“Escuchar la risa es algo adictivo”, afirma Martín "El Trinche" Dardik, definiendo lo que le provoca una de sus pasiones: el humor. En el formato del stand up, encontró una forma de trabajar con la que hoy llena teatros y es su fuente principal de trabajo. En una extensa charla con Revista GENTE, da a conocer su historia de vida, sus inicios en la comedia y la llegada al canal de streaming Luzu TV.
Nacido y criado en el barrio porteño de Palermo, asegura haber tenido “una crianza bastante linda”, viviendo durante muchos años con sus padres, Luis y Mónica -dedicados a la docencia-, casi como un hijo único, ya que sus hermanos mayores, Mariano y Matías son varios años más grande que él.
“Es como un lindo equilibrio entre las ventajas de hijo único y las de tener hermanos. Y con esa diferencia de edad, heredé mucho vocabulario y léxico de ellos y caía al colegio con más información que el resto”, detalla Trinche sobre una dinámica con sus hermanos que termina siendo fundamental en sus inicios en la comedia.
El Trinche y una doble vida durante la escuela secundaria
Al haber nacido en el año 1997, es una de las últimas generaciones que llegó a vivir una infancia pre smartphone y sin redes sociales: “Tuve mi primer celular a los doce años, un celular con tapita”. Su escuela primaria fue Aletheia, mientras que en el secundario fue parte de la Escuela Martín Buber.
Aunque durante varios años se recuerda como un niño tímido, durante el transcurso de la secundaria descubrió algo en el humor y el contar cuentos que lo llevó a tener el protagonismo en varios momentos con su familia, su grupo de amigos y, eventualmente, grupos de desconocidos que conformaban su público.
“Empecé a hacer stand up a los 15, en la mitad de mi escuela secundaria, pero yo en el colegio seguía teniendo un perfil bajo, me sentaba al fondo, tratar de pasar lo más desapercibido posible. Sólo mi grupo de amigos sabía que tenía un costado cómico, que igual no podían entender cómo una persona que se puede parar en un escenario a hablarle a gente que no lo conoce, le cuesta levantar la voz en una clase para hacer una pregunta en voz alta a un profesor”, recuerda Trinche.
-¿Cómo empezó tu vínculo con el humor?
-Mi relación con los chistes puntualmente tuvo que ver con mis hermanos. Yo no veía dibujos animados, sino que ellos grababan los programas de Videomatch en VHS. Cuando yo llegaba del colegio, en vez de ver Pokémon o Dragon Ball, yo miraba El show del chiste, los sketches de las jodas de Pablo y Pachu, los chistes de Yayo y demás. Y me gustaba acordarme los chistes y contárselos a mis amigos. Me los acordaba y los contaba, y así empecé como a encontrar mucha pasión en eso.
-¿Qué buscabas en aquel momento?
-Buscaba la risa también de mis hermanos, que es como una linda validación, y al mismo tiempo me obligaba a mí a entender lo que yo estaba diciendo, porque en un principio no entendía el chiste, era tratar de acordarme un cuento que después terminaba rematándolo con algún que otro insulto.
-¿Y cuándo pasaste de memorizar lo que veías a escribir tus propios chistes?
-Cuando empecé a tener redes sociales, ponele en el Twitter del año 2012, de 140 caracteres. Me gustaba escribir juegos de palabras y chistes y hay gente que le causa gracia, y eso es algo increíble. Y en ese mismo momento, casi en simultáneo, en Facebook, me encuentro con un video de un excompañero de la primaria que estaba haciendo stand up, un monólogo de humor. Le escribo "che, es buenísimo esto, ¿cómo hiciste?", él me pasó el dato de un taller y me anoté. Ahí tenía 14 años y empecé finalmente al año siguiente, con 15.
Lo que ahora es un género consumido por miles y miles de espectadores, en ese momento estaba en sus inicios, con referentes para Trinche como Sebastián Wainraich, Peto Menahem, Natalia Carulias y Juan Barraza.
