Desde que empecé a armar las valijas en casa sabía que este viaje y este Mundial iban a ser algo especial. En Buenos Aires tuve que dejar muchas cosas. Las clases en la facultad y alguna que otra propuesta para continuar haciendo teatro. Pero no me importó. ¡Yo tenía que estar al lado de papá! Y no bien llegué, lo primero que hice fue ir a verlo a la concentración. Me abrazó bien fuerte y me dijo: ‘¡Hola, hija. No sabés cuánto necesitaba que estés acá!’. Ahí entendí todo. Ese abrazo de oso que me dio me hizo recordar a los que me daba cuando yo era chica y gritaba los goles que él hacía con la camiseta argentina”.
Sentada en una mesa de La Roma, una pizzería que se encuentra a seis cuadras del bunker argentino, Dalma Maradona –23 años, cumplidos el 2 de abril– está a punto de degustar una pizza vegetariana. Y aunque la moza nos escuche hablar en español y nos diga: “¡Messi, Maradona!”, ella no se va a inmutar. Acá pasa desapercibida, y para la hija del técnico de la Selección, un poco de privacidad no viene nada mal.
Son las cuatro de la tarde y éste será su primer bocado del día. Es que la hija mayor del hombre que supo ser el mejor jugador del mundo no vino a Sudáfrica sólo a disfrutar del Mundial y estar cerca de su novio (Fernando Molina, jefe de prensa de Diego) y su papá. Contratada por Fox International, se despierta todos los días a las ocho y trabaja hasta las seis de la tarde, cuando el sol africano cae rendido, haciendo notas para ese canal. Entrevista en inglés, traduce al castellano y sus notas, que todavía no salieron en Argentina, se pasan en distintos canales de América. Tiene una única restricción: cero contacto con la Selección que dirige su papá.
“No quiero que me pidan nada de la intimidad del equipo, porque sé que los jugadores y el cuerpo técnico armaron un grupo de trabajo impenetrable y no voy a pasarme de la raya por ser la hija del técnico. Por eso, cuando tienen el día libre voy, saludo a papá y listo: ‘Dalma puede estar al lado mío porque es mi hija y tiene el derecho de pasar acá todo el tiempo que quiera’, dice papi. Pero no quiero privilegios. ¡Ni siquiera con Fernando, mi novio, qué está concentrado como el resto del equipo!”, asegura.
La nota terminará de completarse al día siguiente cuando, junto a sus productores, periodistas y cámaras de Fox (Jorge Sigüenza, Juanqui Jurado, Maxi González Iramain, Eugenio Sossa y Martín Basso) ingresen al Gold Reef City Theme Park, un parque de diversiones que se encuentra a veinte kilómetros del centro de Johannesburgo. Ahí, entre montañas rusas que son una verdadera explosión de emociones fuertes –Dalma subirá a todas–, una charla distendida con la hija del técnico que no se durmió en los laureles y puso en juego su corona.
–Fuiste la única que se animó a todas las montañas rusas... ¡incluso a la que se llama Anaconda, a la que pocos se atreven!
–¡Todavía me tiemblan las piernas! Tienen una adrenalina increíble, que sólo podés sentir cuando estás ahí arriba.
–Lo increíble es que a pesar de que estás haciendo una nota para tu programa, no te da miedo. ¿Siempre fuiste así?
–Desde chiquita me subo a las montañas rusas. Me acuerdo una vez, con mi familia en Disney: Gianinna me llamó para acompañarla a una que eran dos dragones que se entrecruzaban.
–¿Te subiste? –Al principio le dije: “¡Ni loca! ¡Me da mucho miedo!”. Ella me respondió: “Bueno, subo sola... Si me llega a pasar algo va a ser tu culpa”. Entonces me subí con ella. –¿Y qué pasó?
–¡Fue tremendo! ¡Nunca tuve tanto miedo! Por eso, aunque ahora también les tengo un poquito de temor, ninguna se va a parecer a aquella.
