Son días de reencuentro para Gerónimo Rauch, que este 7 y 8 de julio se presentará en el Teatro Avenida con This is me, un show que tiene su sello personal y que promete ser una coronación de la carrera internacional que viene haciendo desde hace años. Lejos quedaron esos tiempos en donde integraba la banda pop Mambrú, un verdadero símbolo que movió multitudes hace dos décadas. Su presente tiene una filosofía clara: cantar, pero también generar “un algo” en quien escucha.
“Estoy nervioso”, afirma en diálogo con GENTE mientras se toma un mate y se presta a la charla. Es que el condimento especial de subirse a las tablas de un escenario argentino hace que todo se perciba de una forma distinta. “Tengo muchas canciones nuevas y, como todo repertorio, te pone en alerta. Yo no busco entretener, quiero emocionar. Que el que viene al show conserve esa noche como algo mágico”, agrega el artista que pasó por éxitos como Los puentes de Madison, Sunset Boulevard, Chicago, Los miserables y El fantasma de la ópera.
-¿Por qué This is me?
-Es como un resumen de toda mi carrera, mi gusto musical y las cosas que verdaderamente me emocionan. Este repertorio me define cien por ciento. Canté muchos distintos, pero este es exigente y abarca muchos estilos musicales con una coherencia de sonido. Yo puedo estar cantando The show must go on, que es un tema mas rockero, pero tiene una coherencia con las canciones anteriores por la forma en la que lo hago. Tenemos una banda de doce músicos y una sonoridad muy particular que te diría que es bastante épica.
-¿Se puede decir que es una presentación en Argentina porque ahora llegas a este show mucho más plantado?
-Yo estuve viniendo muy seguido, siempre mostrando cada vez más mi transformación. Yo siento que ya no tengo que demostrar nada, solo a mí. No es fácil el trabajo que hice porque fue comenzar de cero. Años de prepararme, seguir laburando y estudiando. En este caso hasta soy uno de los socios del proyecto así que estoy invirtiendo en mi. El primero en confiar y apostar en mi soy yo.
-¿Hubo alguna experiencia profesional que haya representado una bisagra en tu carrera?
-Yo creo que fue una época. Desde que me fui a España fui evolucionando cada vez más. Cuando regresé a Argentina en 2014 ya presenté una evolución.
-Sin dudas lograste ponerle un sello a cada interpretación.
-Todas las canciones están en el corazón de la gente, es bonito. Yo las reinvento, pero no las copio. Es importante que cada una tenga mi alma. Sino copiando viene la comparación enseguida y, siempre, el original va a ser mejor. Hay que hacer un trabajo en donde uno se adueña de la canción y quien la escucha diga ‘la versión de Gerónimo’. Es un proceso de transformación.
-Hace veinte años cuando Mambrú saltó a la fama el pop tenía su gran momento, ahora es tiempo del trap y variantes más urbanas como el RKT y la famosa Cumbia 420. ¿Qué opinás de estos géneros?
-Nacen porque hay un público que los necesita. Yo no me identifico con esa música, no me hace vibrar para que pueda defenderla. No podría mutar nunca en eso. Veo a María Becerra y me encanta lo que hace, por ejemplo. WOS me parece increíble como artista… pero no podría hacer eso ni por casualidad. En España esta movida llego mucho después y soy feliz de que argentinos triunfen. Pensá que Duki anunció un Bernabéu. Me encanta. Está buenísimo que suceda y estos chicos mueven masas.
-Todos los integrantes de Mambrú lograron tener un camino propio, ¿cono se hace para despegarse de un boom?
-Lo mío fue más fácil porque me fui del país. Pude reinventarme de otra forma. No es que hui de nada. Lo bueno de mi carrera es que interpreto papeles. Durante un tiempo me escondía detrás de personajes y en un momento se medio por salir otra vez porque quiero que me conozcan a mí.
Los orígenes de Gerónimo Rauch
Antes de decidir ser cantante, Rauch se inició en la carrera de Medicina y también probó con la de Publicidad. Pero lo artístico siempre estuvo latente, y solo necesitaba poder tener ese impulso que haga que se la juegue.
-¿Y cuándo nace el Gerónimo cantante?
-Siempre lo fui, lo que pasa es que no lo quería aceptar. Lo luché mucho tiempo. Quizás porque me daba miedo o no me animaba, pero siempre fui esas personas que necesitaban expresarse a través de su voz.
-¿Era por un prejuicio personal o por el miedo a qué dirán en casa con un “hijo artista” que no sigue una carrera universitaria?
-Por suerte en mi familia siempre me acompañaron. Ellos fueron los primeros en apoyarme cuando me quise dedicar a la música. Era más yo. En la época en donde me plantee dedicarme a esto no estaba preparado para exponerme con fragilidad. Estudiaba canto de vez en cuando, pero no era un objetivo de vida. Aunque todo cambió.
