40 mil personas se acercaron este fin de semana a la terraza del Centro Cultural Recoleta para celebrar el Día de Muertos, la festividad mexicana que cada 1 y 2 de noviembre le rinde homenaje a los que ya no están.
Lejos de ser una ocasión lúgubre que contagia tristeza, esta celebración se caracteriza por su color y su buena vibra. Es por eso que sonaron mariachis, se bailó, se comió, se rió y el barrio pareció perfumarse con cempasúchil, esas flores anaranjadas que en México guían el regreso de los difuntos y que en esta ocasión también estuvieron presentes en el altar.

















Fotos: Chris Beliera


