El pasado viernes, la noticia de la denuncia de abuso sexual infantil contra Alejandro “Pollo” Cerviño, realizada por su ex pareja, Cinthia García, conmocionó a todos. En medio de esta grave acusación, la propia ex mujer decidió hacer pública su experiencia para concientizar sobre la importancia de estar alerta a las señales que podrían indicar el abuso de un menor.
García relató cómo comenzó a notar cambios en su hijo cuando tenía aproximadamente tres años, aunque en ese momento no era consciente de la gravedad de la situación: "Al principio, noté diferencias muy sutiles en su comportamiento. No había lesiones evidentes por abuso, solo comportamientos extraños y una gran tristeza".
Estos comportamientos incluían acciones aparentemente menores, como romper juguetes, pero en conjunto formaban un cuadro que hacía que García sospechara de algo más profundo: "Llegué a pensar que tal vez algo estaba sucediendo en la escuela, pero nunca imaginé que se trataría de algo tan grave. Comencé a llevarlo a sesiones con una psicóloga y una psicopedagoga para tratar de comprender lo que le estaba sucediendo. Pasaron dos años hasta que finalmente pude confirmar mis sospechas".
García también mencionó las dificultades que enfrentó durante este proceso, incluyendo la oposición de Cerviño a las sesiones de terapia. "Durante esos dos años de investigación, él se opuso constantemente. Incluso cuando se emitió una orden de restricción, seguía interfiriendo en la asistencia psicológica de nuestro hijo. Fue una lucha constante para finalmente asegurar que recibiera el tratamiento necesario", detalló la madre del menor, sobre las continuas trabas que imponía Cerviño.
La situación no solo implicaba abuso sexual. García reveló otros aspectos alarmantes de la relación: "No solo hubo violencia física, sino también maltratos. Hubo amenazas de muerte hacia mí y hacia mi hijo. Además, se produjeron situaciones de abuso graves que son demasiado perturbadoras para detallar".
