Delfina Blaquier (44) es mucho más que “la amiga argentina” de Meghan Markle (43). Si ya no cualquiera accede al exclusivísimo círculo íntimo de la realeza británica, mucho menos se gana fácilmente la confianza de la duquesa de Sussex. Lo suyo es de esas complicidades inquebrantables que superó, incluso, uno de los episodios más complejos para los padres de Archie y Lilibet: su renuncia a los títulos de la realeza.
Y en entornos de tanta exposición, ya se sabe: sólo quedan los que escuchan, no juzgan y, sobre todo, son leales y discretos. Porque, en medio del escándalo que generaron en el año 2000 Meghan y Harry al apartarse de sus funciones en la corona, se pusieron aún mucho más selectivos y desconfiados. Sin embargo, la pareja real se refugió en la modelo, fotógrafa y aristócrata y en su marido desde el 2008 (también argentino), el célebre polista y favorito de la reina Isabel II, Nacho Figueras (48).
“Cuando nos conocimos, nos unió el amor por la naturaleza, salir al aire libre. Juntas hacemos senderismo, cuando viene a la ciudad, y a veces dejamos que nuestros esposos vengan”, contó Meghan hace muy poco en el episodio 4 de su serie With Love, Meghan (Netflix) mientras se reproducía un video íntimo de las parejas divirtiéndose. Una amistad que comenzó en 2007.
“Nos conocimos porque nuestros maridos juegan al polo”, retomó la duquesa en su programa de tips de cocina donde recibe a aliados, chefs y hasta sus mejores amigas. Figueras también es un perfecto amigo íntimo del príncipe Harry (40): no sólo disfrutan de ese deporte sino que se fueron de gira a Tokio y Singapur, ocasión en la que hicieron hablar a la prensa británica, que no dudó en catalogar su complicidad como un “bromance”, término que hace alusión a una amistad muy cercana, de gran nivel de intimidad emocional.
Una amistad para presumir que trasciende todos los protocolos
En su programa de cocina, Meghan mostró a otro level parte de esa complicidad con una de sus mayores confidentes. En un capítulo completo para honrar su amistad, hasta tomó mate con Delfina, revelando que ese ritual ya lo conocía desde sus días en Buenos Aires, cuando trabajó como pasante en la Embajada de Estados Unidos. “Es como un café, pero con alma”, dijo la esposa de Harry al sorber la bombilla hasta el final, “con ruidito y todo”.
“Cuando probé el mate, que es una infusión tradicional sudamericana, me dijeron que si no eres de ahí y no lo has probado antes, vas a creer que sabe a soga. A cuerda. No se equivocaron. Pero después te empieza a gustar. Hay todo un ritual, es parte de la cultura. Es sentarse en comunidad, compartir y tomar de la misma bombilla”, compartió con su amiga.
Durante su encuentro con Delfina, Meghan le preparó té en frasquitos para sus cuatro hijos (Aurora, Alba, Hilario y Artemio) y hasta galletas saludables para sus perros. Además, hornearon focaccia, comieron pastas y compartieron una larga caminata en su vecindad, Montecito, California.
Lejos de los flashes y las formalidades, Meghan y Delfina forjaron una amistad basada en intereses compartidos: la naturaleza, la familia y una vida saludable. Ambas disfrutan de excursiones al aire libre y comparten una visión similar sobre el bienestar.
Delfina ha acompañado a su esposo en múltiples eventos benéficos, como el Sentebale ISPS Handa Polo Cup –organizado por Harry–, donde también ha coincidido con Meghan. A quien no ha dudado en describir como "una persona maravillosa y fuerte, más fuerte de lo que ella cree".
Las P-wives inseparables
Hace unos años, Delfina Blaquier reveló que entre ellas suelen llamarse “p-wives”, abreviatura de “Polo Wives” (esposas del polo), ya que viven acompañando a sus maridos a torneos. Además, junto al polista más hot, la socialité argentina asistió a la boda real de Harry y Meghan en 2018, celebración en la que, ante la ausencia de Máxima Zorreguieta (53), fueron los únicos argentinos presentes.
