Si una imagen vale más que mil palabras, ¿cuánto vale una imagen acompañada de decenas de palabras sentidas, sinceras, relacionadas al valor de la vida y la necesidad de defenderla y honrarla? Es el desafío que Revista GENTE le acercó al médico oncólogo Fernando Petracci (49) de cara a su nueva incursión a la Cordillera de los Andes a la hora de afrontar su quinta expedición al Valle de las Lágrimas, una cruzada acompañando a pacientes oncológicos de distintos diagnósticos y diferentes estadios de enfermedad. "Pacientes curados, pacientes en tratamiento activo preventivo y pacientes en tratamiento crónico por enfermedad metastásica (avanzada)”, describe quien además es especialista en cáncer de mamá (M.N. 106.388) del Instituto Alexander Fleming.

-El lema “Desafiando a la vida junto al cáncer” expresa de manera clara la forma de afrontar el desafío, ¿verdad?
-Tal cual. En 2022 fue "De vuelta a la vida"; en 2023, "Desafiando a la vida junto al cáncer de mama", y en diciembre de 2024 y ahora, "Desafiando a la vida junto al cáncer". Cada lema tiene un propósito y al mismo tiempo los tres se complementan. En 2022 acompañamos a pacientes con cáncer de mama temprano en tratamiento o control; en 2023 sumamos a pacientes con cáncer de mama avanzado en tratamiento crónico, y en las dos ediciones de 2024 y ahora, en 2025, abrimos la experiencia a todo paciente oncológico en condiciones de hacer trekking de montaña, incluidos aquellos con melanoma, cáncer de colon, próstata, páncreas, linfoma, y mieloma múltiple.
-¿De qué edades, en qué condiciones, con qué búsqueda?
-Pacientes jóvenes y añosos, hombres y mujeres que se dejaron motivar por esta iniciativa y buscaron demostrarse a sí mismo, a sus familias y a la sociedad misma lo que eran capaces de alcanzar. a lo largo de las cinco ediciones se sumaron más de 200 participantes, y más de 130 pacientes alcanzaron la cima... ¿Querés que te muestre y cuente la última cruzada?
-¿Con imágenes y palabras?
-Con imágenes y palabras.





DEL SOSNEADO MENDOCINO AL MEMORIAL DEL VALLE DE LAS LÁGRIMAS: 35 CUERPOS Y ALMAS “DESAFIANDO LA VIDA JUNTO AL CÁNCER”

La travesía requirió tres días y arrancó en El Sosneado, localidad cuyana del departamento de San Rafael, situada a 45 kilómetros de Malargüe y a 300 de la capital provincial. “Fuimos con un equipo de 51 participantes: 35 pacientes y 16 personas de soporte (médicos, asistente social, enfermeras, biólogos, y otros), aparte de un equipo de cinco guías mendocinos a cargo de Eduardo Molina (Roberto López, Vanina Bone, Rafael Fernández y Alejandro Crayón)”, detalla Petracci, también investigador del Centro Oncológico Korben y co-fundador y actual presidente de la Latin American Breast Cancer Association (LABCA). El mismo que no duda en acercar y compartir la lista de los aventureros, “para que quienes lean GENTE puedan identificarlos bien en las fotos”, explica. “Lo merecen”, agrega. Y sin más enumera a los participantes, incluyéndose, como uno más, en orden alfabético…
Y allí aparecen uno a uno los protagonistas de esta movilizante cruzada. A saber: Adriana Podoluk, Agustina Rodríguez, Anibal Forciniti, Ariel Jasovich, Berenice Freile, Carmen Gherold, Carolina Vasquez Millan, Claudia Coliqueo, Claudia Ebani, Claudia Victoria Fabijan, Dana Narváez, Delfina Dattoli, Diego Campana, Dolores Rodríguez, Fernando Petracci, Gabriela Barla, Grisel Griguoli, Hernán Ibáñez, Inés Irigoyen, Irene Wilhuber, Ivana M. Fontana, Ivana Monteverdi, Juan Ignacio Carchini, Juan Pablo Fabris, Karina Liello, Leonor Fazzito, Liliana Tamame, Lisandro Vimo, Lorena Rojas, Mabel Lorna Freeman, Marcos Flores, María Carina Capalbo, María Emilia Ramón, María Fernanda Biglieri, Martín Angel, Martina Toullier, Martiniano Acuñas, Merlina Sueyro, Nelson Deganutto, Nieves Rimoldi, Norberto Abiuso, Oscar Díaz, Osvaldo Kohan, Pablo Petracci, Patricia Cañedo, Paula Casiraghi, Paula Catáneo, Rosana González, Silvana Longaretti, Silvia Bustos y Viviana Ito.