“Me anoté en el taller de Lucho Mellera, Fer Metilli y Pablo Mazzola. Ahí arranqué y no pude frenar hasta ahora. Tuve la muestra y me volvió loco. Éramos 24 alumnos, a mí me tocó ser el 22. Estuve, casi dos horas nervioso, transpirado, pero la reacción de alguien que se encuentra con la risa ajena por primera vez… parece cuando a un niño le das azúcar… yo diciendo ‘¿qué está pasando?’, la risa es adictiva. Escuchar la risa es adictiva”, remarca Trinche sobre lo que le genera la devolución del público.
El paso del stand up como hobby a ser un trabajo del cual vivir
Desde los 15 hasta los 22 años, a la par de finalizar la escuela secundaria, estudiar y recibirse en la facultad, de la que se recibió de Licenciado en Comunicación Social con orientación en Medios Digitales, Trinche hizo un largo, y por momentos agotador, camino de hacerse conocido en el mundo de la comedia. A la par de esos años de buscar crecer artísticamente y en audiencia, trabajó como pasante de diario de deportes Olé.
“Mientras hacía pequeños shows en bares y sótanos, me anoté a varios talleres, de escritura y estilo, de teatro, de actuación… son varios años en los que hay muchos momentos en los que sentís que no hay un avance. Fue como un hobby hasta los 22. Yo rezaba todos los días tratar de pegarla antes de arrancar la facultad para no tener que hacer una carrera”, bromea y recuerda la escena que tenía en mente para ese momento: “Mi fantasía más grande era haber arrancado la facultad, pegarla en el medio y decirle a mis compañeros ‘chicos, me van a tener que disculpar porque yo la tengo que dejar porque... ¿Pueden creer que la pegué?’ Y no, no pasó”.
En ese sentido, reconoce: “’Pegarla’ es una palabra medio brusca, le quita mucho mérito al proceso de trabajo y hace que todo parezca que es meter un gol y que termina, pero es un camino muy, muy largo (…) Durante el tiempo que no la pegás en redes sociales, convivís con la vergüenza, de verdad, te generás una tolerancia al sentido del ridículo casi indestructible”.
-¿Y qué cambió con el tiempo para que llegues a tener las cifras de seguidores que tenés hoy?
-En mi caso, lo que más me brindó la posibilidad de vivir de lo que estoy viviendo fueron Tik Tok y la pandemia. Fue lo que me hizo que la gente me conozca en las redes. En 2019 yo estaba proyectando que al año siguiente empezaba a actuar con más público, pero se cerró todo. Parecía que se moría el stand up para siempre, y probé meterle a esto de Tik Tok. No entendía del todo la red social, pero tenía miles de chistes que como ya no los podía hacer en el teatro, capaz los podía hacer en un video. Empecé a subir en 2021, mi cuenta se va bastante a la mierda, un montón de gente que me empieza a conocer.
Las cifras de seguidores planteaban la posibilidad de, una vez que había menos restricciones para abrir las puertas de los teatros, volver a hacer funciones. “A fines de 2021 vuelvo al teatro y me caigo de culo, porque saco una función a la venta y se agota en 12 horas, 300 personas. Sacamos otra a la semana, se agota a las 18 horas, otra se agota las 24 horas. Yo ni había actuado todavía, con un show que no tengo terminado, este puede ser el Ponzi del año”, dice entre risas, pero marcando la diferencia de sus posibles audiencias de apenas 20-30 personas antes de la pandemia.
“En el momento en que vendo el primer teatro tenía 23, pero habiendo arrancado a los 15 ya me sentía como una persona mucho más grande, sentía que tenía un recorrido, e incluso hasta un poco rendido ante la idea de que pudiese pasar. Esto me agarró medio cansado, pero a la vez me revitalizó completamente”, destaca Trinche.
