Los primeros 40 años (los cumplió el 16 de octubre) fueron vertiginosos, inestables, transgresores, pero jura que los próximos 40 será
n más tranquis. Tiene motivos: una hermosa familia, pisa fuerte en su carrera, aprendió a delegar y está pensando en ser productor. Lector obsesivo, fumador de buenos habanos, indiferente a la pinta y muy tierno con los suyos, no se la cree. "El éxito es cartón pintado, como el mundo del espectáculo", descarga él, Jorge Rial, sin anestesia.
-¿Este es su mejor momento, Rial?
-Sí. Estoy pisando fuerte y ahora lo sé. Antes había pasado todos los límites, y ahora aprendí hasta dónde tengo que llegar, y cuándo tengo que volver. Me lo hicieron saber: estuve tres años fuera de la tele, y me castigaron fuerte. Este cambio tiene que ver con un crecimiento y seguridad en mi vida personal. Mi mujer, Silvia, y mis dos hijas, Morena (3) y Rocío (2), me dieron fuerza, tranquilidad y responsabilidad. Con Silvia estuve once años de novios y nos casamos por civil en 1996. Es la mujer de mi vida. Cuando bautizamos a Morena, le ofrecí casarnos por la Iglesia. Festejamos todo junto. Soñaba con tener una familia así.
-Hace radio, dos programas de tevé. ¿No vive demasiado acelerado?
-Logré manejar bien los tiempos, y delegar. Tengo buenos equipos de producción. Le doy a cada trabajo el tiempo necesario, sin exagerar, y mucho a mi familia. Además, tengo que entregar en dos días mi libro, Polvo de Estrellas II. Y no es por la guita nada más. La radio siempre la tuve. Con Sofovich estoy sólo los domingos. Por eso duermo cinco horas y a la mañana me cuesta mucho ir a la radio. Me despierto a las seis y media.
-¿Su objetivo es convertirse en productor?
-Sí. El espectáculo no está bien explotado acá. El deporte está bien explotado en
TyC, la ficción está bien explotada con Suar, Tinelli explota muy bien el humor. La idea es hacer un canal de cable de espectáculos exclusivamente, donde pasen desde el Colón hasta Silvia Süller (risas).
-¿Cuál es la clave de su rating?
-Primero y esencial, el humor. Segundo, la ironía. Al mundo del espectáculo no me lo tomo en serio. Para mí es cartón pintado. Ese es el mensaje que le doy a la gente y por eso agradece. Yo no soy parte de la farándula. Porque la farándula intenta domesticar al periodista. Te invita a los cumpleaños, te regala cosas, y terminás siendo parte de la manada. Yo no voy a ningún lado.
-¿Lo suyo es show o periodismo?
-Los dos. No sé bailar: me largué igual porque sé que a la gente le encanta. No le tenemos miedo al ridículo. Si tenemos que disfrazarnos, lo hacemos. Si cuando me propusieron Intrusos pedí que me lo dejaran hacer en joda. Y ahora me prolongaron el contrato por cuatro años más.
-¿Qué es Silvia, su mujer, para usted?
-Es el motor. La que me impulsó a hacer todo esto. Muchas veces tuve ganas de mandar todo al diablo, y ella me empujó, me bancó lo feo: el no tener laburo, la rotura de la nariz, la marginación de los medios, volver a la gráfica en la revista de Lanata, y hacer cola frente a una computadora con los chicos que recién empezaban. Fue volver a cero, pero Silvia no me dejó bajar los brazos.
Su vida profesional es un éxito. Sin embargo, dice que su mujer, Silvia, y sus hijas, Morena y Rocío, han sido su mayor apuesta. Y lo confirma con la fellicidad que reina en su casa del country San Carlos, en Don Torcuato.
Si Dios quiere, el año que viene con Silvia adoptaremos otro chico."">
Jorge Rial juega en el jardín de su casa con Morena, la mayor de sus hijas. "Si Dios quiere, el año que viene con Silvia adoptaremos otro chico."
