En el corazón de las sierras cordobesas, donde el verde se mezcla con el rumor del agua, hay un pueblo que parece detenido en el tiempo. Rodeado por montañas, árboles y ríos de aguas transparentes, este destino se volvió uno de los favoritos para quienes buscan descanso sin perder el contacto con la naturaleza.
Se trata de Nono, una joya del Valle de Traslasierra que cada año recibe a viajeros de todo el país. A diferencia de los centros turísticos más concurridos, aquí no hay bocinas ni grandes edificios: solo caminos de tierra, posadas familiares y un entorno que invita a bajar un cambio.

El pueblo, de origen quechua —su nombre deriva de “ñuñu”, que significa “mama” o “pecho”, en referencia a los cerros cercanos—, conserva las huellas de antiguas comunidades comechingonas. Su ritmo rural se percibe en las ferias de artesanos, en el aroma del pan casero y en los saludos entre vecinos en la plaza principal.
El principal atractivo son sus ríos cristalinos, que serpentean entre piedras y conforman verdaderos oasis naturales. Los balnearios Paso de las Tropas, Los Remansos y La Kiva son los preferidos para pasar el día: ofrecen aguas claras, playas de arena y ollas profundas donde el verano se vive entre chapuzones y mates al sol.
Además de su belleza natural, Nono tiene una vida cultural activa. A pocos minutos del centro se encuentra el Museo Rocsen, un lugar único con más de 55.000 piezas de todo el mundo, desde fósiles y antigüedades hasta objetos curiosos que narran la historia de la humanidad.

Los amantes de la aventura pueden hacer trekking por los senderos que rodean el pueblo o animarse a subir al Cerro Champaquí, el más alto de Córdoba. También se organizan cabalgatas con baqueanos locales, que conducen a miradores escondidos y permiten descubrir la región a otro ritmo.
Los fines de semana, la feria artesanal reúne a productores y artistas del valle con sus tejidos, cerámicas y dulces caseros. Y la gastronomía serrana es parte de la experiencia: el cabrito, las empanadas y los licores de hierbas se disfrutan al aire libre, en patios con vista a las sierras.
Cómo llegar
Desde la ciudad de Córdoba, el viaje dura unas dos horas y media por la Ruta Nacional 20, atravesando el espectacular Camino de las Altas Cumbres. Desde Buenos Aires, son 800 kilómetros en auto (unas diez horas de viaje) o bien se puede volar hasta el aeropuerto de Córdoba y continuar en colectivo o auto alquilado.


