Es sinónimo de festejos, encuentros y el protagonista de las postales porteñas clásicas de la Ciudad de Buenos Aires. Además de ser un monumento histórico, el ícono que se erige en las inmediaciones de la avenida Corrientes y 9 de julio acaba de estrenar una renovación que permitió que cientos de locales y turistas recorran desde el interior el Obelisco hasta el mirador con cuatro ventanas que está a 67 metros y medio de la base.
En los primeros días de mayo, mes en el que que se cumplen 89 años de su inauguración, tan sólo 500 suertudas personas de 22 mil inscriptos lograron acceder a una de las vistas panorámicas más soñadas e increíbles.

Las fotos del Obelisco por dentro tras su renovación: sumaron escaleras de emergencias y un ascensor vidriado
Si bien aún no hay fechas para los próximos recorridos, fuentes oficiales dijeron a este medio que se estipula volver a realizar a la brevedad otra convocatoria para que más curiosos puedan decir: "Yo subí al Obelisco". En tanto, revista GENTE accedió al ícono porteño y retrató cómo se encuentra hoy tras su profunda renovación.

Frente al monumento porteño, en la Plaza de la República, los encargados de recibir a los 500 visitantes inscriptos que fueron parte de esta aventura durante los primeros días de mayo dividieron a los visitantes en grupos de cuatro personas y les otorgaron pulseritas identificatorias con la leyenda: "Experiencia Obelisco".
Tras cruzar la avenida Corrientes, cada grupo hizo fila frente a la reja negra que bordea la histórica construcción inaugurada en 1936. Como era de esperarse, la escena despertó gran curiosidad entre los transeúntes que pasaban y pasan a diario por este punto estratégico de la ciudad.

“¿Se puede entrar ahora?”, “¿Qué hay adentro?” y “¿Cómo hago para entrar?” fueron algunas de las preguntas que se repitieron entre quienes veían, tal vez por primera vez, la pequeña puerta lateral de 1,70 metros de alto abierta al público.
Una vez dentro, los primeros visitantes se encontraron con la imponente estructura escalonada metálica que bordea al nuevo ascensor vidriado. Aún se percibía el olor a pintura fresca, evidencia del reciente trabajo de mantenimiento. También se observaba la estrecha escalera vertical de hierro que conectaba la base con el mirador, y que, hasta hace pocas semanas, era el único acceso posible a la cima.

Un dato llamativo: desde ese lugar se sintió cada un par de minutos una fuerte vibración que provenía desde la línea B, la C y la D del subte que pasa exactamente por debajo del monumento histórico.

Tan sólo 8 escalones más arriba de la base, los curiosos y el equipo de GENTE llegaron a la puerta de la cabina vidriada que en 55 segundos exacto los transportó hasta la antesala del mirador. Allí, hay una escalera caracol de 30 escalones que conformó el último paso de esta "Experiencia Obelisco".

En la última instancia de este recorrido se vivieron los 5 minutos que, sin dudas, quedaron fijados en la memoria de todos aquellos que tuvieron la suerte de acceder a este espacio. Desde las cuatro ventanas los visitantes obtuvieron una vista privilegiada que superó cualquier imagen que haya sido tomada por un drone o cualquier otro dispositivo de última generación.

Vale destacar que, para mantener la seguridad del recorrido, las aberturas se mantuvieron semiabiertas. Es que de esta forma permiten la correcta circulación de aire y así evitar cualquier tipo de riesgos.

La sorprendente vista al río, la iluminada avenida Corrientes, la silueta del rostro de Eva Perón instalada en el antiguo Ministerio de Obras Públicas, las cientos de llamativas publicidades sobre una de las avenidas más anchas del mundo, los miles de autos que atraviesan la ciudad y las pintorescas cúpulas de los edificios porteños fueron algunas de las cosas que se pueden ver desde este impactante mirador.

Con fuerte emoción de quien sabe que vive algo sin igual, y con el pecho inflado de orgullo ante esta "coronación de gloria", quienes accedieron a la cima del Obelisco gozaron de un avistaje de las copas de los árboles que bordean el Metrobús que recorre la Avenida 9 de Julio.
Tras cinco minutos estrictos, los visitantes descendieron por la escalera caracol hacia el ascensor que, luego de 55 segundos exactos, los devolvió a la base del Obelisco transformado.

Las fotos del Obelisco desde su construcción hasta su inauguración
Fue el 23 de mayo de 1936 cuando, tras dos meses de construcción, se inauguró el Obelisco de Buenos Aires. Aunque pocos lo saben, en ese mismo lugar se encontraba la Iglesia de San Nicolás de Bari, demolida en 1931 para permitir el ensanche de una de las principales arterias de la ciudad: la avenida 9 de Julio. En ese templo se izó por primera vez la bandera argentina en Buenos Aires.

Fue el destacado arquitecto argentino Alberto Prebisch, quien estuvo a cargo del proyecto de la construcción de lo que hoy es considerado un ícono porteño. La construcción terminó a fines de mayo para celebrar los 400 años de la primera fundación de la Ciudad de Buenos Aires por Pedro de Mendoza.

Fotos: Chris Beliera.
Agradecimientos: Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana, el Ente de Turismo y la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano.
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