No hubo una razón, sino varias. La inseguridad del país influyó en él y mucho. No tener garantías económicas mínimas para poder invertir un peso más en Bus Producciones, su empresa, fue otro de los motivos. Lo cierto es que Nicolás Repetto se sintió cansado y
no lo dudó más: reservó los pasajes a España; a los quince días cerró las puertas de su casa ubicada en Las Lomas de San Isidro y catorce horas después ya se había instalado en el barrio La Moraleja, a sólo diez minutos del centro de Madrid. Era junio de 2002.
Desde hace tres meses, la vida de los Repetto cambió por completo: sus hijos Renata (3) y Francisco (1) hoy juegan con Gian, Serena y Francesca, hijos de la modelo Bárbara Durand y Gian Dolce, amigos y vecinos en estos tiempos de exilio. Nicolás se dedica a hacer fierros en su casa y a idear proyectos que puedan ser concretados a futuro, mientras que Raggi -por su lado- estudia la letra para una película que hará bajo la dirección de Beda Docampo Feijóo.
Mientras se acomodan y disfrutan del anonimato que consiguieron en esta nueva vida europea, la pareja no desperdicia un minuto de sus vidas. Cada vez que pueden se hacen tiempo para unas minivacaciones fuera de Madrid. El último fin de semana, por ejemplo, tomaron rumbo sur y recalaron en Marbella. Ahí, hicieron playa, recorrieron las callecitas de Puerto Banus y alquilaron lancha para navegar por las aguas del Mediterráneo.
"Acá no se puede vivir más", habría dicho Repetto en voz alta cuando supo que habían asaltado a un amigo y amenazaron con secuestrar a los hijos de otro famoso. Tras la frase, organizó un asado en su casa para despedirse con un "hasta siempre" de sus más íntimos.
Los Repetto, de minivacaciones en Marbella en el verano europeo. Preocupados por la crisis, decidieron abandonar el país. Nicolás y Florencia ya llevan tres meses viviendo en Madrid.
Como pareja, están en su mejor momento. Lejos del estrés y la vida agitada de Baires, Florencia Raggi y Nicolás Repetto disfrutan todo de a dos. De la mano y a pie, pasearon por las callecitas de Puerto Banus. Florencia, tan divina como siempre, estudia el guión para una futura película.