Todavía me emociono viendo las fotos y contando lo vivido. Fue una experiencia inolvidable que siempre llevaré en mi corazón... ¡Se puede! ¡¡Siempre se puede un poco más!!” (Paula)





El cáncer me trajo una sensación de finitud, limitación. El carácter cambia, la vida se torna simple y no queda otra que encararla con fuerza, alegría y empuje... Esta travesía mágica en la que conocí a otros pacientes con sus historias... me reseteó el alma!” (Viviana)


“UNA DEMOSTRACIÓN DE SUPERACIÓN PARA LOS PACIENTES Y UN DESAFÍO PARA QUE LOS MÉDICOS VAYAMOS MÁS ALLÁ DE NUESTRO CONSULTORIO”

“Llegar a los 3.500 metros sobre el nivel del mar donde se encuentra el Memorial en el que descansan los restos de aquellos hermanos uruguayos que fallecieron tras el accidente del 13 de octubre de 1972, que a la vez fue el sitio que cobijó a los sobrevivientes que superaron 72 días de frío, hambre y avalanchas en medio de la Cordillera de los Andes, requiere entrenamiento físico, mental y principalmente convicción y motivación -entiende Petracci-. Estoy convencido de que esta experiencia es una de las máximas demostraciones de superación personal para los pacientes, y un ejemplo para la sociedad de que los médicos podemos ir más allá de los límites de nuestro consultorio, a fin de empoderar a dichos pacientes. Los caminos para llegar a la cura del cáncer son múltiples y complementarios. Porque en este camino no se lucha", añade, consciente de que inminente pregunta del periodista:
-¿¡No se lucha!?
-Es un error pensar que el cáncer es un enemigo al que hay que vencer. El cáncer es una enfermedad compleja, que en su complejidad te paraliza en todo sentido. La estrategia para afrontarla es como la que llevamos a cabo con el trekking al Valle de las Lágrimas: de motivación y de movilización física, mental, emocional y espiritual. Moverse hacia adelante depende de cada uno, como depende entender que juntos y en compañía de pares y profesionales llegamos más lejos y más alto.

Gracias a la vida por haberme dado esta experiencia inolvidable. Gracias a cada uno de los médicos, el equipo de guías y a mis compañeros de viaje, por su fortaleza y su ejemplo, que inspira a seguir subiendo montañas” (Ariel)




Sigo llorando con cada imagen y con cada frase o palabra que van escribiendo en el chat. Nunca imaginé vivir algo así. Pasan los días y sigo mirando foto por foto. Me llevo guardado para siempre en mi corazón todo lo vivido en ese hermoso lugar” (Loli)




Subió una mujer con mucha incertidumbre y miedos y bajo otra con mucha confianza en sí misma y en los demás. Quiero agradecer a cada uno, porque con sus historias me alentaron e inspiraron para poder caminar hasta el Memorial” (Martina)




Llevaré está experiencia a flor de piel para siempre. Siento que cambio mi vida… Conocí a personas maravillosas, luchadoras, sensibles. Saber de sus historias me deja mucha enseñanza. Guardo en mi corazón la mirada de cada uno” (Grisel)

“CADA UNO QUE EMPRENDE EL DESAFÍO VA A BUSCAR ALGO DIFERENTE, PERO SIN DUDAS TODOS ELLOS TE MOTIVAN Y EMPUJAN A SEGUIR ESTE CAMINO”



Si comparara esta expedición con el tratamiento, diría que el ascenso es el inicio, con miedos y dudas. La cumbre, el final de las quimios: llegás con menos de fuerza, pero lleno de orgullo. Y el descenso representaría la vuelta a la vida 'normal', que nunca más será normal porque esa montaña te cambio” (Delfi)




Todavía intentando asimilar lo vivido… Gracias a mis compañeros de camino por el aliento: fue un verdadero honor haber podido compartir esta aventura inolvidable y transformadora con ustedes. Sin dudas será un antes y después en mi vida” (Karina)




Después de unos días en mi casa aún sigo emocionada al recordar y contar lo vivido. Siento que volví curada, renovada, feliz, con una energía que no tenía desde hacía tiempo. Siento que ‘egresé de la enfermedad’, que pasé de etapa” (María Emilia Ramón)



“¿Cómo transmitir lo vivido hace un par de días atrás mientras leo los mensajes personales y grupales que recibimos?”, se pregunta con tino Petracci, intentando ensayar una respuesta que el aún acelerado palpitar de su corazón le dificulta hallar. “Me he dado cuenta de que el viaje es distinto según la persona que lo transita, porque depende de cómo vamos predispuestos al mismo, con más o menos expectativas, miedos, incertidumbre, entrenamiento, etcétera. Al final de cuentas -entiende-, siendo pacientes o perteneciendo al equipo de soporte, sin dudas todos viajamos en busca de algo diferente”, intuye.
-¿El tiempo le regaló esa conclusión?
-Exacto. Han pasado tres años desde que logramos nuestro primer desafío con mujeres sobrevivientes de cáncer de mama. Hoy, al mirar hacia atrás, me doy cuenta de que hemos acompañado a más de 150 pacientes oncológicos a lograr lo que para ellos, sus familias y la sociedad parecía impensado: caminar durante tres días a través de las quebradas de los ríos Atuel y Lágrimas hasta alcanzar los 3.500 metros sobre el nivel del mar, cerca del límite de las altas cumbres con Chile, en el mítico Valle de las Lágrimas. Allí rendimos homenaje a los pies del Memorial en el que descansan los familiares y amigos que fallecieron durante aquel inolvidable accidente aéreo. Y a la vez rendimos homenaje a la vida, al camino andado, a los que quedaron en él y a los que nos acompañaron y acompañan en este transitar.

-¿Algo para agregar?
-Say no more… O sí.
-¿Sí?
-Hasta 2026, hasta la próxima travesía.
Fotos y videos: Gentileza Fernando Petracci y Hernán Ibáñez
Arte apertura: Silvana Soldano