–Te cambio de tema... ¿Cómo es esta nueva experiencia del otro lado de la cámara, como periodista?
–Rara. Me encanta la idea. Lo mío son más que nada las notas de color, jugar con los hinchas. De fútbol, por respeto a los que saben, jamás me pondría a opinar, porque no estoy capacitada.
–¿Ser actriz te ayudó?
–No tengo dudas. Me paro frente a la cámara y no me importa nada. El otro día fuimos a una reserva de monos y elefantes y terminé toda embarrada... Esas son las cosas que me gustan.
–Estuviste haciendo notas en el estadio. ¿Vamos a verte en el rol de periodista deportiva?
–¡No, ni loca! Estoy acá para dar una mirada diferente, más allá de lo que pase en la cancha. El primer partido, en el debut, fui con una camarita y traté de hacer algo. Pero fue casi imposible. ¡Teníamos tantos nervios con mi mamá, mi hermana y mi sobrinito, que me temblaban las manos! Por eso, te repito, de fútbol prefiero no hablar.
–¿Cómo lo viste a tu papá por estos días? –Feliz, porque está en el lugar que siempre quiso. Cuando era jugador moría por vestir esta camiseta. El tiempo pasó, su carrera llegó a su fin y él quiere estar ahí, con sus jugadores, a los que ama y banca a muerte.
–Además, imagino que para vos es algo muy especial, porque en el grupo tenés a tu novio Fernando y a tu cuñado, Sergio Agüero.
–Un poco sí... Pero te juro –y le pido perdón a Fer– que sólo me importa mi papá. Para nadie en el mundo es tan importante como para él que a la Argentina le vaya bien en este Mundial.
–Tuvimos oportunidad de entrevistarlo pocos días antes de viajar hacia aquí, y lo notamos tranquilo, sereno y confiado: otro Maradona. ¿Vos lo ves así?
–A ver... Confiado está, porque a estos jugadores que él eligió los banca a muerte, y los resultados se les están dando. Lo de sereno, mucho no me lo creo. Papá se muestra así, tranquilo para afuera. ¡Pero es Maradona, e íntimamente está a mil porque quiere, de verdad, salir campeón del mundo!
–En esa nota en Ezeiza nos dijo: “Me veo volviendo con la Copa y la Riccheri llena de gente”. ¿También soñás eso?
–¡Yo imagino la Riccheri, el Obelisco y la Casa Rosada llena de argentinos! Te juro que lo soñé; todo eso ya lo viví. Es algo que deseo con toda mi alma. Quiero que papá sea feliz. No nos olvidemos de que él dio todo por la Argentina y lo que está haciendo, bien o mal, lo hace con el corazón.
–Está de más preguntarte si le ténes confianza... –Es mi papá y lo banco a muerte. Pero si tengo que hacer mi primer comentario objetivo como periodista, también los veo muy bien.
–¿Qué significa eso?
–Que armaron un grupo muy sólido y ganador. De adentro no sale nada y de afuera no entra nadie. Y eso vale para todos: periodistas, amigos, familiares... Son cuarenta días en los que, si se concentran al máximo y hacen bien las cosas, nos van a alegrar la vida a muchos.
–Para el final, pregunta difícil: ¿arriesgás un pronóstico?
–Campeones del mundo... Papá: ¡perdoná la presión que te metemos! Pero eso es lo que quiero y lo que siento.
Fue lo que le dijeron cuando reconocieron que la hija de Diego estaba mirando el show de danza zulú. “Es un honor que nos hayas venido a ver”, dijeron al posar para esta foto.
El inicio del paseo por el Gold Reed fue Anaconda, la montaña rusa más difícil del parque, y fue acompañada por Juanqui Jurado, su coequiper en Fox Internacional.
“Papá se muestra así, tranquilo para afuera. ¡Pero es Maradona, e íntimamente está a mil porque quiere, de verdad, salir campeón del mundo!”.