de agua fría. Lo que se me pasó por la cabeza en ese momento fueron mis tres hijos. En segundos se me cruzaron las caras de Juan Ignacio, Tomi y Salvador, que era muy chiquito en ese momento. Y me adelantó que lo íbamos a sacar rápido.

En medio de todo, surgió el tema de cómo hablarlo con el resto de mis seres queridos: a mi mamá se lo dije después de que pasó todo, porque estaba entrando en un cuadro de depresión. Me acuerdo de que le conté que me iba a operar por "una cuestión estética". De mis hijos se encargó mi marido. Salvador tenía seis años, pero los otros dos eran preadolescentes. Los llevó al living a hablarles. Yo me escondí para escuchar. Resultó bravo cómo se sintieron. Él le explicó que yo iba a estar bien. Le preguntaban si yo me iba a morir. Fue lo más duro, lo peror para mí. No sé por qué me quedé escuchando, es lo que sentí ene se instante.

Antes de conocer el resultado de que era maligno, protagonicé el famoso dicho "en casa de herrero, cuchillo de palo’": siendo esposa de un médico cirujano me puse un corpiño con alambre y fui igual a la radio a hacer el programa que compartía con Benito Fernández. Me lastimó toda la mama, me desmayé y llegué al hospital con 5-7 de presión. Tuvieron que sacar más de un litro de sangre de la mama. Debí esperar un mes a que se desinflame todo, y me operé para vaciarme y colocarme la prótesis.

En su mensaje, Marisa Andino elige insitir en la importancia de hacerse chequeos periódicos y autocontroles.
En su mensaje, Marisa Andino elige, incansable, insistir en la importancia de hacerse chequeos periódicos y autocontroles.

La reflexión que me queda es que lo agarré justito. Por eso me parece tan importante la prevención. Resulta fundamental hacerse una mamografía y ecografía por año. No hay diferencia de edad. Antes se realizaban los estudios después de los cuarenta, y en Estados Unidos ahora ya se habla de hacerlos a partir de los 35. Además de tener en mente la prevención, que es súper relevelante, también hay que conocer el cuerpo de una y hacerse el famoso autocontrol.

De esto se aprenden muchas cosas. Empezás a valorar otras cosas, a valorar lo más importante... Al costado de la cicatriz me quedó un huequito, que me dijeron que se puede rellenar, pero así va a quedar en mí. No me quiero tocar más. Estoy bien así y no tengo problema que se vea. Sí, repito, después del cáncer empezás a valorar otras cosas, a valorar lo más importante.

Majo Martino en primera persona: "Durante un tiempo no me sentí preparada emocionalmente para contarlo en los medios"

Ver que otra vuelve al ruedo es una esperanza. Yo buscaba esas referentes. Dolores Fonzi, Juariu, María Laura Santillán, Marisa Andino son algunas.
"Ver que otra vuelve al ruedo es una esperanza. Yo buscaba esas referentes. Dolores Fonzi, Juariu, María Laura Santillán, Marisa Andino son algunas de ellas."

En comparación con el resto de las chicas, mi caso es el más reciente. No me olvido más de ese día de diciembre de 2022, cuando estaba hablando por teléfono, me pase las manos por una mama y me agarro un dolor de panza tremendo de los nervios. Claro, al día siguiente le mande un mensaje a mi ginecóloga, que me citó para una ecografía. Y ahí ya vio algo raro y recomendó una punción. Ella creía que no era nada. Yo justo me estaba preparando para hacer temporada en Villa Carlos Paz, así que quise hacerme todos los estudios. El 31 de diciembre de 2022 me enteré del diagnóstico. Estaba con toda mi familia allá en Córdoba... Imaginate lo que fue ese fin de año.

Fue un shock. Seguí haciendo la obra de teatro y viaje el 16 de enero a Buenos Aires para operarme al día siguiente. Después regresé a la temporada. Fue muy fuerte esa vuelta. Agradezco haber estado haciendo teatro: me obligaba a una actitud que me transformaba. De día estaba deprimida, pero a la noche en el teatro era otra persona.

Estaba muy sensible, triste… En ese momento se lo conté a los más íntimos. Mis compañeros no lo sabían. Me daba terror que se conociera porque aún lo estaba procesando. No iba a soportar ver que un portal titulara algo. Pedí máxima reserva a los productores de la obra (se los comenté porque me tenían que reemplazar), ya que si se sabía públicamente me iba a hacer peor.