Tan fuerte es el vínculo, que incluso las hijas de ambas —Lilibet Diana y Alba Figueras— parecen consolidado una amistad propia. Según la periodista Alexandra Hurtado de Hello!, durante un evento de polo reciente, Alba preguntó por su amiga. “¿Por qué no vino Lili?”, le dijo a su papá. Es que los Figueras-Blaquier y los royals más que amigos, conforman una familia.
Desde que los Sussex se mudaron a California, Estados Unidos, y Harry empezó a jugar junto a Nacho en el Santa Barbara Polo & Racquet Club, la amistad entre Meghan y Delfina se volvió una religión. En el verano de 2022, Delfina compartió en sus redes un mensaje afectuoso sobre Meghan. “Fue tan especial compartir este tiempo con vos”, escribió junto a una foto de ambas mirando el partido de sus maridos.
“M, espero que vengan muchos más momentos como estos con vos y con H.” La dedicatoria siguió, cargada de emoción: “Mi hermana, mi compañera ‘p-wife’ —genialidad tuya inventar ese término—. No puedo esperar a volver a verte, para compartir emociones, caminatas, y simplemente más tiempo relajado juntas”.
Y cerró con palabras que destilan admiración pura: “También tenés mi respeto. Seguí caminando, firme y fuerte. Escuchá a tu corazón, que te va a guiar bien, porque lo tenés enorme, y es hermoso. Te quiero, querida”.
Del sostén en medio del huracán mediático al glamour de las galas
Otra aparición clave fue en 2022, cuando las parejas Figueras-Blaquier y Sussex coincidieron en Mónaco para un evento de caridad. Blaquier, en declaraciones posteriores, no dudó en elogiar la calidez y generosidad de Meghan, a quien describió como “una mujer que elige la verdad por encima del protocolo, el amor por encima del deber”.
La amistad también se afianzó durante los momentos más álgidos del huracán mediático que Meghan vivió tras su explosiva entrevista con Oprah Winfrey. En ese entonces, Blaquier fue uno de los pocos rostros conocidos que no dudó en mantenerse cerca.
En una entrevista, la argentina confesó: “Cuando Meghan necesita paz, la encuentra en la cocina, en la huerta o entre amigas. No le interesa el ruido, le interesa lo que late”. Un mensaje sutil pero potente, casi una respuesta a las críticas silenciosas de otros círculos aristocráticos que le soltaron la mano a la duquesa.
La vida de Delfina y qué otra cosa une a los Blaquier y a la familia real británica, además de su amistad
Hija de la piloto argentina Delfina Frers y Eduardo Blaquier, miembro de una de las familias más aristocráticas de Buenos Aires, Delfina tiene un árbol repleto de nombres de la high society.
Juan José Silvestre Blaquier, su abuelo paterno, era jugador de polo, y Germán Frers, su abuelo materno, era arquitecto naval. Además, la extop es prima hermana de Nieves Zuberbühler, periodista que se casó con Julio Mario Santo Domingo, cuñado de Andrea Casiraghi (hijo de Carolina de Mónaco y el fallecido Stephano Casiraghi).
Fue modelo pero también atleta. En los 90’s, compitió a nivel internacional en salto de altura y recibió medallas en varios campeonatos de la disciplina: cuenta con tres distinciones de oro.
Los escándalos que encierra la historia de los Blaquier han copado los titulares desde hace muchísimo. Mientras Delfina conserva un cuidadísimo low profile, a su abuela paterna, Malena Blaquier, se le adjudicó un romance con Felipe de Edimburgo (1921-2021), esposo de la reina Isabel (1926-2022). Fue en el ’62, cuando el duque visitó el campo familiar La Concepción.
Aunque lo negó, la propia Malena ha contado que fue al Castillo de Windsor “infinidad de veces”. Especulaciones al margen, es llamativo que la Reina Madre fuera casi la archienemiga de Meghan.
¿Otro shock que vivieron los Blaquier? Dolores Blaquier protagonizó uno de los capítulos mediáticos más oscuros del clan cuando estuvo “acusada de comercializar estupefacientes en su círculo VIP”. El 6 de noviembre de 1992, la hija de la empresaria y exesposa del automovilista italiano Andrea Vianini fue detenida en su casa de Palermo, investigada por integrar una banda narco. Tras permanecer tres meses en la cárcel, la liberaron en febrero de 1993.