Una reunión impensada del Trinche con Nico Occhiato y la llegada a Luzu TV
Haciéndose cada vez más conocido y teniendo sus primeras entrevistas en medios de comunicación, contando sobre su show de stand up, Trinche recibió un mensaje para ir de invitado al programa conducido por Nico Occhiato, Nadie Dice Nada, en el canal Luzu TV, al que no miraba y conocía de nombre y pequeños fragmentos o clips en las redes.
“Yo no conocía el programa, no tenía ni idea. Igual era un Luzu que tenía dos programas, otra época total. Voy a una nota, que mucho tiempo después me entero que siempre fue una entrevista de trabajo sin que yo lo sepa, porque ahí me empiezan a preguntar sobre mi rutina y yo les comento, ‘renuncié a la oficina hace poco, pero soy una persona bastante estructurada, me gusta el orden, me gusta tener algo que hacer todos los días’, y claro… yo no sabía que del otro lado estaba Dieguito Leuco con los ojos como dos huevos fritos diciendo, ‘es este el pibe’”, recuerda sobre la primera interacción con quienes hoy comparte cada mañana.
-¿Tuviste después una reunión formal de propuesta de trabajo?
-Sí, me acuerdo que después de la nota me llegó un mensaje de la productora de Nico para tener una reunión, pero yo no me lo esperaba, ni ahí. Cuando nos vimos me dice ‘ya están los tres integrantes cerrados, Diego Leuco, Mica Vázquez y Cande Molfese, y pensé en vos como el cuarto integrante’. Bueno, se me llenó el orto de preguntas, me daba mucho miedo todo, el aire, hablar de mí, de mi vida. Mucho miedo y prejuicio. Pero lo terminé aceptando porque lo veía como una re linda oportunidad. Ahora estamos en la cuarta temporada del programa, así que sí, le agarré el gustito.
-¿Prejuicio en qué sentido?
-Mi prejuicio era porque la referencia que yo tenía de streaming era Nadie Dice Nada, y yo no conocía el programa. Cuando empiezo a ver a dónde voy, obviamente agarro clips seguro sacados de contexto, cuatro personas hablando de su vida, con capaz temas que a mí me daban un poco de pudor. Y prejuicio conmigo mismo, imaginate hasta el momento que subo un TikTok, pienso si vale la pena lo que estoy diciendo y es algo que dura un minuto. Soy mi principal hater, me juzgo todo el tiempo. Me costaba imaginarme hablando dos horas por día, de lunes a viernes.
Al recordar sus primeras participaciones en Antes que Nadie, el programa que hoy comparte con Diego Leuco, Mica Vázquez y Yoyi Francella, remarca las diferencias con el presente: “Soy otra persona. Pasaron cuatro años, tiene sentido. Es un ejercicio impresionante (…) Hace poco vimos un clip viejo de 2022, y ves mi manera de hablar con Mica, era una charla de ascensor con un vecino, dos extraños, y hoy es como hablar con una hermana”.
-¿Cambió mucho tu vida con este nivel de exposición, los miles de seguidores y el streaming?
-Me psicoanalizo hace varios años, y busco formas de a veces naturalizar algunas cosas que vivimos, como para no agigantarme mucho y marearme. Mi psicólogo me conoce hace mucho tiempo, conoce todo toda la etapa previa a vivir de lo que me gusta. De todas formas, a mí lo que me pasa es que prefiero que las cosas que me gustan hacer no cambien. Soy medio así. Me encanta ir los fines de semana con amigos a un bodegón, y charlar, cagarnos de risa viendo los mismos videos hace 20 años. Otro día salir con mi novia a tomar un café, pasear por Capital Federal, ir al cine. Esas cosas me gustan y no querría que cambie nunca en la vida.
Fotos: Miranda Lucena
Video: Ramiro Palais
Maquillaje: Luana Clemente
Producción: Jazmín Ochoa
Agradecemos a Tienda FC por el mobiliario utilizado para esta producción