No me sentía preparada desde lo emocional para contarlo a todos. Pasó el tiempo y cuando empecé los tratamientos decidí alejarme de todo y rechazar propuestas. Quería estar concentrada en mí. No sabía cómo iba a impactar la quimioterapia en mi cuerpo, más que nada por la apariencia, ya que nosotras trabajamos de la imagen.

En un momento me sentí preparada para volver al ruedo, y el 31 de octubre de ese mismo año empecé en Mañanísima, el programa de Carmen Barbieri. Lo curioso es que ella ya sabía de antes por lo que había pasado, porque la vestuarista de la obra es íntima amiga de Fede Bal. Un día, sin dar mas detalles, me sugirió: "Hablá con mi hijo". Era porque Fede había pasado una situación similar.

“A mi en la mamografía no me había salido nada, así que hay que confiarse. Hoy estoy bien, y el tratamiento posterior a la operación fue preventivo”.
“A mí en la mamografía no me había salido nada, así que hay que confiarse. Hoy estoy bien. El tratamiento posterior a la operación fue preventivo.”

En un momento me preguntó si lo quería contar. Le contesté que dejaba las puertas abiertas a que si un día surgía la charla lo podíamos hablar al aire. Finalmente hacerlo me terminó sacando un peso de encima. Llegar a muchas mujeres con mi historia es importante para generar conciencia de que tienen que estar atentas a su salud y hacerse los controles. Desde esa primera vez que hablé en televisión muchas me contactaron por redes sociales, contándome que por escucharme activaron estudios postergados o preguntándome cosas, ya que estaban pasando por esa situación.

Escucho los casos de otras pacientes y creo que el mío salió así de bien gracias a mi médico y cirujano Roberto Elizalde. "Hacé de cuenta que no te operaste", me recomendó. Todo eso era para incentivarme a que retome mis actividades. De a poco fui haciendo ejercicios de rehabilitación, y gracias a esa frase volví mucho más rápido. Cuando menos lo pensás o te haces la cabeza, mejor es. Yo obvio que me hice la cabeza, aunque también le hice caso al médico.

La quimioterapia me daba mucho miedo. Por suerte la atravesé con seres queridos como mi hermana, que me acompañó siempre. En ese momento estaba de novia, me acompañaban mis amigas y seres queridos. Le puse la mejor onda. No fue fácil. Todo te da impresión, me angustiaba la situación… Quedás traumada bastante tiempo. La situación te da miedo, pero se sale.

Gracias a Dios estoy bien, haciendo los tratamientos preventivos que consisten en tomar una pastilla por un par de años más. Creo que lo emocional es mucho mas importante que otras cosas, y la alimentación también.
"Creo que lo emocional es mucho mas importante que otras cosas cuestiones, y la alimentación también".

La cicatriz más grande no está en la mama, se encuentra en el corazón por todo lo que pasé. Es una experiencia que viví y me enseñó a sacarle jugo a la vida y ser feliz hoy. No hay que distraerse con estupideces o con gente que no está en tu nivel. Es difícil: ese clic no lo hacés de la noche a la mañana.

Obvio que se convive con el miedo de que vuelva. Pasa que no hay que pensar en eso, sino poner la mente y las emociones en la vida, la alegría y lo que viene adelante. También te preguntas por qué te pasó eso. Resulta bueno indagar ahí. Es un trabajo que hago permanentemente en terapia para explorar mi interior... Recuerdo que un día le hice una pregunta a una colega que pasó por lo mismo: ‘¿Se vuelve a ser feliz?’, le tiré. Y me dijo: ‘Sí’. En ese camino ando ahora.

Fotos: Alejandro Carra
Retoque digital y tapa: Darío Alvarellos y Gustavo Ramírez
Video: Martina Cretella y Miranda Lucena
Makeup: Daniel Britzzi (@daniel_maquillador)
María Laura Santillán: look de Ginebra (@ginegrabsas), joyas Pandora (@theofficialpandora) y zapatos Ricky Sarkany (@rickysarkany). Maquilló Belén Cambaceres (@belencambaceres), peinó Marco Zarate (@marcozarate80) y se encargó del estilismo Manuela Meroni (@manuelameroni)
Marisa Andino: look de Janis (@Janis.oficial) y zapatos Claude Benard (@claudebenardshoes) Estilismo de Natalia Lanzos (@Natylanzos).
Juariu: vistió pantalón y blazer de Portsaid (@portsaidoficial), top de @manttangdesignba y gafas @cattoeyewear. Estilismo de Lucila Subiza (@lucilasubiza)
Majo Martino: look de Adot Azevedo (@adot.azevedo). Peinó @cielo.peinados, para @perfectabsas

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